En estos días hemos sido testigos de una serie de episodios de violencia que involucran a la artista Yailín La Más Viral y a su pareja, el también artista Tekashi. A pesar de que generalmente no me interesan los programas de farándula, este incidente ha captado mi atención debido a la evidente banalización de la violencia contra la mujer, manifiesta en el manejo publicitario y mercadológico de estos hechos, difundidos y mediatizados por diversas plataformas, principalmente por el conocido influencer Alofoke, quien ha capitalizado la situación presentándose como un “salvador” y exponiendo de forma brutal a las partes involucradas.
Banalizar y mediatizar la violencia denota un claro desconocimiento del impacto perjudicial que tiene la exposición en las víctimas directas o indirectas de la situación. Cada vez que se distribuye una imagen de la dramática situación de Yailín, cada vez que se expone su vulnerabilidad en relación con su reciente apresamiento, su participación y reacciones en el conflicto, o los efectos que ha tenido la situación en su vida personal, se incrementa exponencialmente su situación de víctima y es lo que comúnmente se conoce como revictimización.
La violencia de género no debe utilizarse como recurso mercadológico para atraer “views” o como instrumento para generar corrientes o tendencias en la imagen de un influencer. No se crea contenido con la exposición de las víctimas y, sobre todo, no es aceptable exponer a las víctimas de violencia y su drama personal con la excusa fútil de “generar conciencia sobre la violencia”, porque lo único que se consigue con eso es revictimizarlas y minimizar el verdadero problema, que es la violencia ejercida contra ellas.
Ayudar a una víctima es válido, correcto y pertinente, pero está sujeto a cuestiones humanas, éticas y de derecho, por tanto, no se condiciona o se sujeta la “ayuda” a que la víctima renuncie de forma explícita o tácita a los principios de protección y de derecho a la intimidad y privacidad que la asisten.
Esperamos que el Ministerio de la Mujer, en su rol de organismo responsable de establecer las normas y políticas para la igualdad y equidad de género y el pleno ejercicio de la ciudadanía de las mujeres en nuestro país, inicie sin demora las acciones que fueran pertinentes para proteger a la Sra. Yailín, frenando la difusión de imágenes sobre su situación personal.
Finalmente este artículo no incluye fotos de Yailín golpeada, ni acostumbramos a difundir imágenes de ninguna víctima de violencia (real o potencial) en situaciones vulnerables, porque eso es exponerlas innecesariamente, revictimizarlas y desconocer los derechos más fundamentales que le asisten.