¡Cómo me gustaría que este país algún día fuera gobernado por Bristol y su almanaque, que en 224 años nunca se ha equivocado! ¿Conjunciones planetarias? ¡Siempre es exacto! ¿Días propios para pescar? ¡No hay yerro! ¿Que cómo llamar a cada quién, según el día que nació? ¡Nunca falla! Bristol nos define por adelantado qué hacer cada día del año. No habla de la prima, ni de la deuda externa y mucho menos del Fondo Monetario. Nos aconseja, mima y orienta, nos recuerda con amabilidad el pasado y, por si fuera poco, nos dice con qué jabón bañarnos y con cuál colonia debemos perfumarnos. ¡Que me traigan a Bristol! ¡Ese es mi candidato para el 2028!