Cuando las personas se desenvuelven en el tema de la preocupación social y especialmente ambiental, tener claridad sobre lo que es la sostenibilidad, o para el caso específico, una ciudad sostenible, no ofrece muchas dudas, así como tampoco requiere mucha palabrería. Pero cuando se consultan las fuentes, las más confiables y reputadas, como las de organismos internacionales y de la Organización de Naciones Unidas (ONU), puedes encontrarte con la sorpresa: descripciones aéreas, separadas a años luz de la realidad palpable en el día a día, especialmente cuando se refiere al mundo mal llamado “en desarrollo”.
Si queremos definir lo que es una ciudad sostenible, encontramos definiciones para todos los gustos y conveniencias. Tomando en cuenta que los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, ODS, incluyen a las “ciudades y comunidades sostenibles” en su objetivo número 11, se promueve “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. https://www.pactomundial.org/ods/11-ciudades-y-comunidades-sostenibles/.
La página del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible del gobierno argentino define a las ciudades sostenibles como aquellas que “logran la plena realización de los derechos de sus habitantes, incluyendo el acceso a la vivienda, al agua potable y saneamiento, la seguridad alimentaria, la salud, la educación, la infraestructura resiliente, la movilidad y derecho al ambiente sano, para el desarrollo humano armonioso y respetuoso con la naturaleza que habita e integra” https://www.argentina.gob.ar/ambiente/desarrollo-sostenible/ciudades-sostenibles/definici%C3%B3n. O será que no saben los argentinos de que están hablando, o no conocen a qué REALIDAD se refieren los términos que están usando.
También se dice que las ciudades sostenibles se fundamentan en “tres pilares de sostenibilidad: personas, planeta, beneficios”. Que, si convertimos estos tres pilares en una realidad, podemos conseguir una mejora en la calidad de vida de las personas, mejoras en la economía (¿de quién? pregunta un amigo televidente) y mejoras en la lucha por la crisis climática. Es la propuesta de la empresa española Santander. https://www.becas-santander.com/es/blog/ciudad-sostenible.html. ¿Y no será que, a nuestra ciudad, por el contrario, le favorece la crisis climática? Es que lo que está a la vista no necesita espejuelos: arbolado frondoso eliminado para favorecer los badenes de estacionamientos de vehículos, forrado de cemento de las aceras con los mismos fines, eliminación de jardines en residencias unifamiliares para la construcción de moles de cemento, torres residenciales. El trópico con temperaturas de 32-34°C adora ese cemento para provocar más calor.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidad (ONU) en su página de abordaje del ODS 11, https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/cities/ que promueve “lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles”, ya mencionados más arriba, expone los datos de perspectivas de la situación del desarrollo urbano desorganizado y no planificado que se viene dando en los países “en desarrollo” que nos incluye. Las cifras presentadas incluyen la cantidad de población viviendo en ciudades aumentando al 60% para el año 2030, esto es, para dentro de 6 años, infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados, como son los de suministro de agua potable y saneamiento, recolección y disposición de residuos, vialidad y seguridad ciudadana, pobreza y marginalidad para esas poblaciones. Según esta página de la ONU, la situación sobre la promoción del ODS 11 sobre ciudades sostenibles, tiene un futuro cercano muy sombrío y de lejanas posibilidades de llevarse a cabo y ser una realidad.
Tal vez no tengamos dudas sobre lo que significa hacer la ciudad más inclusiva para nuestro caso del Distrito Nacional, pues una gran población se dirige al polígono central a ocupar sus puestos de trabajo provocando un caos en la movilidad tanto pública como privada, en los rangos de horas pico del día que van de 7 a 9 de la mañana y de 5 a 7 de la tarde noche. En relación a la seguridad, tampoco tenemos dudas, puesto que el peatón debe transitar por la calle, ya que las aceras como espacios públicos se han convertido en la propiedad privada de las empresas que las autoridades municipales han permitido establecerse hasta en zonas residenciales, que ahora hasta encadenan para que el ciudadano sepa que no debe abordarlas, así como en el tema de la movilidad, donde el servicio de motoconcho se convierte en un riesgo a la seguridad, por la urgencia reflejada en la velocidad para alcanzar otro nuevo cliente. Ni que decir de los robos y asaltos que cada día llenan los noticieros.
En cuanto a la resiliencia, es posible que no todos entiendan a que se refiere, pero el diccionario nos ayuda: es “la capacidad de un sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometida”, de igual forma “la capacidad de un ser vivo frente a un agente perturbador, un estado o una situación adversos”. Si abordamos el concepto de sostenibilidad para aplicar lograr alcanzarla en nuestras ciudades, veremos que lo sostenible, y lo especifica el diccionario RAE, “especialmente en ecología y economía”, que se puede mantener durante largo tiempo, sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente.
Más que lamentarnos de la falta de coincidencia que tenemos en nuestras ciudades con el logro de que sean sostenibles, que no solo se trata de la ciudad capital, o la ciudad corazón, sino que deberíamos pensar en esto para todas las ciudades y futuros enclaves urbanos del país. Porque el mal está en la visión de cómo y para qué hacer las ciudades. Es posible que nuestra visión de hacer ciudades insostenibles tiene que ver con la relación que tenemos con y hacia la naturaleza. Pero como no nos enseñan sobre esto, creemos que no existe, lo que es la ontología naturalista. La describió Philippe Descola, antropólogo francés discípulo de Levi Strauss, al estudiar las cosmogonías de los pueblos amazónicos y compararlos con el desarrollo de la cultura occidental. En la ontología naturalista que describió para Occidente, consideramos que la naturaleza es una cosa, un depósito de riquezas que hay que extraer para saciar nuestra insaciable sed de tener. Y es por esto que nos justificamos con la excusa del supuesto desarrollo con e$e de $. Así lo expone Descola: “hemos destruido a los no humanos a través de nuestra apetencia por la producción de riquezas”. También explica este especialista de la cultura que para que cambiemos nuestros estilos de vida, los modos de consumo, de producción y las terribles desigualdades entre los más ricos y los más pobres, el shock tendrá que ser mayor. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53066587
En nuestro país, nuestra población general está en desconocimiento sobre estas cosas, pero lo que tienen acceso a la información, y los tomadores de decisiones, están de espaldas a ello, no porque lo ignoren, sino porque consideran que no ocurrirá la debacle, consideran que el barril sin fondo nunca tocará fondo. Así que sí, el shock tendrá que ser mayor. Me recuerda las imágenes que imaginaba de niña cuando me contaban sobre el diluvio universal y el Arca de Noé. Es una lástima que no estaré para verlos ahogarse, pero espero que esta vez, Noé sepa elegir a quiénes mete en el arca.