Ha sido una grata sorpresa ver cómo se desenvuelven las propuestas y acciones del gobierno en la búsqueda de mejora de la eficiencia gubernamental y de la gestión como tal, con miras a que las iniciativas abordadas tengan una continuidad más allá del periodo que corresponde a este gobierno. Las principales ideas son la promoción de la innovación y la disminución de los tiempos de los procesos económicos en el entramado burocrático del Estado, ahora conocido como Burocracia cero. Y ha dicho el señor presidente de la Republica que “el sector público debe cambiar al nivel del sector privado para el desarrollo económico”, esto con el objetivo de mejorar las condiciones para el establecimiento de grandes empresas e inversiones, especialmente a las que vienen de Estados Unidos.

Pero lo que me ha llamado poderosamente la atención es el deseo de que la función pública se asemeje al ejercicio de la función privada. Y me pregunto si estará el señor presidente plenamente consciente de lo que está diciendo. Hay un dicho que reza “soñar no cuesta nada”, pero también otro que dice “cuando se quiere, se puede”. Y considero que es una excelente oportunidad para pensar profundamente en lo que significa y todo lo que conlleva ese deseo del presidente, de igualar la gestión pública a la gestión privada. Y lo primero es pensar en quiénes y de dónde provienen socialmente las personas que participan de esos procesos institucionales. Porque, según entiendo, ahí está la clave de la diferencia en la eficiencia, y donde hay que enfocar los mayores esfuerzos para lograr que ese sueño, magnifico sueño, sea una verdadera realidad.

Ya el presidente ha dado el primer paso para ello, ha nombrado a una persona adecuada para el inicio de que ese sueño pueda ser realidad. Me refiero al nuevo Ministro de Educación. Pero no he vuelto a ver mayores incidencias del gobierno en la labor de ese Ministerio, don Ángel Hernández está trabajando solito, y me parece que necesita apoyo de toda la población y especialmente de todos los niveles del gobierno, en materia de calidad de la educación, especialmente, algo que ni está de moda, ni es el centro de atención de otros involucrados en estos procesos, y por alguna razón tampoco está incluido en estos procesos de innovación que promueve el gobierno, ¿por qué será?

Y ahí viene el siguiente eslabón de la cadena, quiénes participan en la gestión pública, partidarios de gobierno, esto es compañeros de partido. La politización de la gestión pública diferencia radicalmente a la gestión privada, de manera que este aspecto provoca un escollo difícil de salvar, aunque no imposible, cuando se trata, como pretende el presidente, de igualar ambas gestiones: la eficiencia de la empresa privada es responsabilidad de sus cabecillas o dirigentes, que está ligada a su eficiencia económica, la eficiencia de la empresa pública no es el centro de atención de sus dirigentes, porque no todas las instituciones públicas son para que algún fulano invierta y haga negocios, en ese caso, dónde queda la eficiencia y la burocracia cero del ciudadano común que necesita un servicio cualquiera para resolver una importante situación, pero que no llama la atención de “burocracia cero” porque no se trata de una empresa. Ahí está el ejemplo de la Jurisdicción Inmobiliaria, que al parecer hay fantasmas o cucos ahí adentro, porque no hay quien hable siquiera de lo que se cuece ahí adentro, mucho menos darle un empujoncito a ver si algo se resuelve. Aunque sea para poner una empresa.

Así que considero que el sueño del señor presidente es muy bonito, pero antes de contarlo, debería ocuparse de pensar en qué conlleva lo que está diciendo, porque como ya dije, es un bonito sueño, verdaderamente muy positivo, pero debe tomar en cuenta estos tres factores que he mencionado: una verdadera preocupación por la formación y educación holística, integral y transversal de todas las instituciones de educación pública, pues de ahí salen los funcionarios públicos, la despolitización del proceso de selección de los funcionarios, no porque no se quiera que los miembros de partidos formen parte del tren gubernamental, sino porque en su gran mayoría no son personas a las que les preocupa su buen desempeño en materia de la función que van a realizar, sino más bien están enfocadas en resolver lo suyo, recibir su sueldo, y si pueden hacer alguna que otra trampita, ahí está el germen de la corrupción, y por último la exclusión, para hacer que las instituciones públicas sean inclusivas, lo cual significa disminuir esta tendencia al partidarismo, que no todos los ciudadanos pertenecen a partidos, pero sí los hay que desean algo mucho mejor que hasta el sueño del presidente, una sociedad más justa y solidaria, que al parecer solo piensa en la eficiencia económica, y no todo tiene valor monetario, sería bueno que se tome en cuenta a la hora de pensar en la eficiencia, en la innovación, para hacer realidad ese sueño, que si se quiere, se puede..