Los especialistas han establecido que, desde tiempos antiguos, los seres humanos han consumido alcohol, tabaco y drogas con fines medicinales, religiosos o recreativos. En la década de 1850, los europeos llevaron de Perú las primeras hojas de coca, consideradas divinas o milagrosas por los indígenas. De estas hojas, químicos alemanes lograron aislar la cocaína.

En la década de 1880, el médico austríaco Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, comenzó a experimentar con la cocaína, en sí mismo, como en otras personas. Freud la usaba y recetaba como tratamiento para los nervios y como estimulante sexual. Inicialmente, solo observó sus ventajas, y no sus peligros. Y pronto sintió  su poder adictivo, lo que le valió críticas y burlas de la mayoría de científicos europeos. Algunos opinan que este error influyó  para que nunca le otorgaran un Premio nobel, aunque lo postularon más de diez veces.

Tuve la dicha de que cuando estudiaba la carrera de psicología en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, el reputado psiquiatra dominicano Dr. Emilio Guillén nos impartió una charla sobre las drogas y sus peligros; y esa tarde llevó al salón en su maletín, dos plantas, una de marihuana y otra de coca. Y meses después, mi profesor  en la Universidad Autónoma de Santo Domingo,  el psiquiatra y psicólogo Dr. Luis Emilio Montalvo, nos llevó al hospital psiquiátrico dominicano,  llamado  popularmente como el “Manicomio” o “el 28”. Allí conocimos a pacientes que aspiraban, fumaban y se inyectaban sustancias ilicitas, lo que les provocó graves trastornos nerviosos. Recuerdo particularmente a un joven de Villa Agrícola y a otro, hijo de un reconocido pintor político que había residido en Francia;  quienes no sobrevivieron en aquel hospital.

Estos maestros despertaron en mí una gran inquietud sobre el tema, así como respeto y temor hacia las drogas. Por esta razón, investigué y publiqué varios artículos en el periódico La Noticia en enero de 1981, titulados Reflexiones sobre problemas de la juventud dominicana. En ellos, afirmé que las drogas son sustancias que actúan sobre el sistema nervioso, que se comienzan a usar voluntariamente, pero que al convertirse en adicción, es difícil superarlas solo y voluntariamente. Analicé factores psicológicos asociados al consumo, como la necesidad de escapar, experimentar placer o buscar aceptación social, entre otros. También recalqué los graves trastornos para la salud mental y los daños que generan en las economías de las  naciones.

Cité además a expertos de las Naciones Unidas, quienes establecieron que entre 1970 y 1975 el consumo de drogas aumentó un 114%, especialmente en los países desarrollados; y que este incremento llevó al gobierno de los Estados Unidos a declarar la “guerra contra las drogas” y a crear la Administración para el Control de Drogas (DEA), como respuesta al surgimiento de los grandes traficantes que, durante los años setenta, llevaron técnicos de Europa, que enseñaron a producir  cocaína a gran escala en las selvas colombianas. Allí la fabricaban o cocinaban  al echarle a las hojas de coca, gasolina, carbonato, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, potasio, amoníaco, acetona y éter, y otros elementos, que las convertían en  polvo, el cual a menudo mezclaban con harina, talco o leche en polvo.

En la actualidad, el Informe Mundial de Drogas 2023 de las Naciones Unidas señala que los consumidores de estupefacientes han aumentado un 23% en la última década. Además, mientras más alejados están los consumidores de los países productores, mayores son los precios de estas sustancias. Por ejemplo, en países de Asia y África, el costo puede duplicar el precio en Estados Unidos.

El problema se agrava con la proliferación de drogas sintéticas, más baratas y fáciles de producir al no derivarse de plantas, como el fentanilo, que resulta aún más catastrófico que la cocaína. Esto ha provocado conflictos entre  México y Estados Unidos; porque acusan a carteles mexicanos exportar importantes volumnes de esta droga a su vecino del norte.  Y algo mas grave. En esta semana en una embarcación en un  puerto dominicano, incautaron  9.8 toneladas de cocaína, el cargamento más grande en la historia del país y uno de los mayores del mundo.

Por tales razones, urge organizar una cumbre internacional que reúna a autoridades y expertos de países productores, consumidores y países puente o intermediarios para abordar la pandemia de las drogas, evaluar tantas guerra que han  desatado, con especial atención a los daños que causan a la salud física y mental de las personas.

** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván