La migración forzada de millones de africanos al llamado continente americano –Abya Yala en el imaginario prehispánico- creó amplias comunidades de negros o afrodescendientes en los países de la región. En particular en la llamada Iberoamérica, países de colonización española y portuguesa, que somos más del 98% de la región al sur del Río Bravo. Excluimos los países de El Caribe anglófono, francesa y neerlandesa, como tampoco los Estados Unidos por razones de claridad en el análisis. Los grandes contingentes de negros africanos fueron traídas al continente de manera forzada del África subsahariana, en particular de África occidental, mediante un sistema que ha estado a la base del nacimiento del sistema capitalista europeo: el llamado Comercio Triangular.

 

El Comercio Triangular fue el sistema mediante el cual el mundo naciente del capitalismo industrial en Gran Bretaña, Holanda y Francia exportaron productos industriales a África en intercambio de esclavos negros, que a su vez eran enviados al Caribe, México y Suramérica (España) y a Brasil (Portugal) para trabajar forzadamente en la economía de plantaciones. Azúcar, cacao, café y productos menores fueron así integrados a los grandes países colonialistas de Europa: España, Portugal, Francia, Inglaterra, Países Bajos, entre los más relevantes (Capitalism and Slavery/ Eric Williams 1962)

 

Los primeros esclavos africanos llegados al Caribe y América fue en la primera colonia española: la Colonia de Santo Domingo, llamada por Cristóbal Colón como Isla La Española. A partir de Santo Domingo, comenzó la expansión y el desarrollo de la esclavitud africana en toda América, llegando paulatinamente a Venezuela, Colombia, Cuba, y hasta los virreinatos de Nueva España (México), el Río de la Plata (Argentina y Uruguay), Virreinato del Perú (Perú, Bolivia, y Ecuador), el de Nueva Granda (hoy Colombia/Panamá) y la Capitanía General de Venezuela. Evidentemente, la colonia portuguesa de Brasil también desarrolló, masivamente, la esclavitud africana, sobretodo en el nordeste de ese enorme país, el llamado Sertão.

 

En pocas palabras, la esclavitud africana en Abya Ala o América española y portuguesa se inicia en la Capitanía General y Real Audiencia de Santo Domingo y se expande por todo El Caribe, América del Sur, México y parte del istmo centroamericano. Ello da pie a extensas poblaciones negras o mulatas (mestizo de negro y español o negro y portugués) en la conformación racial actual de casi todos los países de América Latina. Los primeros esclavos africanos llegaron a Santo Domingo en 1501/1502, luego de un largo debate sobre “el alma” de los tainos. La abolición de la esclavitud africana concluyó en Cuba en 1880. Prácticamente 400 años de esclavitud trasatlántica.

 

La Corona Hispánica concluyó que los tainos eran “seres humanos” y que no podían ser sometidos al régimen esclavo. El exterminio de los tainos y el desarrollo de labores agrícolas y mineras en la isla llevó a la Monarquía Hispánica y a distintas ordenes de la Iglesia Católica a proponer la abolición de la esclavitud de los tainos y recomendar la “importación” de negros provenientes de África, oficializada con el  inició antes de la Leyes Nuevas de 1542 en que formalmente prohíben la esclavitud de los “indígenas”.

 

Posteriormente, tanto portugueses, franceses, ingleses, como holandeses, establecen sus colonias y expanden la esclavitud africana en la hoy América Latina, el Caribe y el sur de Norte América. La trata negrera entre África Occidental, básicamente provenientes del Golfo de Guinea, e Iberoamérica, el Caribe y América del Norte implicó el traslado forzado de un estimado de 30 millones de africanos, muchos de ellos muertos en la travesía por las condiciones que sufrían en los llamados barcos negreros. Hay cifras divergentes que estiman la esclavitud trasatlántica en 12 millones hasta 60 millones de personas. ¿Cuál es el país proporcionalmente con más afrodescendiente en Iberoamérica, lo que excluye los países no latinos del Caribe? ¿Cuál es el peso y la situación de esas comunidades de afrodescendientes en esta segunda década del siglo XXI? Evidentemente que la población afrodescendiente más numerosa de Iberoamérica está en Brasil. En el último censo oficial (2010) de ese país de 213 millones de habitantes, se reconoce 43,4% de la población como mestiza, que incluye mayormente mulatos de negros y blancos y mestizos de todo tipo, y un 7,5% de negros. Las encuestas trimestrales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) del segundo trimestre de 2021 reporta 45,9% de mestizos y mulatos, 8,8% de negros y un 44,2% de blancos.

 

Otras comunidades negras importantes están en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Panamá, Uruguay, la costa Caribe de Centroamérica y existió una población negra hoy diluida en Argentina. Evidentemente, las grandes poblaciones de afrodescendientes están en Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Venezuela y Colombia. Ahora bien, el peso cultural e ideológico de la negritud no se corresponde con su presencia en la realidad racial de muchos de estos países, particularmente en República Dominicana. Se ha venido desarrollando un sentido de “orgullo de la cultura negra” en la mayoría de esos países. En Cuba es evidente desde el triunfo de la revolución en 1959, pero es claro que la mayoría de la población cubana es de origen español o europeo –estimado en 65% en el último censo de 2002, negros un 10%, mulatos 24% y 1% de asiáticos-. Producto de la revolución castrista, la cual abolió y combatió activamente la discriminación racial, se ha incrementado la población mulata. Lo mismo ha sucedido en Puerto Rico, cuya población también es mayormente de origen español.

 

Sin embargo, Santo Domingo o República Dominicana es el país con el mayor porcentaje de población negra y mulata del Caribe español, la cual supera el 80%, con una mayoría de mulatos cercano a un 50%, 30% de negros y un 15/20% de blancos. Pero la ideología dominante en este país, dada la historia nacional el triunfo de la revolución anti esclavista en el antiguo Saint-Domingue, hoy Haiti en 1804, ha hecho esa ideología cada vez mas hispanista y de espaldas a la realidad multiétnica de la nación con predominancia africana.

 

La ideología dominante en nuestro país incorpora todavía el concepto de “indio” (claro, oscuro, canela, lavaito, entre otras) que son formas de llamar a los mulatos. También es antropológicamente prevaleciente el concepto de “pelo malo” para referirse al pelo crespo africano. El antihaitianismo prevaleciente y exacerbado aumenta esta auto percepción de los dominicanos. Somos el país con más cantidad de afrodescendiente de Iberoamérica, entre mulatos y negros, y no existe un solo Memorial de la Herencia Africana, a pesar de tener sitios simbólicos como los ingenios Palavé, Diego Caballero, Engombe o Nigua que bien podrían ser Museos Memoriales de la Esclavitud y la Herencia Africana. En diciembre de 1522 se produjo en Nigua la primera sublevación de todo el continente. No existe un día consagrado a la Herencia Africana Dominicana. El continente africano es lo más lejos en el ethos dominicano.

 

Es hora de revalorizar nuestra herencia y composición racial diversa con marcado origen africano, de construir una ideología nacional orgullosa de nuestra herencia africana y del mestizaje, de resaltar los sitios históricos ligados a la esclavitud y de expandir nuestra visión de mundo al principal ancestro del pueblo dominicano: África.