Y si seguimos el hilo de los pensamientos, los intereses de análisis y el descubrimiento de enfoques y abordajes de los planteamientos sobre los metarrelatos, podremos darnos cuenta de que ha sido tema de interés e investigación desde finales del siglo pasado. Y es que no es por casualidad, ni por una curiosidad particular, pero resulta que, en diferentes latitudes del mundo, en respuesta a diferentes situaciones, con el mismo origen sí, se han dado como consecuencia reflexiones coincidentes en el cuestionamiento del orden sociopolítico mundial que estamos enfrentando. Inclusive en lugares tan lejanos como Corea, desde donde se destaca en Alemania el filósofo y ensayista surcoreano Byung-Chul Han que aborda diversos aspectos de las culturas orientales, la china entre ellas, para someter a análisis, las influencias colonizantes.

Como he expuesto, los metarrelatos son historias de nuestra historia que hoy en día, a tercera década del siglo XXI, ya no son tan convincentes como lo fueron hace alrededor de 50-60 años. Y es que, como toda Latinoamérica, nuestro país se encontraba inmerso bajo el fuego cruzado de la lucha entre dos potencias hegemónicas de los metarrelatos del colonialismo, o de la colonialidad (que se diferencian por el control político económico el primero y de subjetividades el segundo) europea, en sus dos variantes ya mencionadas, la del marxismo y la del capitalismo. Un fuego cruzado en que justamente hace 60 años fue asesinado a mansalva el héroe nacional de la lucha por la Constitución y el restablecimiento de la constitucionalidad, como un intento de restablecer, o establecer un régimen medianamente democrático, luego del fragor de la lucha por vencer la tiranía, la dictadura trujillista, por obedecer a los supuestos que pregonan estos metarrelatos que no hay manera de que costurero alguno nos haga encajar.

Y es así como, en una forma que se ha dado en llamar colonialidad de las subjetividades, habíamos pensado que podríamos trasladar a nuestra realidad colonial, no solo en nuestro país sino en otros de América Latina como ya he mencionado, la resolución de nuestras situaciones sociopolíticas y económicas, mediante el traslado de los modelos de pensamiento europeos a nuestra realidad, sin que exista una real coincidencia entre las mismas. Esto para el caso de los conflictos laborales por las relaciones del trabajo y la producción, entiéndase trabajadores y empleadores, más específicamente la lucha entre el capitalismo y el marxismo, como supuesta solución a los problemas sociales planteados.

Y aquí vamos a recordar el cisma que mencioné la semana pasada, la diferencia étnico cultural, que se ha dado en denominar por el tema de la raza, los empleadores son de origen europeo, los trabajadores, para el caso de Latinoamérica son mestizos e indígenas, para nuestro caso, negros y mulatos descendientes de esclavizados africanos. Una de las formas, y de las más importantes, de manifestación de nuestra situación de colonialidad que no permite que nuestra sociedad se dirija en búsqueda o hacia formas de relaciones sociales de justicia social y ejercicio y respeto de los derechos fundamentales.

También cité a Lyotard la semana pasada para traer el tema de los metarrelatos y fundamentar la discusión sobre si encajan los modelos importados desde la óptica del europeo. Y es que puede ser que sí, para ellos el ordenamiento capitalista de extracción y producción originaria en base a los recursos naturales y la explotación del trabajo de los colonizados les pueda facilitar abundancia y bienestar, pero y a nosotros, ¿acaso eso nos toca? Evidentemente que no, lo cual nos lleva a la conclusión de que tampoco podemos importar el modelo de análisis de metarrelatos, sino que hacer el nuestro propio, como ya lo estamos haciendo: el de la colonialidad del ser, del saber y del poder. Conceptos que solo nosotros, como latinoamericanos y caribeños podríamos haber desglosado, al ver, vivir y sufrir la realidad de nuestros pueblos explotados y torturados por la colonialidad.

Y son nuestros intelectuales, Aníbal Quijano peruano, Enrique Dussel y Walter Mignolo, argentinos, Arturo Escobar colombiano, Ramón Grosfoguel puertorriqueño, entre otros, quienes construyen y describen estos conceptos sobre la colonialidad para definir la situación que viven nuestras sociedades y el enfoque correcto que deben tener los análisis para el abordaje y extracción de las soluciones, que evidentemente, no están relacionadas con la esperanza de los cada 4 años, o de los cuatro años más. Y es que como bien se explica, el colonialismo como control político, económico y jurídico de un territorio extranjero ha terminado, pero no lo ha hecho la colonialidad que continúa operando como parte constitutiva de la modernidad, según Mignolo, porque, a pesar de haberse extinguido el colonialismo, el poder social esta aun constituido sobre la base de criterios originados en la relación colonial, termina Quijano. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-94902019000200004#:~:text=La%20colonialidad%20%E2%80%9Ces%20una%20estructura,presupon%C3%ADa%E2%80%9D%20(Fabelo%2C%20J.

De esta forma, podemos tener la idea de la colonialidad del ser como la forma de vida alienante establecida por el proceso de la modernidad colonial sin la posibilidad de una vida de auténtica identidad cultural, la colonialidad del saber definidas como las formas en que la modernidad colonial ha impuesto criterios de expresión de lenguajes y manifestaciones culturales imbricadas por la colonización, la colonialidad del poder como la define Quijano es una forma de clasificación social según la cual la concentración de riquezas y los privilegios sociales, que vale decir en nuestra sociedad se amparan en un supuesto trabajo arduo, pero que son frutos de estas relaciones de poder heredadas de la colonialidad, estos privilegios sociales se definen de acuerdo a las razas de los grupos sociales: en la cúspide están los blancos, como sucede en nuestro país, luego los indios en Latinoamérica, y volviendo a nosotros, los negros y mulatos, y sobre esta base se organizan las relaciones del trabajo. Puede decirse que influye mucho en nuestra sociedad con los “lavaítos” la colonialidad del ser que, al igual que los mestizos del continente, luchan para no ser reconocidos como mulatos, negros o indios y así poder acceder a niveles sociales de los privilegiados.

Y traigo estos temas a colación, porque es que ya cansa, aburre, se ve ridículo y hasta torpe, que estemos con el vuelve y vuelve, de esperar los 4 años, de los 4 años más y todo sigue igual. Parecemos perros jugando a perseguirse y morderse la cola, y cabría la pregunta, si es que acaso alcanzar el supuesto “desarrollo” consiste solo en comprarse una jeepeta para atascar un vehículo más en el atolladero del tránsito en las grandes ciudades de nuestra decadente en valores sociedad “en vías de desarrollo”. ¿Es que acaso ser uno más en el festival del consumismo es lo que creemos o consideramos nos sacará de la categoría de país pobre y subdesarrollado? El individualismo rampante ha hecho muy bien su trabajo, y la lamentable respuesta positiva a este cuestionamiento hará bajar más de una mirada de los amigos lectores. Pero recuerden y tómenlo en cuenta, estos fenómenos también forman parte de la colonialidad. La idea es proponer y promover una más profunda y generalizada en el ámbito social y académico discusión y profundización de estas realidades, de estas ideas, cómo está afectando la cotidianidad y cómo abordarla para que la propuesta de esperar los 4 años deje de ser nuestra única opción para mejorar nuestra vida y nuestra sociedad. Este 2024 ofrece una buena oportunidad que podemos aprovechar.

Fuentes consultadas:

https://www.wiki3.es-es.nina.az/Grupo_modernidad/colonialidad.html

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7571308

https://es.wikipedia.org/wiki/An%C3%ADbal_Quijano

https://journals.openedition.org/polis/4040?lang=pt