El presidente Luis Abinader y su Partido Revolucionario Moderno (PRM) salieron airosos en las elecciones presidenciales y congresuales recién transcurridas en República Dominicana.

Ahora tienen la oportunidad de conseguir en el Senado como en la Cámara de Diputados la aprobación de los proyectos de leyes para el desarrollo que tanto necesita el país al poseer mayoría en ambas cámaras del Congreso.

El pueblo dominicano certificó en las urnas de forma democrática que el actual mandatario ha hecho una buena labor administrando el Estado. Y lo ha premiado para que continúe gobernando cuatro años más a partir del próximo 16 de agosto.

Desde ya hay pronósticos que apuntan a que el próximo será un cuatrienio de agitación política a lo interno del partido oficial, por haber anunciado Abinader en su discurso de celebración que no va a seguir más allá del 2028.

Muchos son los que le han manifestado suerte en su próximo período gubernamental. Creemos que la va a necesitar de toda la población, incluyendo a los líderes de los partidos opositores, para enfrentar los grandes retos en distintos órdenes que se avecinan.

Si los conflictos bélicos entre naciones europeas, de Oriente Medio y Occidente se siguen agudizando, los problemas económicos afectarán a todo el mundo, incluyendo a República Dominicana, por lo que se requerirá la buena voluntad de todos para enfrentarlo.

A nivel local, algo que podría alterar la tranquilidad del gobierno y el país sería que en cualquier momento se escenifique una escalada militar violenta en Haití entre grupos de pandillas y una coalición de fuerzas foráneas, como está a punto de producirse, agudizando la crisis política y social en toda la isla.

El presidente de Kenia, William Ruto, prometió en el curso de la semana que concluye al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que las tropas de su país junto a soldados aliados de otras naciones acabarán con las pandillas criminales en Haití.

Esta afirmación de Ruto es preocupante para los intereses del gobierno dominicano.

La incursión de fuerzas policiales de Kenia en Haití podría tener serias consecuencias. Grupos armados allí, como “Familia” y G9, han advertido que están preparados para dar el frente a las tropas de ocupación.

En octubre de 2022 Ariel Henry, entonces primer ministro de Haití, pidió el despliegue inmediato de tropas internacionales para ayudar a combatir las bandas armadas que han ganado poder y terreno, en especial en la capital, Puerto Príncipe.

Reportes de la ONU dan cuenta que en Haití se han registrado más de 3 mil muertes, más de mil secuestros y otro tanto de heridos por el accionar de las bandas armadas.

En julio próximo se cumplirá un año que Kenia se ofreció a liderar una fuerza multinacional para contrarrestar la ofensiva de las bandas armadas en Haití.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó mediante resolución que el país africano encabezara esa fuerza.

Este conflicto armado podría provocar que miles de civiles haitianos huyan hacia la frontera para intentar ingresar a República Dominicana en busca de refugio.

Algunos líderes y miembros de las diversas bandas armadas que operan allí, si las cosas les salen mal, buscarían la forma de infiltrarse a ellos para salvaguardarse de su persecución.

Ahora más que nunca el Ejército dominicano deberá resguardar la línea divisoria a lo largo de sus más de 390 kilómetros de norte a sur, tomando en cuenta los riesgos que se enfrentarán tratando de impedir la avalancha humana que podrían generar los enfrentamientos armados en el vecino país.

El gobierno ha sido reiterativo que no permitirá asentamientos de refugiados en el territorio nacional, en respuesta a organismos internacionales que han estado sugiriendo esa posibilidad.

Esperamos que las bandas armadas desistan de enfrentar a las autoridades policiales de su país respaldadas por la coalición militar internacional y eviten con ello un desigual enfrentamiento bélico, y se integren al proceso de paz, la reposición de un gobierno constitucional y el inicio de un plan de desarrollo que tanto necesita Haití.