La Junta Central Electoral ha abierto la precampaña electoral desde el 2 de julio del año en curso. Los Partidos Políticos, los Movimientos y Agrupaciones políticas tienen campo libre para iniciar sus procesos de movilización y organización electoral. El trabajo de la Junta Central Electoral se ha caracterizado por la capacidad de diálogo con los partidos políticos, la previsión y organización del proceso de cara a las elecciones de 2024; y por el esfuerzo constante de transparencia. Es importante señalar que los partidos políticos, las agrupaciones y los movimientos se han mantenidos atentos. No han permitido que la JCE les disminuya sus derechos y, sobre todo, que ponga en acción aspectos que no hayan sido debatidos y consensuados. 

Es importante reconocer que los miembros de la JCE y los representantes de las organizaciones políticas han mostrado más madurez para tratar los asuntos complejos. En alguna ocasión ha habido conatos de revuelta, pero pronto han reconducido los diálogos y las decisiones. El deterioro político es grande en la República Dominicana; pero estos pequeños pasos auguran que, aunque sea a paso lento, la formación y el desarrollo político van incidiendo en el modo de actuar de una minoría de políticos dominicanos. Hay que continuar estimulando a los políticos, especialmente a los jóvenes, para que se interesen por la lectura, el estudio, el análisis y la investigación. Una democracia robusta requiere de todos estos componentes. 

Los actores de la precampaña electoral tienen desafíos relevantes que demandan su atención, aplicación y seguimiento crítico. Estos desafíos constituyen tareas ineludibles para todos y cada uno. No se puede simular ni, mucho menos, mentirle de forma reiterada a la población; ni mentirse a sí mismos, con la mayor naturalidad y descaro. El primer desafío que los compromete es identificar con autenticidad los objetivos que motivan su participación en el proceso electoral. Este desafío requiere una respuesta fundada en la verdad. Las caretas solo son válidas en la fiesta del carnaval. Han de esforzarse por mostrar lo que buscan; y superar la mentira y el engaño que se descubre después que ganan elecciones. Hasta la fecha resulta difícil que los políticos, los partidos y los movimientos opten por la verdad, pero se ha de insistir para que abandonen la cultura de la artimaña. 

El segundo desafío los responsabiliza de fortalecer su formación. Su liderazgo les exige, a la mayoría, que aprendan a leer, a escribir y a interesarse por los problemas que tiene la gente.  Se ha de superar el clientelismo político que convierte a los seguidores en objetos manipulables. Además, se ha de cambiar el liderazgo que exhibe, por demás, abuso de poder y un comportamiento cercano al delincuencial. La democracia no resiste un liderazgo tan precario y desinteresado del propio desarrollo integral. La carrera veloz por un espacio en la política hay que enfrentarla. Ha de ocupar ese espacio el que tenga conciencia y responsabilidad de la implicación humana, social y económico-política de tal compromiso. 

El tercer desafío invita a los actores a un mayor nivel de apropiación del sentido y de la práctica de la ética. El lavado de activos, las alianzas con narcotraficantes y los acuerdos soterrados con empresarios afectan la legitimidad de la acción política y socavan la solidez de la democracia.  De igual manera, toda acción contraria a la honestidad y al cuidado de la dignidad de las personas y de la sociedad convierte la política en una fuente de problemas locales, regionales y globales. La cuestión ética es una tarea pendiente en un alto porcentaje de políticos dominicanos. Hay excepciones admirables, que en todo momento hemos de agradecer y celebrar. 

El cuarto desafío impele a los actores de la precampaña a pensar en la sociedad, en sus instituciones y en las personas que la habitan. Urge la atención permanente al desarrollo integral y con equidad de la sociedad dominicana. Los verdaderos políticos han de preocuparse por una sociedad más educada, más serena y solidaria. La tríada educación, serenidad y solidaridad requiere impulso sostenido; exige inversión de ideas, tiempo y esfuerzos. Demanda uso responsable de los recursos. 

La precampaña electoral presenta tareas para todos los ciudadanos conscientes y corresponsables.