Al inicio del año 2020, la revista española Magisterio planteó en su Anuario de la Educación las tendencias educativas que dominarían esta década. Entre esas tendencias destacan el uso de la inteligencia artificial en la educación, las pedagogías verdes, el empoderamiento de las estudiantes, las habilidades blandas, el aprendizaje adaptativo y colaborativo, el autoaprendizaje, el desarrollo de las tecnologías de educación a distancia y la educación expandida. Se acepta que la presentación en sociedad de este tipo de educación sucedió en 2009 durante un simposio organizado en Sevilla, España, en el marco del Festival Internacional ZEMOS98. Este festival comenzó girando alrededor de temáticas audiovisuales y devino en un espacio de reflexión colectiva alrededor del impacto que han tenido las tecnologías digitales en la cultura.
José Ignacio Rivas Flores et al., (2018) plantean que la mayor parte de los aprendizajes tienen lugar sin que medie una enseñanza explícita y son invisibles para la educación formal. Más bien tienen lugar por la actividad de los sujetos y la interacción de los grupos en sus distintas comunidades. Estos autores entienden por educción expandida como una nueva cultura digital caracterizada por la organización en red, el trabajo colectivo, la convergencia de medios, el copyleft y la reciprocidad en las formas de distribución de conocimiento. Supone una forma diferente de entender la producción, comunicación y adquisición del conocimiento que pone el foco en los entornos colaborativos de aprendizaje. En el ámbito educativo esta perspectiva cobra especial relevancia ya que supone un cambio en las formas de hacer y pensar las relaciones entre los sujetos, los procesos de aprendiza je, las estrategias de enseñanza, etc. Por tanto, reconfigura los ámbitos formales, no formales y informales de la educación. Por su parte, Juan Freire, (2012) asegura que “las experiencias que nos ofrecen los espacios públicos, las comunidades de interés, el ocio, Internet y las oportunidades casi ilimitadas de comunicación, abren un universo de posibilidades educativas que deberían ser reconocidas como tales y consideradas en los diseños curriculares y los programas educativos”.
Según Alejandro Uribe Zapata, (2017) la educación expandida “es un término no posicionado en la academia y sin pretensiones normativas o prescriptivas”. Es una idea provocadora de origen festivo y una invitación para reflexionar sobre la educación en el contexto de la cultura digital, que un modelo funcional que se pueda aplicar a rajatabla en diversos escenarios educativos.
Lo expandido es una voluntad de salir, de mover los cimientos sobre los que se establece la lógica escolar (Alejandro Uribe Zapata, 2018). “La irrupción de la tecnología en el ámbito educativo reconfiguró el modo en que los alumnos adquieren el conocimiento. Diversas transformaciones sociales y culturales forjaron el camino para darle paso a la educación expandida. En la actualidad, los estudiantes cuentan con diversas modalidades de aprendizaje que son el resultado de la variación y la adaptación de los nuevos paradigmas educativos a las necesidades e identidades de la sociedad moderna. Gracias al aprendizaje ubicuo, se puede aprender en todo momento y en todo lugar, lo que reafirma otro de los grandes cambios de la transformación digital: el espacio donde se produce la instancia formativa” (Cecilia Frontera, s/f). Con la educación expandida se pueden explorar diversas áreas. supone una forma diferente de entender la producción, comunicación y adquisición del conocimiento que pone el foco en los entornos colaborativos de aprendizaje Mientras unos ven la posibilidad de trabajar temas asociados a la transmedia y las alfabetizaciones múltiples, otros consideran que se pueden trabajar procesos creativos.
La educación que antes se denominaba informal juega ya un papel esencial en la vida de todos. Buena parte de los conocimientos y capacidades que se obtienen en un aula no cuentan con un título que lo acredite. De la constatación de esa realidad nace el concepto de educación expandida: la educación ya sucede, sobre todo, fuera de las instituciones educativas y de los procesos educativos formales (Freire, 2012, citado por Uribe Zapata, 2018).
La educación expandida se refiere a una modalidad que combina elementos de la educación formal, la enseñanza informal y el uso de las nuevas tecnologías, que apuesta por un aprendizaje permanente. La premisa en que se basa es que el aprendizaje y la educación pueden generarse en cualquier momento, en cualquier lugar, dentro y fuera de las paredes de las instituciones educativas y más allá del aula, espacio que deja de ser el único para la distribución y adquisición de conocimientos. Se apoya en Internet, pues permite que la información se extraiga de múltiples fuentes, acorde con los intereses y aptitudes. La educación no solo sucede en cualquier momento y lugar, sino que ya no está circunscrita a los límites formales e institucionales de la escuela. Aunque algunas de las generalidades de esa propuesta se habían explorado, el auge de la Internet, la tecnología digital y los dispositivos móviles, así como el potencial formativo que se le atribuye contribuyeron a revitalizar esta concepción. Otras definiciones de educación expandida “se refieren a prácticas no escolares con una dimensión educativa basada en la cultura digital, e incluso indagan en formas horizontales y equitativas de distribución del conocimiento” Uribe Zapata, (2018). Asimismo, supone una forma diferente de entender la producción, comunicación y adquisición del conocimiento que pone el foco en los entornos colaborativos de aprendizaje. En el ámbito educativo esta perspectiva cobra especial relevancia ya que supone un cambio en las formas de hacer y pensar las relaciones entre los sujetos, los procesos de aprendizaje, las estrategias de enseñanza, etc. Por tanto, reconfigura los ámbitos formales, no formales e informales de la educación (Ídem, 2018).
Investigadores de las universidades españolas de Granada, Málaga y Extremadura entienden la educación expandida como una nueva cultura digital, caracterizada por la organización en red, el trabajo colectivo, la convergencia de medios, el copyleft (la conversión de un programa en software libre) y la reciprocidad en las formas de distribución de conocimiento, por lo que insisten en incorporar estas formas de aprendizaje a los diseños curriculares. Algunas rescatan elementos de participación comunitaria o proponen dinámicas de autoformación y autogestión, lo que implica una postura crítica ante las formas y los lugares donde tradicionalmente se ha producido, transmitido y legitimado el saber y el conocimiento. La mayoría de estas posturas frente a la educación expandida proviene del ámbito escolar en sus distintos niveles, es decir, profesores que se dejaban influenciar por este tipo de propuestas y trataban de llevar a cabo iniciativas respetuosas con esa y otras ideas que empezaban a tener una fuerte presencia en los círculos informales de la blogosfera educativa. También se reportan iniciativas llevadas a cabo fuera de la formalidad institucional, las cuales abogan por prácticas pedagógicas alternativas y abrazan la cultura digital no solo como una herramienta, sino con un sentido más amplio de distribución del conocimiento (pinion.education/es/blog, 2020).
Díaz López (2009, citado por Uribe Zapata, 2018) ve la aparición de estas temáticas en la conexión entre la educomunica ción, el aprendizaje para toda la vida y los cambios socioculturales que ha generado la cultura digital. En cambio, otros lo ven como un ensanchamiento de la educación formal, aunque sin nunca desligarse de esta, en la medida que se abre un espacio para el diálogo con actores, tiempos y espacios que no hacen parte de la misma (Lafuente y Lara, (2013). Sin embargo, por su supuesto origen institucional, no alcanza a configurarse en lo que ellos llaman una práctica procomún, ya que no hay una toma de conciencia explícita, fruto de su propia marginalidad frente las posibilidades de autoaprendizaje y de coordinación más allá de los límites formales educativos.
Del ámbito de lo digital, se reconocen, entre otras, las prácticas sociales y culturales que desarrollan los miembros de la comunidad del software libre, los esfuerzos cognitivos colectivos y trasnacionales como Wikipedia y el empleo comunitario de los medios sociales para la realización de prensa, radio y televisión artesanal. En resumen, se evidencia una democratización creciente frente al acceso de los medios de comunicación y producción junto con promesas de prácticas participativas tanto a nivel local como global (Uribe Zapata, 2018).
Entre las ideas para poner en práctica la educación expandida Jesús Falcón, (2021) propone: 1) No existe límite. Es la mejor manera de unificar la educación formal e informal, los dos tipos que han regido el modelo educativo en un solo criterio, dando igual importancia al aprendizaje dentro y fuera de la escuela, y la oportunidad a los niños de escoger y adquirir conocimientos. 2) Motivación tecnológica. Una de las ventajas que supone la educación expandida es la de impulsar el uso de las nuevas tecnologías de la información, estimulando el aprendizaje de la población infantil. Sin embargo, confronta el problema del acceso masivo a internet. 3) Cooperación educativa. La cooperación, y sobre todo el trabajo en equipo, favorecen la interacción entre alumnos y profesores al establecer las tareas para la casa y la escuela. También facilita la discusión, fomentando el uso de plataformas educativas. 4) Fomentar la autonomía de los alumnos. Aprender por sí mismo es la bandera de la educación expandida, de manera que la disciplina, la autonomía y el deseo de aprender deben ser los valores que deben fomentar los padres desde la casa. Los docentes seguirán interviniendo en el proceso educativo, pero con una carga más aliviada de responsabilidad en cuanto a la educación de todos ellos. 5) Impulsar la educación de los docentes. Los docentes deben actualizar constantemente sus conocimientos, lo cual pueden hacer en sus casas gracias a las nuevas tecnologías. De esta manera, se estará garantizando a los maestros una formación para que sean responsables de multiplicar los conocimientos en su clase y en su entorno.
Finalmente, Cristina Molina, (s/f) expresa: […] “los jóvenes aprenden socializándose en sus redes físicas y digitales, y el mayor reto de la educación en el siglo XXI es formar a esos jóvenes para que sean capaces de que esas experiencias se traduzcan en educación”. La sociedad se enfrenta a un dilema que se puede ilustrar con dos alternativas: seguir ausente de los procesos de educación informal donde se produce una buena parte del aprendizaje de nuestros jóvenes, o por el contrario asumir esa realidad y aprovechar muchas de las experiencias que habitualmente no se consideran como parte de la educación, transformándolas en procesos de aprendizaje integrales de primer nivel. Por tanto, las instituciones educativas juegan y podrían jugar en el futuro un papel importante, pero diferente al que han desarrollado en el pasado.