No vamos a guardar silencio sea diplomático o privado. Nuestra condena
es pública, contundente. Y está hecha de palabras desarrolladas en versos.
Es mi modus operandi, mi manera de estar solidario, en la reunión
del vecindario, hablando con el representante para aconsejarle cómo votar,
cómo responder a esta agresión insólita, invasión ilegal, bombardeo
de inocentes. Mi maestro Alberto Caeiro diría, a mi juicio, que no hay
más que cosas, árboles, paisajes, animales, y los cinco sentidos. No hay
que pensar. Al contrario, hay que andar por los senderos de la vida
reconociendo a todos y a todas, levantando el sombrero y caminando
adelante. No s
é si las atrocidades cometidas en ucrania llegar án a mi casa al otro lado.Tal vez, sí a través de un refugiado a quien puedo ayudarle
a asimilar al nuevo mundo. Y un día iría yo a la ucrania que se fue
e a visitar a todos los ucranianos en sus nuevos asentamientos para
saludarlos y recoger lo que queda de su música verbal, su poesía.