Expertos analistas políticos plantean que en la República Dominicana la democracia, el sistema de partidos y los liderazgos políticos se hallan en crisis y que las recientes elecciones ofrecieron evidencias claras de esta situación. Se observó que el principio de igualdad de participación donde cada persona vale un voto se está debilitando, principalmente en los sectores populares donde ocurrió una importante compra y venta de votos. Además, hubo un uso y abuso de fondos públicos y privados en el proceso electoral. El dinero, en muchas ocasiones de dudosa procedencia, ejerció una influencia significativa, con la agravante de que las autoridades y el órgano regulador no controlaron los ingresos y gastos de los partidos ni de los candidatos; por lo que ganaron aspirantes que contaron con recursos financieros para movilizar más votantes y defender sus votos.
Los partidos enfrentan problemas de estructura, ideología; formación, administrativos, éticos, entre otros. Pocos asumen posiciones claras frente a problemas importantes como la situación económica, la crisis en Haití, la corrupción y el narcotráfico y otros mas. Y cada día se observa cómo tantas personas cambian de partido y son postuladas para cargos electivos en otros como recompensa.
En cuanto a los líderes y candidatos, la mayoría tienen egos muy inflados y priorizan sus intereses personales por encima del bien común; lo que genera poca motivación y entusiasmo para votar, y por el contrario, sentimientos de frustración y desaliento principalmente entre los más jóvenes.
Desde el inicio de este podcast, a raíz de la pandemia, he planteado humildemente la conveniencia de que los sectores dominantes o grupos de poder realicen Un gran Pacto Nacional, o como quieran llamarle, para definir el proyecto de nación que deseamos, en base a identificar y definir soluciones a nuestros principales problemas.. Aunque aquí no tengo espacio para citarlos; las recién pasadas elecciones municipales reafirman nuestro planteamiento, y revelan la necesidad de abordar estos tres problemas que enuncio a manera de propuestas. Uno, reducir la cantidad de partidos políticos, ya que abultan tanto las boletas que resultan inmanejables. Dos, modificar el programa de elecciones municipales y nacionales, unificándolas o separándolas con por lo menos un año entre unas y otras. Y tres, eliminar el llamado voto preferencial o personal, porque en la práctica ha servido para que personas con pocos méritos y sin compromiso social pero con mucho dinero se impongan haciendo trampas.
Sin embargo, a pesar de las irregularidades y críticas denunciadas, observadores respetables como miembros de la Misión de la OEA y del movimiento cívico Participación Ciudadana y las evidencias coinciden en que estas elecciones fueron libres y justas, democráticas y legitimas, por lo que sus resultados fueron aceptados por los sectores involucrados. Este tipo de elecciones permiten la alternabilidad de partidos y dirigentes nacionales y locales, lo que fortalece la democracia y el desarrollo socio económico del país. Pueden servir de ejemplo a países como Haití, Nicaragua, Venezuela y Cuba. Por lo que Felicito a las autoridades organizadoras de este proceso electoral y a los triunfadores, a quienes les deseo mucha suerte por el bien de la nación.