En este siglo, el sistema político dominicano ha registrado una baja competitividad electoral; es decir, el partido ganador a nivel presidencial ha sobrepasado por muchos puntos al partido en segundo lugar (aclaración: comienzo con las elecciones de 2004 por las características especiales de las elecciones del 2000, que no viene al caso abordar aquí).

En el 2004, el PLD obtuvo 57.1% de los votos y el PRD 33.6%, para una diferencia de 23.5% (los porcentajes incluyen aliados). En el 2008, el PLD obtuvo 53.8% y el PRD 40.4%, para una diferencia de 13.4%.

En el 2012, que fueron las más competitivas en lo que va de este siglo, el PLD obtuvo 51.2% y el PRD 46.9%, para una diferencia de solo 4.3%. En el 2016, el PLD obtuvo 61.4% y el PRM 34.9%, para una diferencia de 26.5%.

Durante ese período, el partido dominante fue el PLD: gobernó 16 años consecutivos.

La pregunta es: ¿qué ha producido esta baja competitividad electoral?

La razón principal, planteo, es la fragmentación de los partidos principales que estructuraron el sistema político dominicano desde la transición de 1978.

Después de la muerte de Joaquín Balaguer en el 2002, el PRSC se dividió varias veces y el PLD absorbió la masa votante balaguerista. Eso, junto a la crisis financiera de 2003-2004 que debilitó al PRD, permitió el retorno del PLD al poder y su afianzamiento en el Estado.

Luego, la división del PRD en el 2013 facilitó al PLD obtener un altísimo porcentaje de votos en las elecciones de 2016 frente al PRM, que había desplazado al PRD como principal fuerza de oposición.

En el 2020, que fueron unas elecciones de cambio de gobierno, el PRM obtuvo 52.5% de los votos y el PLD 37.5%, para una diferencia también significativa de 15%. En esta ocasión, la división del PLD fue un factor clave para la baja votación obtenida por ese partido. Leonel Fernández con su nueva Fuerza del Pueblo y aliados obtuvo 8.9% de los votos, fundamentalmente provenientes del PLD.

La persistencia de la división del peledeísmo, que acude a las elecciones de 2024 con una alianza parcial y candidaturas presidenciales diferentes, es una de las principales razones para que el PRM esté bien posicionado electoralmente.

O sea, así como las divisiones del PRSC y del PRD contribuyeron a que el PLD se convirtiera en el partido dominante por 16 años consecutivos, ahora la división del peledeísmo contribuye a la predominancia del PRM, y también a que se mantenga la baja competitividad electoral.

Que existan tres partidos con potencial electoral no significa que ninguno pueda formar mayoría en primera vuelta. En el caso dominicano, lo que ha ocurrido es que la división del PRSC, PRD y PLD ha generado un sistema de partido dominante: antes el PLD y ahora busca serlo el PRM.

El PLD y la Fuerza del Pueblo no tienen bases electorales independientes; el peledeísmo está dividido. La división fragmenta y deprime su voto, y ensancha las posibilidades electorales de un PRM unido.