La crisis en Haití sigue compleja y peligrosa ya que el Estado apenas existe y cientos de pandillas armadas gobiernan la mayor parte de su territorio, por lo que me acercaré a algunas causas y razones que han contribuido a agravarla en las últimas décadas. Se destacan hechos naturales  y humanos; entre los primeros sobresalen los huracanes Flora en 1963, y David y la tormenta Federico en 1979, así como aquel demoledor terremoto en  2010. Los que provocaron más de 220 mil víctimas humanas y  arruinaron la economía y la infraestructura, sin que Haití recibiera  la  gigantesca ayuda internacional prometida.

Entre los eventos humanos importantes, se identifica varios. En  1957, eligieron como presidente de la República, al médico brujo François Duvalier, quien se convirtió en dictador, y fue sucedido por su hijo Jean -Claude Duvalier, de 19 años de edad; quien gobernó otros 15 años, hasta 1986; y  era el tirano más joven del mundo. Relatan que celebró una boda que le costó 5 millones de dólares, y, cuando salió al exilio, le estimaron una fortuna superior a los 800 millones de dólares, provenientes de las arcas del Estado haitiano.

En 1991, escogieron como presidente al político y sacerdote Jean-Bertrand Aristide, quien según  el maestro Jean F. Gayraud, en su libro El G9 de las mafias en el mundo, y las evidencias,  convirtió a Haití en un narco estado y fue derrocado por pandillas vinculadas al narcotráfico. Lo recuerdan porque alentaba a quemar vivos a sus opositores, mediante el llamado collar haitiano, con un neumático y gasolina.

Sin embargo, el presidente  Bill Clinton, en sus memorias, Mi Vida, dice que en 1994 decidió derrocar al general Raoul Cédras y devolver al poder a Aristide; y que envió  tropas estadounidenses a ocupar  Haití; las que desmantelaron sus Fuerzas Armadas para evitar un nuevo golpe de Estado. Y recientemente, una banda armada asesinó al presidente de Haití, Jovenel Moïse, en 2022. Entonces, como diría el poeta Neruda, Haití también se sacó los premios en elegir pésimos gobernantes, quienes saquearon a este pueblo, sin resolverle un solo de sus grandes problemas.

Los economistas Acemoglu y Robinson en su libro "¿Por qué fracasan los países?" asocian el progreso de los pueblos a correctas políticas públicas; a instituciones que  contribuyan a que la gente produzca, ahorre, invierta e innove. Destacan que el clima, la geografía y la cultura no son determinantes, y  ponen de ejemplo a Corea del Norte y Corea del Sur, y a Sonora de Estados Unidos y de México. Y afirman que la suerte, es un factor clave.

Por conveniencia de grandes empresarios del mundo, hace décadas que los haitianos aportan   mano de obra para la agricultura y la construcción en varios países, especialmente en República Dominicana.  A esta lamentable función, se agregó el fuerte contrabando de armas y el tráfico de sustancias ilícitas.

Recordemos que Haití ha producido talentos avanzados que dominan varios idiomas;  han estudiado en prestigiosas universidades extranjeras; han acumulado experiencia en organismos internacionales y en la administración estatal. Mis brillantes profesores en mi Maestría, los esposos haitianos Gerard Pierre- Charles y Suzy Castor, son un ejemplo.

Pero le han faltado mentes grandes  y líderes más responsables y confiables para gobernar. Que  sean más capaces y menos rapaces. Que prioricen el bienestar de la mayoría por encima de sus intereses personales. Le han faltado pensadores como don Rafael Herrera y mediadores como monseñor  Agripino Núñez Collado, cuyos aportes en editoriales y diálogos, influyeron en cambiar la confrontación por la concertación; y en preservar la paz y el progreso.

Finalmente, es importante recordar que la ciencia ha demostrado que todos los seres humanos tienen el  99.9% de los genes idénticos; sin distinción de raza ni nacionalidad. ¡Que viva nuestra patria soberana!  Y mucha fe en la providencia.

** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván.