Un fantasma recorre América Latina, el fantasma del socialismo del siglo XXI. Toneladas de tinta, papel y espacios en la web se han dedicado a derecha, centro y hasta izquierda al fracaso del socialismo del siglo XXI, en principio representado por el régimen que encabezó Hugo Chávez en Venezuela desde 1999, y proseguido por los gobiernos de Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil. ¿Cuál era el planteamiento de los gobiernos que se reclamaban del “socialismo del siglo XXI”?

El socialismo del siglo XXI es un concepto originalmente formulado en 1996 por el sociólogo alemán Heinz Dietrich Steffan​, que surgió como “producto de la reflexión sobre el ‘socialismo soviético-oriental’ del siglo XX”.​ El término adquirió amplia difusión desde que fue mencionado en un discurso por presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de enero del 2005 desde el Foro Social Mundial.

Según Dietrich, ni Chávez, ni Correa, ni Evo, ni Fidel han implementado su concepto del socialismo del siglo XXI. Por el contrario Dietrich consideró que el país que más se aproxima a su concepción del socialismo del siglo XXI es China. Y que ni Raúl Castro o Miguel Díaz-Canel han dado pasos en ese planteamiento, sino que Cuba tiene dos opciones: o el “capitalismo salvaje” o el “socialismo del siglo XXI”. En qué consisten las características del propuesto modelo respecto a los antiguos socialismos, diríamos del siglo XIX y del siglo XX. Según Dietrich, hay que reunir algunos elementos para considerar ser parte del modelo propuesto:

  • Desarrollismo democrático regional
  • Economía de las equivalencias (*)
  • La democracia participativa, y;
  • El papel protagónico de las organizaciones de base (sindicatos, organizaciones barriales, agrupaciones estudiantiles o campesinas, entre otras)

La pregunta pertinente es cuál es el balance de la implementación del socialismo del siglo XXI en los países mencionados. Hay dos balances positivos, en los casos de Bolivia y Ecuador, que durante los gobiernos de Evo Morales (2006/2019) –y ha continuado con el actual Presidente del mismo partido de Luis Arce- y en los diez años de Rafael Correa (2007/2017) se experimentó un alto crecimiento de la economía, fundamentada en la nacionalización de los recursos naturales como Gas Natural, Petróleo y otros recursos naturales, se dio un amplio crecimiento de la riqueza social y la repartición del ingreso, aun prevaleciendo bolsas de pobreza, se dignificó la población originaria –“pueblos indígenas”- y se consolidó la democracia con sendas Asambleas Constituyentes que redefinieron completamente el pacto social y político del Estado.

Bolivia con sus problemas regionales y diferentes etnias, se convirtió en Estado Plurinacional de Bolivia y la Asamblea Constituyente de Ecuador también avanzó en la solución de “cuestión indígena”. La cultura y las lenguas originarias como el quechua y el aymará se hicieron oficiales y se dignificó la condición de los indígenas. En Venezuela el proceso sin embargo fue diferente. La pugnacidad inicial de las clases altas y la extrema polarización en la población venezolana, sobretodo en su clase media muy extensa, llevó el país a grandes confrontaciones. El Golpe de Estado a Chávez de 2002, abortado por la movilización popular, puso en jaque la oligarquía y los sectores de la derecha y del empresariado. Chávez, fuerte, de un gran liderazgo, transformó internamente las Fuerzas Armadas, depurándolas, lo mismo que el gigante estatal de petróleo (PDVSA). La huelga petrolera de 2002/2003 le permitió sacar gran parte de los cuadros técnicos y administrativos contrarios al gobierno, pero junto a ello se generó un manejo de la política macroeconómica que disparó la inflación y gran parte de las conquistas de las fases iniciales del gobierno que redujo la pobreza extrema a menos de 6% se perdieron. La hiperinflación que se generó tuvo un efecto devastador.

Por el contrario, el socialismo del siglo XIX que se expandió en Europa Occidental por medio de los partidos socialdemócratas miembros de la Segunda Internacional, representó un fracaso de los planteamientos marxistas originales, al convertir la política socialdemócrata en un conjunto de planteamientos evolucionistas por medio de las posiciones de Karl Kautsky, Eduard  Berstein y F. Lassalle, entre otros. La gran base obrera de los partidos socialdemócratas les permitió integrarse en las instituciones como los Parlamentos, los ayuntamientos y la colaboración de clase por medio de los sindicatos. Los partidos socialdemócratas también tenían en su interior importantes tendencias radicales marxistas, como la facción bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, la facción espartaquista del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y similares tendencias en los partidos en Francia, Bélgica, Italia o España, de distinta implantación.

El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 fue el parteaguas de los partidos socialdemócratas. El ala mayoritaria, integrada en las estructura del Estado capitalista, apoyó a su respectivo gobierno en la guerra, votó los créditos de guerra y rompió con el ala radical en los sindicatos. En Rusia se produjo un evento fundamental de la historia  moderna, la revolución de febrero de 1917 que depuso la monarquía zarista y la posterior revolución de octubre del mismo año que llevó al poder a los Soviets dirigidos por el ala radical representada por el partido bolchevique. Ahí comienza otra fase de la historia. El socialismo del Siglo XX, que después del fin de la guerra civil en Rusia de 1918 a 1922 y la derrota de la revolución alemana en 1919 representado por el asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebnecht del recién formado KPD, partido comunista de Alemania, escinde el movimiento socialista y el movimiento obrero internacional. Se crea la Internacional Comunista, o Tercera Internacional, y se forman los Partidos Comunistas en Europa, América y Asia. La creación de la URSS en Rusia y el antiguo imperio zarista, y su aislamiento del resto del mundo; el triunfo del modelo estalinista de socialismo, llamado después “socialismo real”, donde la teoría de Marx se propuso como un sistema de partido único, totalitarismo, ausencia de democracia, pero a la vez, industrialización y mejoría de las condiciones de vida de la mayoría, en base a un altísimo costo democrático y humano. El modelo estalinista de socialismo, o después de la Segunda Guerra Mundial llamado “socialismo real” le permitió a los partidos socialdemócratas plantear un modelo de “Estado del Bienestar” en los países desarrollados en base a la colaboración de clases.

El socialismo o comunismo de tipo estalinista sobrevivió a la agresión nazi de 1941 y dio pie al llamado “campo socialista” en Europa Oriental y al triunfo de la Revolución China en 1949, el triunfo del partido comunista de Vietnam en una larga lucha de 30 años desde 1945 hasta 1975 y el triunfo de la Revolución Cubana en 1959. La derrota del nazismo y el fascismo en Alemania, Italia y Japón en 1945 dio pie a los procesos de descolonización en el llamado Tercer Mundo o “Países Coloniales” casi completado en los años desde 1945 hasta 1970. Si se habla hoy de una renovación del socialismo, es por los fracasos y  triunfos acumulados desde el siglo XIX hasta este siglo XXI. El colapso de la URSS y el particular modelo chino de capitalismo controlado por el partido comunista, plantea una renovación de las fuerzas progresistas y socialistas.

*https://www.fsfla.org/ikiwiki/blogs/quiliro/Economia_de_las_equivalencias.es.html