Hay debates sobre los versos de largo y de corto aliento,
y si uno debe comer el amarillo del huevo, o caminar
o correr, o tomar tinto o nada de alcohol. Hay debates
sobre todos los elementos y experiencias que se pueden
gozar o sufrir en esta tierra y en otros mundos también,
si la vida puede respirar en aquel planeta rojo o dentro
de los gases que envuelven a Saturno, pero te cuento aquí
y para siempre, que no hay ningún debate posible cuando
la soledad empieza a comerte mientras te quedas atónito
en la cama sin posibilidad de moverte. Ver a mi madre
que, a pesar del demonio del derrame cerebral, de no
poder caminar ahora, insiste en buscar sus zapatos
y levantarse solo antes de tambalear, si tenemos suerte,
la veo a tiempo y la ayudo a erguirse y caminar a la sala.