La reciente encuesta sobre el Nivel de Conocimiento y Percepción de la Población Dominicana sobre el tema del Cambio Climático indica que el interés por la crisis climática pasó de un 2.4% en 2011 a un 17.8% en 2021. Recalca este estudio que este crecimiento se ha concentrado, principalmente, en las poblaciones más educadas y con mayor nivel socioeconómico, y que es mucho más reducido entre las poblaciones marginadas y, potencialmente, más afectadas.

No obstante, este interés no se ha acompañado de un aumento de las preocupaciones de los entrevistados y solo el 27% de estos ha tomado algunas medidas en su vida para mitigar los efectos del cambio climático. Muchos atribuyen estos efectos al Gobierno o a la “voluntad de Dios”, lo que frena el compromiso individual y demuestra que los niveles de conocimiento sobre el tema siguen siendo muy desiguales.

Estos resultados confirman la necesidad imperativa de un cambio de mentalidades, el cual requiere de una educación de calidad que incluye la educación ambiental de manera transversal en los programas escolares, desde el preprimario hasta el bachillerato, acompañada de prácticas de mitigación y de adaptación en los mismos centros educativos.

La Fundación Abriendo Camino se ha caracterizado, desde su creación en 2002, por el diseño e implementación de propuestas innovadoras de protección y educación integral para niños, jóvenes y familias de sectores urbanos vulnerables, incluyendo de manera transversal la Educación Ambiental en todos sus programas.

Desde el año 2014 el huerto en azotea de la Fundación ha permitido la sensibilización ambiental de los niños, niñas y adolescentes del sector de Villas Agrícolas, acercándolos a la naturaleza a fin de que aprendan sus leyes y la manera de aprovecharla de forma adecuada.

Después de una primera experiencia de huerto destinada a adultos que no obtuvo los logros esperados, la institución reorientó las actividades del huerto hacia los niños, niñas y adolescentes, lo que demostró que estos son un poderoso motor de cambio. Constituyéndose en brigadas verdes han logrado movilizar las familias en torno al uso de hierbas aromáticas en la cocina, la alimentación sana, la creación de minihuertos caseros y el reciclaje.

La última experiencia ha sido el proyecto Plantas medicinales y sus propiedades curativas, liderado por Estefanía Abreu, Coordinadora de Educación Ambiental de la Fundación, que tuvo el apoyo de la Embajada de Francia en la República Dominicana y la colaboración del Departamento de Educación Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

 

Estefanía Abreu Coordinadora de Educación Ambiental.

Dentro del marco de este proyecto se realizó una encuesta. Esta reveló que el 95% de los entrevistados usa plantas medicinales para sanar algunas dolencias o mejorar su salud, generalmente bajo la forma de té, y que el 94% de los encuestados querían conocer más sobre sus propiedades.

El uso de éstas juega un papel importante en la cultura popular. Se trata de saberes y prácticas transmitidos de manera empírica de generación en generación, producto del sincretismo entre las culturas taína y, principalmente, la española y las africanas.

En un país donde enfermarse sale muy caro, la medicina tradicional se muestra como una solución a todos los problemas y como la mejor manera de ahorrarse unos “chelitos” en la búsqueda de la salud.

Uno de los productos de este proyecto es un documento sobre las plantas medicinales destinado a la comunidad de Villas Agrícolas y a otras comunidades interesadas.

Las plantas citadas en el manual fueron estudiadas por los participantes en varios talleres sobre su uso y sus propiedades curativas, ofrecidos por el Ministerio de Medio Ambiente. En estos encuentros los participantes pudieron, a la vez, aprender y compartir sus conocimientos. Fue un intercambio enriquecedor de experiencias que recalcó también la necesaria prudencia en el uso casero de las plantas medicinales.

Se complementó la publicación con las recetas tradicionales que usan las familias y un resumen de los métodos de uso. También se les entregó plantas a las familias para que siembren su propio huerto casero.

Brindar informaciones sobre el cambio climático, inculcar amor al medio ambiente y reciclar es la mejor inversión que se pueda hacer para que sean los mismos niños y niñas quienes tengan la oportunidad de cambiar su futuro.

UNICEF insta a los gobiernos y a las empresas a escuchar a los niños y dar prioridad a las medidas que los protejan de los efectos del cambio climático, al tiempo que se aceleren los esfuerzos para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.