Abril es mes de las conmemoraciones, importantes conmemoraciones. Abril heroico de 1965, cuando parte del pueblo dominicano en armas defendió la constitucionalidad violentada, es una fecha inolvidable y por siempre será recordada hasta que nuestro pueblo, el verdadero pueblo dominicano, pueda volver a empuñar sus armas, cualquiera que sea el tipo de ellas, porque incluyo las de la conciencia, las convicciones y las ideológicas, para conseguir algún día nuestra ansiada verdadera libertad del yugo de la colonización.
También existe otra conmemoración no menos importante, pero a la que no todos otorgan la importancia que merece. Todavía se está lo suficientemente obnubilado y distraído, las redes, ya saben. Y es el día 22, Día de la Tierra. Se instituyó por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, ONU, tal vez no lo sepas, en diciembre de 2009, nombrándolo Día Internacional de la Madre Tierra. Debido al reconocimiento y la preocupación por el deterioro ambiental y los impactos negativos en la naturaleza resultantes de la forma de vivir de algunos que no se sacian nunca y quieren más y más, y hoy esto y mañana lo otro, así, asao, y más después, otra vez. Por eso mismo, el propio organismo internacional reconoce que “el agotamiento de los recursos naturales en el mundo y la rápida degradación ambiental son el resultado de patrones de consumo y producción insostenibles”. Y es que es imposible producir un crecimiento económico infinito basado en recursos naturales de un planeta finito. Por si acaso aún no se han dado cuenta.
El Día de la Tierra es un día hermoso para hacer cualquier tipo de conmemoración o fiesta en la que se exprese la valoración y el amor por la naturaleza. Como nuestra vida depende de ella y todo lo que tenemos ella es quien nos lo proporciona, podemos aprovechar este día y agradecerle. Aprendiendo y conversando sobre nuestra relación con ella, puesto que la vida está indisolublemente ligada a las dinámicas de la naturaleza. Los ciclos biogeoquímicos y las cadenas tróficas son algo que, en las escuelas, desde pequeñitos, nuestros estudiantes deben aprender, porque en realidad llegan a la universidad y no lo saben, y se debe entender por qué esto es radicalmente importante entenderlo. Atención maestros y Asociación Dominicana de Profesores, (ADP). Así que también podemos ir al monte y sembrar árboles a través de instituciones, las Alcaldías, Direcciones Provinciales y Municipales de Medio Ambiente, los Centros Educativos y Escuelas, Juntas de Vecinos en general.
Compartir de un día de campo puede ser una experiencia maravillosa en una invitación a hacer recorrido por lugares que guardan historias de conexión de poblaciones ancestrales, donde la vegetación se combina para dar continuidad al suministro de la vida. Poner la mirada, el oído y los sentidos en ese palpitar, puede ser una experiencia enriquecedora que recarga de energías positivas a todo el entorno y la comunidad para seguir adelante el devenir cotidiano de la vida. La humanidad en su arrogancia ha olvidado que tiene mucho que agradecer a la Madre Tierra por todo lo que tiene. Cuando con humildad se une en conjunción con la Madre Tierra en agradecimiento, puede ser una enseñanza que aporte sus frutos, si nos atrevemos a probar. Así que esta oportunidad es un buen momento para detenerse y agradecer, devolver de los frutos que generosamente nos brinda, ofrendar los frutos que el sudor y las calamidades, las desgracias y miserias humanas nos han provocado a través de la historia en procesos humanos vergonzosos que algunos se inclinan por justificar, como la esclavización, o las guerras, todos con fines y objetivos cimentados en las más bajas pasiones del ser humano y que pueden ser redimidas en una conjunción y una relación de armonía con la Madre Tierra y los semejantes.
Son peligrosos los niveles de desinformación de nuestra población sobre la importancia del equilibrio de los ecosistemas para el sustento de nuestra vida en este territorio insular que ocupamos, de altos niveles de vulnerabilidad. Podemos tener una visión subjetiva de nuestra relación con la naturaleza y enriquecernos, a nuestro modo de ver, con ella. Pero la necesaria y urgente visión objetiva de cómo estamos interviniendo y depredando los recursos, sin tomar en cuenta las consecuencias, debe ser lo que guie nuestras ideas de futuro, incluso no tan lejano, para que en verdad podamos llegar allí, y no nos quedemos a mitad de camino, con la excusa de que no lo sabíamos, o no lo creíamos. La conmemoración a la Madre Tierra es un buen momento para empezar a probar.