La vida, finalmente, se vuelve bastante sencilla.
Sé generoso con tu amigo e invítalo
antes de que él te invite,
antes de sentir el remordimiento
cuando digas una vez para siempre,
que nunca volverás a ser tacaño,
de contar todo gasto,
y entender mejor, y a tiempo,
porque había sido así,
por no tener dinero de niño en Londres,
Por la enseñanza de que cada dulce
viene del labor de las manos,
hay que trabajar para sacar fruto.
Ahora recojo el fruto.
Y, querido, quiero que lo comas.