“… Avanzar aceleradamente en el ámbito de la innovación política-institucional con el objetivo central de encontrar soluciones democráticas a los problemas de la democracia para evitar que el malestar en la democracia se convierta en malestar con la democracia”. (Riesgo Político América Latina 2024).

Hay una erosión de la democracia y emergen respuestas autoritarias que la limitan como tal, cuando la eficiencia y la eficacia es construir más democracia. En estas policrisis exacerbadas, en la naturaleza, en lo político, geopolítico, social, no es momento de político refractario. La visión es que, temporalmente, estamos frente a un eclipse pasajero, coyuntural y que el esfuerzo ha de enfocarse en lo estratégico, en lo sustancial.

Resumir lo que señalan importantes organizaciones a nivel mundial, nos conduce inexorablemente a comprender el contexto para no irnos a un adanismo, empero, no encaminarnos a un populismo punitivo, a un ultra derechismo libertario, ni a la instrumentalización de la posverdad como espacio de la mentira retorcida. ¿Qué nos dicen esos informes? Veamos:

1-La ONU a través de la OIT expresa “Estancamiento de la productividad, el empeoramiento de las desigualdades y la inflación”. La importante organización del trabajo, apéndice de las Naciones Unidas, subrayó “…La recuperación económica tras la pandemia de Covid-19 se ha desacelerado, a lo que se añaden tensiones geopolíticas y una inflación persistente”.

2-El Foro Económico Global nos habla de los riesgos globales, que esboza así:

a-Clima extremo.

b-Desinformación generada por la inteligencia artificial.

c-Polarización social y/o política, la crisis del costo de la vida.

d-Los ataques cibernéticos.

En estos momentos el Foro Económico Global, reunido en Davos, tiene su encuentro del 15 al 19 de enero, el evento mundial que reúne a los líderes del mundo en el ámbito político, económico, académico y social. La cumbre de este año tiene como denominación “Reconstruir la confianza”.

3-El Banco Mundial nos habla de la problemática del cambio climático, la fragilidad, los conflictos y la violencia o la inseguridad alimentaria. “Estas poli crisis han complicado no solo la labor de desarrollo”. Jay Banga, presidente del Banco Mundial habla de “crear un mundo sin pobreza en un planeta habitable”. Jerarquiza nueve problemáticas que suceden y sucederán en el mundo:

a-Pobreza

b-Deuda

c-Perspectivas económicas mundiales.

d-Caída de las perspectivas de crecimiento a largo plazo.

e-Clima

f-Mercados de productos básicos.

g-La mujer, las empresas y el derecho.

h-Informe sobre el desarrollo mundial relativo a la migración.

i-Trabajar sin fronteras.

4-La CEPAL plantea una desaceleración como resultado de la crisis mundial. Señala que el promedio del crecimiento de la economía para el 2023 llegará a 2% y América del Sur: 1.5%. Para el 2024: 1.8. De 20 países evaluados en materia económica por la Comisión Económica para América Latina, dependiente de las Naciones Unidas, nos señala que los que más crecieron en el 2023 son: Panamá, Costa Rica, Guatemala, México, Honduras, Nicaragua y República Dominicana.

5-Riesgo Político América Latina, 2024, cuyos editores son Jorge Sahid K., Daniel Zovatto y Diego Rojas, nos habla de tres grandes crisis, donde el 2024 “se perfila como un año complejo e intenso para América Latina, enmarcado en un contexto internacional caracterizado por una gran incertidumbre y volatilidad geopolítica y económica”. Veamos:

a-Una crisis de gobernabilidad.

b-Una crisis de expectativas.

c-Una crisis de certezas.

Sintetizan, abundando ellos, se caracteriza “… por desafíos estructurales, heredados del Siglo XX (pobreza, desigualdad, informalidad, inseguridad y corrupción).

6-OXFAM, enero 2024, nos dice “Desigualdad: El poder empresarial y la fractura global: La urgencia de una acción pública transformadora”. La importante organización mundial señala:

a-5 hombres más ricos del mundo han duplicado su riqueza desde el 2020, lo que implica una descomunal concentración de la riqueza, y, con ello, la desigualdad.

b-230 años para desaparecer la pobreza, sin embargo, en diez años, tendremos el primer billonario de seguir esos pasos horrendos.

c-7/10 empresas más grandes del mundo tienen un director general milmillonario.

d-Podemos tener un mundo más equitativo cuando los gobiernos regulen eficazmente el sector privado.

Como han visto, apreciados lectores, el mundo y América Latina, como espacio que nos toca, se encuentran en medio de una bastedad, profundidad, de policrisis e incertidumbre, sin parangón universal. Crisis del fracaso de la humanidad para resolver los conflictos. Hoy, asistimos a la violencia (guerras) peor que la Segunda Guerra Mundial y que la Guerra de Corea en los años 50 del siglo pasado. Una verdadera crisis del liderazgo mundial. Crisis generada por la ceguera y la ideología ultraconservadora. Que niegan derechos, que excluyen, marginan e impiden que otros toquen la puerta, como señala Zygmund Bauman en su libro Un Extraño llamando a la Puerta. Mixofilia y mixofobia se agolpan contradictoriamente en el fenómeno social de las migraciones. Miedo y esperanza se alzan como arquitectura existencial, en este gran drama humano.

Nos encontramos con la combinación de la policrisis, incertidumbre y miedo en medio de la era de la perplejidad y por lo tanto, como la BBVA, debemos repensar el mundo que conocíamos; que como señalaba Albert Einstein “El mundo como lo hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No puede ser cambiado sin cambiar nuestro pensamiento”. Tenemos que, en medio de esta gran complejidad que nos rodea, no dejarnos encerrar y cruzar buscando nuevas oportunidades, asumiendo una verdadera disrupción, destrucción creativa de la política, para no dejar desmayar, disminuir la democracia. El malestar de la política no nos puede conducir al malestar en la política.

Sería la simple obviedad del enanismo. Es repuntar desde el océano y sus profundidades para asirnos en la historia. Nadie haciendo lo mismo ha podido trascender a un nuevo escenario de la historia. Los desafíos son las enormes oportunidades para crecer. No podemos seguir en la cultura de la autocomplacencia, en la megalomanía y sempiternos narcisismos que caracterizan a la partitocracia, aquí, allá y acullá. El síndrome de la desesperanza no nos puede acogotar en medio del aullido sin remedio. Es la posibilidad de dejar el pretérito de la política como fuente de riqueza, del individualismo y cruzar el Rubicón de la colectividad, de la política como el plano de servir, de hacer ciencia y arte.

Es la mirada cierta de no sentirnos seres predestinados, mucho menos en la política, pues el horizonte de tiempo ha de ser más limitado que en otros campos de la vida humana. La Cuarta Revolución Industrial nos exige, con todo lo que implica el salto tecnológico, entender que la información ya no es dable como fuente del poder vertical. Los patrones políticos, económicos y sociales están siendo derrumbados por nuevas dimensiones y asunciones. Las anclas del ayer ya no subvierten las nuevas realidades. Las nostalgias del éxito del pasado no encuentran espacio al día de hoy.

Sencillamente, una nueva dinámica societal, interpela sin sonrojo a los actores políticos, económicos y sociales. Frente a los elementos indescifrables del hilo oculto del poder, se levanta, en la tempestad de la incertidumbre, quizás, cuadro descolorido de esperanza. Pero, indomable en su triunfo cierto, sin temporalidad, no obstante, alcanzado siempre como signo imperecedero del logro de la humanidad, sobre su destrozo. Como nos dice Pablo Simón en su libro Entender La Política, la política “se entiende como el proceso de toma de decisiones colectivas que afectan a un grupo. Pero la política también va de relaciones de poder. Es decir, de quien manda y quien obedece, de quien parte y reparte, de quien tiene estatus y privilegios dentro de cada grupo”. Por eso, la pobreza, la desigualdad y el desarrollo han de tener una visión de derechos y de capacidades.

Porque, en gran medida, la perplejidad a que asistimos es una creación de hombres y mujeres que encuentran su lozanía y grandeza destruyendo a otros, marginando y excluyendo como signo y símbolo vital de su diferencia.