El ajusticiamiento del tirano Trujillo apenas fue un primer paso en el camino a la democracia. Faltaban otros. Por años esa maquinaria, política y militar, siguió activa; y como evidencia; para los más jóvenes recordaré algunos hechos.
En 1966, el Dr. Joaquín Balaguer, en presencia de las tropas norteamericanas, fue electo presidente de la República, en unas elecciones en la que el candidato opositor profesor Juan Bosch no salió a las calles hacer campaña, por amenazas de muerte; y en la que por lo menos 300 personas murieron. Y en otras elecciones, militares hacían campaña con banderas de Balaguer en la punta de sus fusiles. Por lo que algunos balagueristas, como el Dr. Juan Olivero Feliz, delegado reformista ante la Junta central electoral cuestionaron los triunfos de su líder.
El Dr. Balaguer encabezó un régimen autoritario durante 22 años. Se autodefinió como “un cortesano de la era de Trujillo”. Aplicaba severamente el criterio de que el fin justifica los medios. Era de una personalidad compleja; donde predominaban rasgos como rigidez y agresividad contra los débiles; y sumisa y obediente ante los superiores; al decir de mi profesor Leonte Brea en su formidable obra El manejo del poder. No era un tirano, pero tampoco un demócrata. No jugaba con el poder. Lo decidía todo. Ponía y quitaba legisladores, jueces, fiscales, síndicos… Hacia todo por seguir en el poder.
Desde que asumió el gobierno empezaron enfrentamientos entre sus fuerzas políticas y militares contra opositores; muchos de ellos izquierdistas radicales, que pretendieron tomar el poder vía las armas. Y con este objetivo asaltaron bancos; empresas públicas y privadas; y secuestraron a comerciantes y hacendados. Y hasta secuestraron al agregado militar de la embajada de Estados Unidos en el país; a quien canjearon por 20 dirigentes izquierdistas presos en el país, y que liberaron en México.
Una acción, que logró su objetivo, pero errónea y fatal, del Movimiento Popular Dominicano, MPD, principal organización de izquierda de ese tiempo, que determinó que la decapitaran al eliminar a sus principales dirigentes Otto Morales y Amin Abel Hasbún, Maximiliano Gómez, y otros más. Un hecho que, junto al extraño golpe de estado revolucionario, que pretendieron dar el MPD y su aliado el general retirado Elias Wessin; a quien se había enfrentado militarmente pocos años atrás en las calles de Santo Domingo; marcó el inicio del fin de aquella organización.
El Dr. Balaguer promovió rivalidades entre grupos militares; tan violentos que llegaron a operar escuadrones de la muerte; algunos llamados por el pueblo, “La Mano” y, el más temido, “La banda colorá”, los que provocaron miles de muertos. La mayoría estudiantes inocentes como los cuatro fusilados en una playa en Barahona y los cinco del club Héctor J. Diaz, en un barrio popular de la capital dominicana. Y eliminaron destacados comunicadores como Gregorio García Castro, Orlando Martínez y Narciso González, “Narcizaso”, y muchos más; por criticar prácticas del poder.
También realizaron los atentados contra el Gral. Antonio Imbert Barrera, y del senador Pablo Rafael Casimiro Castro; y le volaron sus carros al periodista Juan Bolívar Diaz y al dirigente político, Dr. Frank Cabral, crímenes que el presidente Balaguer atribuyó a fuerzas incontrolables. Y tal vez tenía razón.
Igualmente, centenares de dominicanos fueron deportados e impedidos de regresar a su patria. A la Universidad Autónoma de Santo Domingo, le mantuvo un escaso presupuesto, y la ocupó militarmente varias veces; en una ocasión la ametrallaron y mataron a la estudiante, Sagrario Diaz, e hirieron decenas de universitarios, y apresaron brutalmente a centenares, incluidas sus máximas autoridades; junto a todos los que se hallaban en el campus universitario.
Finalmente, en 1978, la violencia política e influyente consigna Por la libertad para los presos políticos y el regreso de los exiliados, provocaron la derrota del presidente Balaguer en unas elecciones ganadas arrolladoramente, por el hacendado Antonio Guzmán, candidato del Partido Revolucionario Dominicano, PRD. Pero debieron negociar cuatro senadores para que el Dr. Balaguer, preservara el control del Senado, cediera el poder.
Y durante su periodo de diez años, celebraron unas elecciones en 1994, que las evidencias y testimonios objetivos indican que las ganó el Dr. José Francisco Peña Gómez, candidato del PRD; pero lo engañaron, y no le permitieron gobernar; lo que generó una crisis política que colocó al país al borde una guerra civil; por suerte, se superó mediante el diálogo y abrió nuevos espacios democráticos.
En resumen. Es fundamental fortalecer las prácticas y los valores democráticos para preservar la paz y el bienestar de los pueblos. Que viva nuestra patria democrática y soberana.
** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván