Ahora resulta que el presidente Abinader no debe inaugurar ninguna obra durante los próximos meses porque eso es parte de su campaña política.
La oposición está totalmente desesperada y desbocada. Joaquín Balaguer inauguró cientos de obras en los meses previos a las elecciones. Lo hizo Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blando, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina.
Pero resulta que han descubierto de repente una ley que prohíbe esa práctica. O sea, si una escuela, hospital, carretera, cientos de viviendas terminadas, la Presa de Monte Grande, el teleférico a los Alcarrizos, etc. etc. están lista para su inauguración en los próximos meses, hay que esperar hasta que pasen las elecciones.
Hablamos de paralizar la economía, una total locura y ridiculez porque jamás en este país esa supuesta ley se ha cumplido.
A veces nos olvidamos del pasado y eso resulta mortal para un país. Y me voy a referir a un hecho histórico relacionado con el uso de los recursos públicos en pasadas campañas políticas.
Ubiquémonos en febrero del 2012, cuando Hipólito Mejía superaba en todas las encuestas a Danilo Medina para las elecciones de mayo de ese año.
Leonel Fernández, estaba en pánico y no dudo en tomar acciones urgentes para que Hipólita Mejía no ganara esas elecciones por el riesgo de caer preso por los actos de corrupción cometidos en sus 8 años de gobierno (2004-2012).
Bajo línea a todas las instituciones del gobierno para que se concentraran en promover la candidatura de Danilo sin importar el gasto y los medios.
Desembolso millones de pesos a todas esas instituciones para que compraran miles de votos, financiaran bandereos y propaganda de todo tipo, sobornaran a los transportistas, asignaron masiva cantidad de obras de grado a grado en todos los municipios, regalaron enseres del hogar a miles de familias, expandieron masivamente las tarjetas de solidaridad y nombraron a miles de personas que se pagaban en nominillas.
¿Como se reflejó este matadero electoral en las finanzas públicas?
Que a finales del 2012 el déficit fiscal alcanzo la cifra historia de 7.8% del PIB cuando la meta era un 3%. En otras palabras, se dilapidaron unos 50 mil millones de pesos en esa campaña.
No olviden eso jamás porque todos los dominicanos pagamos ese costo. Ahora, ese mismo personaje cuestiona la más mínima acción del gobierno considerándola como parte de la campaña política del PRM.
¿Hay moral para hacer esto?