“Que en la democracia los ideales son importantes está fuera de discusión. Son importantes, ya lo he dicho, porque sin ideales no existiría una democracia. De lo que se deriva que la democracia se puede definir de forma realista, pero se debe definir también de forma idealista, es decir, prescriptivamente, y no solo descriptivamente”. (Giovanni Sartori: La Democracia en 30 Lecciones).
Si no fuera por un tema tan serio como lo es todo lo concerniente a la Reforma a la Constitución, diríamos que estamos frente a un conjunto de anécdotas, dado las distintas reacciones que la elite “partitoria” ha dado, alrededor del llamado a reformar la Carta Magna. Cuando hablamos de anécdota nos referimos a: 1) Un suceso curioso y poco conocido; 2) Ilustración, ejemplo o entretenimiento de un breve relato; 3) Suceso circunstancial o irrelevante.
Las respuestas de algunos políticos han sido, pues, una especie de chiste, historieta, cuento, empero, nada enjundioso, ponderado, reflexivo. Nada acerca del avance institucional, de los valores nodales de la democracia. ¿Qué nos dice Pedro González Trevijano, presidente del Tribunal Constitucional de España, debe contener, abordar una reforma constitucional? Nos dice que ha de conllevar tres preguntas: 1) ¿Qué vamos a reformar? 2) ¿Por qué vamos a reformar? y, 3) ¿Para qué vamos a reformar?
Ahora nos preguntamos, históricamente, cuándo se ha reformado una constitución, cuándo es el momento, si existe este o lo crean los actores políticos sociales de acuerdo a las relaciones de poder. ¿Existe una necesidad de redefinir la regla del juego político o pretendemos dar un paso de avance más institucional y evitar el retroceso e involución, más allá de lo personal? Se tiene como pauta o guía histórica, en tanto evolución política-institucional, que en una nueva constitución se establecen o se elaboran las reglas constitucionales.
Josep Ma. Valles y Salvador Martí Puig en su libro de Ciencia Política nos dicen “La elaboración de este acuerdo, sobre normas fundamentales suele producirse en una situación de cambio radical del escenario político: el acceso a la independencia, el derrocamiento de una dictadura, una revolución, una derrota militar, una crisis institucional grave. Un cambio de este tipo equivale a una redistribución de recursos-económicos, organizativos, coactivos, simbólicos, etc., entre los diferentes actores…”.
Nos encontramos frente a la necesidad de redefinir la regla del juego político. Allí donde los actores políticos se encuentren como marco de actuación en los órganos extra poder y encuentren espacios de legitimidad para todos, donde los conflictos tengan el puente de legitimidad que expresa la génesis de la confianza. Propiciar la Reforma ya es suficiente con el solo acápite de que el Procurador no forme parte del Consejo Nacional de la Magistratura, es un logro cualitativo. Que sea el Consejo Nacional de la Magistratura que elija al Procurador o Fiscal General con el voto calificado de 5/7, para que los actores políticos allí representados se vean en la necesidad de negociar, de transarse en favor de más democracia. Lograr que los miembros que conforman las Altas Cortes no sean miembros de partidos políticos es algo de Perogrullo, que denota la cualificación del sistema de partidos y el dejo de vergüenza de esa carencia institucional en el Siglo XXI.
Esta Reforma Constitucional propuesta, más allá de la calidad técnica, del consenso político social o de las precisiones jurídicas, su base esencial radica, tiene como validez y pertinencia, eficacia: la coherencia entre los valores que protege y la lucha de la sociedad por más transparencia y más salto institucional. Toda Constitución, como pacto o contrato político, se fragua en el juego de la transacción. De ahí que siempre es difícil la total adherencia a ella. ¡Nunca satisface a todos! Sobre todo, frente a una sociedad en transición que cambió a partir del 2017. El eco de la Reforma diseñada no encontrará ondas expansivas en la elite política de los partidos de la oposición. Para ellos sería un reconocimiento de lo añosos que están, de su profunda parálisis paradigmática y de la no comprensión, conexión, del riesgo político.
Una “Partitocracia” que no se vislumbra proactivamente en las necesarias reformas estructurales que amerita el país, la nación. Por ello, el rosario de contestación, la sarta de réplicas que se dibujan en un anecdotario que expresa la caverna política. Es una gráfica de su poca asunción con la vida colectiva del cuerpo político-institucional. Veamos la gnómica de sus lances y desarrollo:
- Yván Lorenzo Suero: Vocero del PLD en el Senado dijo: La Reforma es extemporánea. Lo que queremos es paz y sosiego. Es un proyecto de distracción. Ese proyecto que parece que lo hicieron en un patio. Que aproveche el tiempo y discutamos las 106 leyes que hay que actualizar, de la Constitución del 2010. La Reforma a la Constitución es una reforma que busca resolver problemas intereses del PRM. Expresó que, debido a la debilidad del gobierno, ahora Milagros Ortiz Bosch planteó rebajar el 50+1.
- Rubén Maldonado, Vocero de los Diputados de la Fuerza del Pueblo expresó: La Reforma es inoportuna. Esa propuesta tiene un trasfondo intrascendente. Quererse quedar en el poder. No es reformar la Constitución lo que está agobiando la existencia del pueblo. La Reforma es un traje a la medida. Propósito: Mamotreto de Reforma Constitucional. Nuestra Constitución es un referente en Latinoamérica, como una de las más garantista de derechos y moderna, a esta aún le falta tiempo para que pueda cumplir su rol histórico en el país. La Reforma propuesta es una acomodación política de turo.
- Radhames Jiménez: La Reforma a la Constitución es una locura.
- Dioni Sánchez: La Reforma Constitucional lo que pretende es modificar el 50+1. Además, busca distraer la atención de los principales problemas nacionales.
- Gustavo Sánchez, Vocero del PLD en la Cámara de Diputados dijo: Traer este tema ahora es una manera de desviar la atención ante los graves problemas de inflación que cada día hacen más insoportable la vida del dominicano.
- Eduardo Jorge Prats dijo que: es inoportuno, innecesario y peligroso someter el cuerpo político de la nación a una cirugía mayor a corazón abierto y al coma inducido.
- José Dantes, Consultor Jurídico del PLD señaló que hay intención de rebajar porcentaje para ganar en primera vuelta. Preguntó si existen las condiciones políticas, económicas y sociales para una eventual reforma.
- Antonio Florián, Secretario de FP, dijo “La Reforma Constitucional es innecesaria.
- Federico Antun Batlle, Presidente del PRSC, expresó: Este país lo que quiere es soluciones. Que sus dirigentes están concentrados en hacer una propuesta para transformar el país.
- Miguel Vargas, Presidente del PRD en desacuerdo con cambiar el 50+1. Expresó que se quiere cambiar el mecanismo para “salvar” a alguien. “Nosotros rechazamos categóricamente cualquier iniciativa de reforma constitucional para procurar un proceso reeleccionista, y nosotros hemos sido coherentes con las leyes, la Constitución y nuestras normas estatutarias”.
- Miguel Surun Hernández, Presidente del Colegio de Abogados, rechaza la Reforma Constitucional por considerarla extemporánea y que representa el peligro de entregar el control absoluto de los órganos constitucionales al sector político hegemónico de turno. Persigue reducir esa contrarreforma para pasar a reducir de un 50 a un 40% de votos para ganar las elecciones presidenciales en una primera vuelta.
- Víctor Masalles, Obispo de Baní expresó: “Demasiado poder para remover jueces. Quizás deberíamos ocupar el tiempo con defender la Constitución en lugar de buscar un traje a la medida. Los cambios necesarios deben ser en las estructuras socioeconómicas actuales”.
- Leonel Antonio Fernández Reyna, Presidente de FP y 3 veces Presidente de la República, dijo: “La Constitución de la República requiere ser respetada y no reformada”. Subrayó que en estos momentos el enfoque del pueblo dominicano es garantizar la calidad de vida, debido a la preocupación por los precios de los productos de primera necesidad. Abundó: “Aquí lo que importa es cuánto vale el plátano, cuánto vale el pollo, cuánto vale la carne de res. Hablar de una Reforma Constitucional, es absolutamente innecesaria, es una forma de distracción”.
- PLD: “La Reforma que impulsa el gobierno en el seno del Consejo Económico y Social (CES), no pasará porque la mayoría de los sectores sociales la rechaza, al entender que no es la prioridad en estos momentos”.
- Roberto Rosario, quien duró tres periodos en la Junta Central Electoral, incluyendo presidente de esa organización y actualmente dirigente de la Fuerza del Pueblo, en los 14 años en la Junta fue Miembro del Comité Central del PLD, dijo que con la Reforma el gobierno “busca controlar el Ministerio Público por 12 años”.
Todo este anecdotario es como la expresión de una verdadera fauna política, que cae en una ringlera o choricera, que no logra entender los signos y símbolos de los riesgos políticos y del acantilado social. Una Reforma postulada desde la propia plataforma programática del Partido en el poder. Una Reforma que no viene a dar más poder al Ejecutivo, más concentración, que no tiene como base la reelección per se, como las 4 que han hecho en 35 años, desde el 1986. La Reforma del 2010, desde el punto de vista de la REELECION, era lo más perverso desde la circulación de la elite política y de la ley de hierro de la oligarquía partidaria. Consistía en una REELECION permanente con un periodo de intermedio.
Desde el 1986 se han realizado 4 Reformas (1994 — 2003 — 2010 — 2015), esto es, en apenas 35 años hemos realizado esas “transformaciones”, teniendo todas ellas el telón de la REELECION. La Reforma del 2010 tuvo como antesala todo el proceso desde el 2008, donde comenzó una crisis financiera mundial y donde nuestra economía solo creció 3.2%, pero, en el año anterior, 2007, creció 8.5 y, en el 2009 solo 0.9%. En el 2010 hubo UN REBOTE ESTADISTICO con un crecimiento de 8.3%.
En el 2003 hubo una Reforma donde ya nos encontrábamos en una crisis financiera (los tres bancos), que dio al traste con una crisis económica. En el 2015, una crisis interna del PLD entre Danilo Medina y Leonel Antonio Fernández Reyna: uno que se quería quedar y otro que pretendía volver. En el 2019 – 2020 el intento de otra Reforma originó una división partidaria por dos fracciones que se disputaban el poder al interior del PLD.
Esta enmienda o Reforma Constitucional no es una destrucción de la Constitución, ni una supresión ni quebrantamiento de la misma, es para evitar la flaqueza institucional y el juego de intereses espurios de la elite política lo más posible. Una Reforma Constitucional lleva de manera inexorable, intrínseca, una reforma del Estado, que al decir de Rodrigo Borja en su Enciclopedia de la Política “no es más que un episodio de la eterna lucha por el poder y la dominación social”.
Como nos dijera ese destacado politólogo italiano Giovanni Sartori “Hoy la utopía ya no es una ficción mental sin lugar ni tiempo, ya no es irrealizable. En cambio, se dice que las utopías son a menudo verdades prematuras, que el progreso es materialización de utopías, que las utopías de hoy, son la realidad del mañana”.