El 11 de agosto de 2016, la educación superior dominicana acoge a un nuevo instituto especializado en educación, el Instituto Superior de Estudios Educativos Pedro Poveda (ISESP). Los años avanzan y las instituciones se hacen adultas progresivamente, adquieren nuevos saberes y confirman que su misión es necesaria y útil en el escenario de la República Dominicana. El domingo, 11 de agosto de 2024, el ISESP cumple 8 años de trabajo silente, pero productivo y retador. Sus huellas comprometen y definen una trayectoria corresponsable en el desarrollo de la educación superior del país.
El camino transitado permite identificar aprendizajes relevantes, aportes importantes y tejidos de solidaridad. Son aprendizajes individuales y colectivos. Como organización que aprende, le pone atención a las experiencias, a los valores y a las interpelaciones que emergen de la realidad socioeducativa en la que está inmersa. El ISESP ha aprendido a razonar su práctica. Este aprendizaje es complejo y difícil. Pero, aporta el potencial que deriva de una práctica institucional reflexiva. Por ello, realiza esfuerzos para distanciarse de procesos formativos tecnocráticos.
Un aprendizaje valioso se vincula con una mirada escrutadora para identificar las necesidades sentidas de los actores y de los contextos de intervención del ISESP. Desde este marco, amplía la información y el conocimiento de lo que acontece en la educación superior dominicana, en la región y en otras esferas geográficas. Al mirar más allá de las paredes de la institución, se producen modificaciones en la visión de los problemas académicos, socioeducativos y culturales. Se producen cambios en la comprensión del sentido y del desarrollo de la educación superior.
Las aportaciones del ISESP en estos ocho años son humildes. Uno de estos aportes se relaciona con la ejecución de una propuesta socioeducativa dinamizada por las dimensiones valorativa, la científica, la política y la intercultural. Se espera que los diferentes actores de la institución desarrollen, al más alto nivel, competencias para un desempeño profesional eficiente y un pensamiento crítico que los prepare para opciones políticas discernidas y comprometidas con los más vulnerables.
Otro aporte importante es la vigencia de una concepción antropológica y política que mueve a estudiantes, docentes y personal administrativo a constituirse en sujetos de los procesos de formación, de aprendizaje, de gestión y de producción en educación superior. Esta política implica que, sin la infantilización del Instituto Superior, se trabaje para que los diferentes actores actúen conscientes de su propia identidad y de las responsabilidades que tienen en la sociedad. Estos han de poner al servicio de ella sus valores, sus saberes científicos y sus competencias tecnológicas.
Esta modesta contribución se hace en un amplio tejido de solidaridad. En este octavo aniversario, se celebra la acogida que el Instituto tiene en la sociedad. Son valiosos y diversos los apoyos y reconocimientos recibidos de académicos, de instituciones de educación superior, de amigos y de colaboradores. Sus orientaciones, interpelaciones y propuestas fortalecen el accionar del ISESP; lo motivan para mantenerse abierto a la mejora continua. Esta postura constituye una garantía de que el ISESP no va a fosilizarse. Por el contrario, va a cualificar su propuesta socioeducativa y su misión.
Los aprendizajes adquiridos y los aportes compartidos le marcan al ISESP nuevos desafíos. El primer desafío es trabajar para avanzar hacia una educación superior dominicana más comprometida con la articulación de los fundamentos humanísticos y científicos. Desde esta perspectiva, seguirá promoviendo tolerancia cero a la corrupción académica y al mimetismo político para la obtención de ventajas económicas y políticas, generadoras de asimetrías vergonzantes.
Un segundo desafío lo impele a construir y fortalecer una cultura científico-humanista que genere compromisos con un saber fundamentado y una práctica con evidencia científica. Tanto el saber, como la práctica, requieren actualización pertinente y orientación al bienestar personal y social. Este desafío demanda del ISESP una mayor capacidad de estudio, de producción científica y de innovación educativa y social. Este desafío ha de movilizar el interés por el trabajo conjunto con otras entidades homólogas y con otros actores, nacionales e internacionales.
El tercer desafío demanda del ISESP una vinculación más proactiva con el medio; por ello, la necesidad de activar el diálogo con la sociedad. Ha de convertirse en veedor natural de aquello que cualifica la educación superior y de lo que la vuelve más vulnerable en el plano de la ética, de la banalización académica y de la cultura de la exclusión. Esta veeduría ha de ser responsable y sistemática. El ISESP ha de ser incansable en la separación de la educación superior de los intereses político-económicos que desvirtúan el sentido y la misión de la Academia.
¡Felicidades al ISESP en este octavo aniversario! ¡Adelante!