(1 de 3)
Dicen que de una excelente novela no siempre se saca una buena adaptación cinematográfica. Virginia Woolf manifestó sus inquietudes acerca de la habilidad del cine para reflejar la intensidad de la literatura. En su obra "De la literatura al cine: teoría y análisis de la adaptación" (Paidós, Barcelona, 2000, 238 pp.), J. L. Sánchez Noriega analiza las adaptaciones al cine enfocándose en las diferencias y desafíos de transformar novelas en cine y examina diversas adaptaciones tales como "La colmena" de Camilo José Cela, "El túnel" de Ernesto Sábato, "Los santos inocentes" de Miguel Delibes, y "Crónica de una muerte anunciada" de Gabriel García Márquez, de donde podríamos conjeturar (por esta última) que los creadores de la serie, adaptada de la novela homónima, se llevaron al pie de la letra del análisis que aborda las coordenadas teóricas de la adaptación, analizando la conexión entre literatura y cine y la influencia recíproca entre ambas artes; de su definición y justificación de la adaptación, subrayando la conversión de un texto a un nuevo lenguaje y mencionando las razones para adaptarlo, así como las dificultades que surgen según las características del original. Lo mejor, desde mi perspectiva, es la exaltación de personajes femeninos fuertes como Úrsula Iguarán, por su expresiva fortaleza y sabiduría. Y presumo que mucho tuvo que ver la formidable interpretación de la actriz Marleyda Soto, que la encarnó ya adulta a partir del episodio 3. Coincido con que su actuación es destacada por su capacidad para capturar la fuerza y la resiliencia del personaje, una matriarca que enfrenta numerosas adversidades para mantener unida a su familia. Su trabajo actoral es creíble, impactante y memorable. Para el logro del Úrsula de Marleyda, es obvio que captó la psicología del personaje junto a las motivaciones y la trama de García Márquez. Para quienes conocemos el Método Stanislavski o la Técnica de Chejov, las “vimos” en esta creación, pues logra conectarnos emocionalmente… su expresión corporal, pero sobre todo su formidable mirar, y es un logro que corrobora lo que John Ford, el genio de la "regla de los tercios" en el cine, aconsejaba: que solo lo más substancial eran los ojos y la mirada. Gesto por gesto, diálogo por diálogo, logra transmitirnos empatía, la misma que se siente por un personaje, para poseer la precisión del sentir del personaje y el adjetivo que le dio el autor al escribirlo. En Netflix como One Hundred Years Of Solitude.
2 de 3
La serie "Cien años de soledad", en Netflix, empezó a seducirme en mitad del capítulo 3. Pero no es hasta el capítulo 4, con el título significativo de "El Castaño", que viene cargado de acontecimientos y personajes que revitalizan la trama, y es cuando se produce una transición clave en José Arcadio Buendía ya adulto, que enloquece. Los guionistas le llamamos a esto "punto de inflexión en una narrativa"; y es cuando logra que la serie vuele y con ella nuestra imaginación, intrigándonos y literalmente emocionándonos hasta más no poder por la formidable puesta en escena y las actuaciones. En el momento en que estalla la locura del personaje, notamos dos cosas: la puesta de escena (la teatralidad) magníficamente creíble y la exactitud en la gestualidad de Diego Vásquez que lo encarna, pero sobre todo en la expresividad de su mirar que marca la inflexión de un mirar “sano” a unos “ojos de loco”; que no es una mirada, es un ser humano que ve, pero no ve. Mirar y ver depende de la intención y la atención que se orienta en las imágenes que capta; y es que cuando se ve algo es un transcurso distante y mecánico. Muy contrario al mirar en que el cerebro procesa calidad en un acto intencional de observación y análisis que le genera una respuesta en milésimas de segundos, por supuesto cuando hay un desarrollo cognitivo sin tropiezos. Llama la atención la posición de la cuerda que lo sujeta al árbol, pues esta apenas lo rodea sin nudos que le impidan desamarrarse. Como es una novela y no un diagnóstico médico, el tipo de padecimiento mental podría interpretarse como esquizofrenia; no obstante, puede suceder como en el fenómeno llamado `aprendizaje condicionado`, relativo a los elefantes jóvenes cuando se les ata con cuerdas fuertes que les hace imposible romper, y aprenden, mientras crecen estos elefantes, que no pueden escapar aunque se hagan mucho más fuertes físicamente, pero mentalmente se quedan atados. Eso expresa claramente que José Arcadio está atado mentalmente a un mundo y condición de la que nada ni nadie puede sacarlo. Esto nos retrotrae a la película “La Naranja Mecánica” (adaptación, guión y dirección de Stanley Kubrick), donde Alex, el protagonista, interpretado por Malcolm McDowell, es sometido a un proceso torturante de condicionamiento aversivo llamado “Ludovico” (un invento narrativo), que rompe su comportamiento violento y lo hace padecer malestar físico solamente de pensarlo.
Y 3 de 3
La serie es pautada en dos temporadas. Estos 8 episodios versan sobre varias generaciones de la familia Buendía-Iguarán, centrándose en la fundación de Macondo y los eventos que rodean a Úrsula y a José Arcadio. El realismo mágico de la novela captura la riqueza y complejidad, como la evolución de los personajes, reflejando profundidad de la experiencia humana al abordar temas como la soledad, el amor y el desamor, la muerte, y mezcla realismo mágico con simbolismo, con una adaptación que enriquece la historia y refleja el contexto histórico, social y cultural de la parte más singular y caribeña de Latinoamérica. En la adaptación hay variaciones por la naturaleza de como serie televisiva. Y es que la narrativa de la novela no es lineal (con sucesos no cronológicos, pausas temporales que persiguen diferentes perspectivas), con un enfoque que potencia la experiencia del lector al profundizar en la psicología de los personajes. Es técnica que fusiona realidad y realismo mágico con el objeto de revelar vínculos y patrones relevantes. Al tratarse de una serie, se entiende que se haya adoptado estructura lineal buscando captar la comprensión del público. Obvio que hubo limitaciones cinematográficas, pues las características de una obra literaria tienden a obligar licencias creativas que no suelen gustar a cultores de literatura. Una trama extensa e intensa de un siglo traba cualquier condensación de eventos y personajes, lo que lleva a omitir aspectos secundarios y, por tanto, diluye comprensión y emoción. Pero, además, traducir en imágenes lo que es realismo mágico es un desafío para poder lograr transmitir igual impacto que la novela. A favor, las formidables herramientas del lenguaje cinematográfico brindan una oportunidad de oro para llevar a escena el mundo de Macondo con ese resultado visual que exhibe. Por ejemplo, en la obra literaria, García Márquez retrata a Macondo como un sitio en el que ’el mundo era tan reciente que muchas cosas no tenían nombre'. En la serie, este sentimiento de innovación se manifiesta mediante la fotografía y el diseño de producción que crea el entorno visual: escenografía, maquillaje, vestuarios, escenarios, iluminación, sonido, que, en su conjunto, crean atmósferas y enriquecen y nos transmiten la narrativa, dando vida a los personajes con esas performances exquisitas con resultados épicos por la destreza que exhiben, la sinceridad emocional, cómo cambian y se desarrollan los personajes, la gestualidad y movimientos escénicos, tal cual un ballet, con lo que potencian la historia, pero también los diálogos y la química entre los actores.