Estuve en Alto Bandera, a más de cuatro horas y 2,900 metros de altitud sobre laderas cuidadosamente vegetales y pinos sin ningún desperdicio. Allí no pensé en nuestras noticias (que si Abinader esto, que si Leonel aquello, que si Abel tal cosa, que si Danilo nada) ni en las noticias lejanas (que si Rusia se entretiene en Ucrania, que si Trump amenaza con volver a la Casa Blanca, que si Bukele acabó con la delincuencia apandillada). Nada de eso cabe en aquel hermoso paisaje de montañas, con inmensas nubes y frescura de pocos grados, que te hace sentir orgulloso de ser copropietario de esta inmensa isla-continente del Caribe.