Uno se pregunta cómo es posible que los estadounidenses hayan elegido a un candidato que ha sido acusado de estupro, fraude fiscal y otros desmadres. ¿Qué hay detrás de esta elección, por qué el electorado escoge a un delincuente para su presidente?
Tenemos que reflexionar sobre el hecho que una franja muy grande de la ciudadanía estadounidense no la ha estado pasando bien en lo que va del siglo XXI. En la política externa han visto a su gran país meterse en una guerra contra Iraq a fines del siglo pasado y luego salir de ella sin poder mostrarla como una gran victoria. Todo lo contrario: las denuncias del periodista australiano Julian Assange mostraron como Estados Unidos cometió crímenes de lesa humanidad en ese país y luego del ataque a las torres gemelas en Nueva York se mete a otra guerra en Afganistán y, 20 años después, tiene que salir a toda prisa de ese país dejando una gran parte de su armamento y vehículos militares. Le tocó a Joe Biden dirigir este apresurado retiro y tener que dejar a los talibanes en el poder. Luego Biden se mete en la en guerra de Ucrania contra Rusia y ahora esta en otra terrible encrucijada apoyando a Israel en su genocidio contra los palestinos y los libaneses. Si bien Trump promete continuar la ayuda a Israel en guerra genocida contra los palestinos y libaneses, ha prometido retirar la ayuda a Ucrania en la guerra contra Rusia. No nos podemos adelantar a la víspera, pero si se retirara de esa guerra subsidiaria contra Rusia tendría las manos libres para manejar la guerra en el Cercano Oriente y enfrentar a China en el Oriente, si fuera necesario para defender a Taiwán, aunque su posición en este tema no está del todo clara.
Las derrotas de Estados Unidos en las últimas guerras revelan que decadencia y esto afecta el estado de ánimo de sus ciudadanos. La cosa es peor cuando observamos la precariedad en que viven millones de estadounidenses: Unos 18 millones viven bajo el umbral de la pobreza, 600,000 personas no tienen un techo para guarecerse y, aquellos que lo tienen, gastan casi la mitad de sus ingresos para pagar renta por sus precarios apartamentos. Ni Demócratas ni Republicanos han aplicado programas para construir casas a precios asequibles, sino mas bien han animado la construcción de casas y edificios de apartamentos de lujo utilizados por las elites como una forma de inversión. Se podrá decir que este es un nuevo patrón de acumulación de capitales por las grandes burguesías del orbe, pero lo que la gente puede apreciar es que no puede comprar casas o rentar con los ingresos que tiene. Hay casas y apartamentos de lujo en abundancia, pero la gente que gana un salario módico no puede ni pensar en comprar uno de esos apartamentos. En resumen, las políticas neoliberales de Washington no solo afectan a los “condenados de a Tierra” sino también a los ciudadanos del Imperio más importante en la historia de la humanidad.
Durante la gestión de Trump (2016-2020) se redujo los impuestos a las grandes corporaciones de 37 a 21 por ciento. Biden (2017-2021) no quiso o quizá no pudo modificar esta reducción de impuestos a las corporaciones y no aplicó políticas que favorecieran a la población que depende de un salario. Al contrario, durante su gestión se ha observado un aumento en el costo de la vida. Pese a que dicen que se ha contralado la inflación, cuando uno va al supermercado observa que los productos de primera necesidad aumentan diariamente y, claro, para la gente de a pie el culpable de esta situación es Biden. Cae por su propio peso que la carestía de la vida ha ayudado a Trump en su relección. En todo caso, tanto Republicanos como Demócratas son coparticipe de la precariedad del paraíso demócrata que dirigentes estadounidenses, pasado y presente, dicen haber creado sobre la faz de la Tierra. Trump ha aprovechado las falencias de Biden y las ha denunciado y esto favoreció su victoria.
Otro factor explicativo sobre la victoria de Trump es que durante su gestión la población en general recibió ayuda para sobrellevar la situación creada por la pandemia de la Covid-19 y la gente recuerda que Trump les ayudó. Por oposición, no tienen nada positivo que recordar de la gestión de Biden, sino la carestía de la vida y como no se les ha ayudado para recuperar sus hogares o pagar la renta.
La realidad es que los estadounidenses se sienten desamparados, pero ha aparecido una figura populista y carismática de derecha que les hace sentir bien. No se debe olvidar que tanto la clase obrera blanca como los grupos minoritarios que viven en situación precariedad han visto en Trump una figura que les hace grandes promesas y sentirse a todo dar. Incluso una parte sustancial de los inmigrantes que creen que se han integrado a la sociedad, aplauden a Trump y piden que se cierre la frontera con México para que estos no entren al país. Aparentemente, a una parte estos inmigrantes no les importan que se use a los inmigrantes como chivos expiatorios. Supuestamente, los indocumentados tienen la culpa de que los estadounidenses no tengan empleos por que les quitan los trabajos. En verdad, se trata de un fenómeno donde los inmigrantes integrados a la sociedad se ven amenazados y, aparentemente, ven a Trump como una especie de Mesía que les resolverá sus problemas.
Otra forma de explicar por qué los estadounidenses votaron por Trump es la nostalgia. Los relatos expuestos en grandes novelas por autores que han vivido en lo que fueron imperios nos muestra como la población se la pasa pensando en los buenos tiempos. He leído una gran parte de las novelas del escritor turco, Ohran Pamuk, y noto como algunos de sus personajes se las pasan recordando los buenos tiempos del Imperio otomano. Lo mismo se podría decir de los novelistas franceses, españoles e ingleses. En la actualidad, los estadounidenses comunes y corrientes, si no lo saben, empiezan a intuir que su época de grandeza fue el Siglo XX, también conocido como el Siglo Americano y que ahora Siglo XXI les pertenece a los chinos. Trump y sus asesores saben muy bien que Estados Unidos, pese a tener más de 750 bases militares en 80 países diferentes, está en declive económico y que hay que buscar la forma de animar a la raza para que esta no pierda el ánimo.
La abrumadora mayoría de los estadounidenses votó por Trump porque éste les hace sentir bien y le promete que la grandeza americana seguirá en el Siglo XXI. Sin embargo, estamos frente a una situación donde se ofrece circo, pero no pan. No sabemos hasta cuando durara la luna de miel de Trump con una población que se siente desamparada. Por lo pronto, esta victoria, si no le ofrece pan, si da patente de corzo para que los supremacistas racistas hagan desmadres contra a población inmigrante indocumentada e incluso de aquellos que ya se han hecho ciudadanos. No se debe olvidar que para los racistas blancos da lo mismo si una persona tiene o no tiene papeles, e incluso si estos son blancos, pero hablan el inglés con acento.
Finalmente, se debe puntualizar que la victoria de Trump no es una aberración. Esta se enmarca dentro del auge de la derecha a nivel mundial. En Nuestra América tenemos los casos de Argentina, Brasil, Perú, Ecuador, El Salvador mientras que en Europa sobresalen los casos de Francia, Italia, Hungría y Rusia. En Asia, tenemos el caso de la India, las Filipinas, Indonesia y otros lugares. Al igual que en esos lugares, el triunfo de Trump envía señales claras no solo del auge del autoritarismo y el fascismo sino del declive de la democracia liberal. Trump ha dicho claramente que esta dispuesto a utilizar la fuerza publica para buscar a sus adversarios, a los cuales considera como un peligro interno. Obviamente, esto huele a fascismo al estilo de Hitler en Alemania y Mussolini en Italia.
Para terminar con una nota de esperanza, no debemos olvidar que una cosa es lo que un político dice en campaña y otra lo que es factible en la realidad. Por ejemplo, Trump ha prometido cerrar la frontera con México el primer día que esté en su oficina, expulsar a los inmigrantes indocumentados e incluso pondrá un 25% de aranceles a las exportaciones mexicanas, sino se pone coto a la migración indocumentada. Veamos brevemente estos dos temas: la expulsión de los indocumentados les sacará del mercado laboral y perjudicará a los empresarios que utilizan esta mano de obra. Igualmente, el aumento de los aranceles llevará a un aumento de precio de los productos importados y estos tendrán que pagarlos los consumidores. De modo, que Trump no podrá imponer sus políticas fácilmente y encontrará oposición tanto entre los empresarios que se benefician con la mano de obra barata de los indocumentados como de aquellos que ven subirse los precios de productos importados. Una vez Trump regrese al poder tendrá que enfrentar la realidad del mercado capitalista y la posible inconformidad con su política económica, pero no nos adelantemos a la víspera y esperemos a ver cómo se comporta Trump una vez esté en el poder.