La vida me dice con harta frecuencia que cuando tenemos propósitos de vida democrática y solidaria, las personas que se nos acercan para hablar suelen ser fuentes de fortaleza, de sabiduría, de inspiración…

No sé cómo saber cuántos contactos tengo accesibles a la comunicación por WhatsApp, para el correo electrónico…etcétera, pero creo son muchas…Me gusta tener los contactos de las personas, aunque casi nunca se usen, pero sí están ahí y son muy valiosos cuando se necesitan, para servir y para ser puente de comunicación.

Tengo 37 años familiarizada con los movimientos sociales que buscan la prevención, la atención y la superación de la violencia de género, intrafamiliar, contra niñas, niños, contra la que sufren las mujeres en las relaciones de pareja o ex parejas; investigué durante 19 años en la fiscalía de Santiago, Unidad de Atención a la Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales, y en otro tipo de investigaciones.

No hay manera de sentirse sola, solo, cuando las personas tienen la confianza de acercarse, de pedir orientación, información, pues se trata de una cadena de consultas, de conocimientos, generadores de voluntad, de continuidad, en los tejidos sociales.

En el trabajo de formar y darle continuidad a Redes de Apoyo a sobrevivientes de violencia de género, a familiares en duelo eterno cuando se dan los feminicidios, el mantener la comunicación permite mucho aprendizaje, sobre qué sigue pasando con los casos y darles fuerza a las personas. También creo que hay que respetar cuando las víctimas, actores civiles hacen acuerdos, pues a veces los procesos son largos y es difícil no llegar a los mismos, por presiones sicológicas, desgastes, vulnerabilidad económica, social, política, etcétera.

Recuerdo que tenemos el firme propósito de que en la RD se desarrollen las buenas relaciones, afables, empáticas, solidarias, sororarias en distintas normativas y planes.

Para fundamentar la idea de escuchar atentamente, sin prejuicios, suelo recomendar con frecuencia la lectura del libro Los 4 Acuerdos de Miguel Ruiz, desde la sabiduría tolteca, México. “La sabiduría tolteca forma parte de un código de buena conducta para vivir y actuar en armonía con uno mismo y con los demás.” La cual se remonta en las construcciones al período 800 y 1,200 años d.c. https://www.revistamercado.do/publicaciones/medihealth/salud/cuatro-codigos-sabiduria-tolteca

Cuando el teléfono suena, o se recibe un mensaje, podemos no estar en capacidad de atenderlo, pero luego se devuelve. Ser accesible es un gran capital social, para mí invaluable…Creo hay que sentir agradecimiento de siempre poder comunicarnos con las personas que desean hacerlo. El ser sinceros/as en las relaciones,  lo recuerda la cultura tolteca que reproduce Miguel Ruiz en el primer acuerdo que tenemos que hacer en nuestras relaciones: “Tener palabra impecable”. Y lo que plantea  en el tercer acuerdo: No hacer suposiciones  https://reinamares.hypotheses.org/34853

Cuando alguien se quiere comunicar con nosotros/as no suponer que haya fastidio, o imprudencia. Hay que hacer tiempo para la comunicación, pues estoy segura que eso nos amplía el universo de amor, de conocimientos y ciudadanía activa; acá recuerdo el segundo acuerdo: “Nada es personal”, lo que nos lleva a no proyectar ni a estar a la defensiva.

Quiero recordar el firme propósito de este período de la No violencia de género que debemos tener de transformar nuestra cultura en un relacionamiento solidario, sereno, de paz, fundamentada en la justicia, la igualdad y la equidad. De noviembre hasta el 10 de diciembre las consignas son: prevención y superación de la violencia de género. Necesitamos profundizar en la empatía, en el trato afable, en la ética (palabra impecable, primer acuerdo que propone Miguel Ruiz).

Hagamos lo más que podamos por una cultura de paz con justicia y libertad (cuarto acuerdo, hacer lo más que podamos). Y escuchar, ser cercanos, a las víctimas o sobrevivientes de género, en la familia, con las mujeres, con los NNA, son actitudes y acciones importantes.