La verdadera trascendencia del ser humano es la búsqueda y el encuentro con el otro, es la solidaridad humana. Son los valores los que cristalizan el salto de la naturaleza dialéctica del ser. No soy para nada religioso. La religión es una ideología y en tanto ideología, se reduce y en gran medida es maniqueísta. Nos establece un mundo configurado en un cuadrante o en una respuesta que no descansa en el tiempo, ni en los avances tecnológicos, económicos y culturales.
Creemos en Jesucristo, el humano, el transformador, el revolucionario, el iconoclasta. Fue tan loable y significativa su presencia en la Tierra que dividió el mundo en un antes y un después, más allá de que la humanidad atesoraba una experiencia de cientos, de miles y millones de años. Su tarea, en pocos años, fue titánica, ciclópea, iconoclasta. Generó una revolucionaria disrupción. Puso a cada quien en su lugar y despertó el epicentro político social e institucional de la época. Un hombre que rupturó el statu quo, que visibilizó para su tiempo, la composición del establishment y la conformación del poder, cosificando así el comienzo de la desmembración del poder.
Jesucristo nos dejó valores que configuran estamentos, que desbordan el marco religioso, que las iglesias se apoderarían de ellos. La solidaridad, la humildad, la sencillez, la dignidad, el honor, la verdad, la entereza, la autenticidad, el reconocimiento a los demás, la ausencia de pose, la búsqueda por el bien colectivo, constituyeron sus estandartes. Nos decía “Si quiere ser líder, primero, tiene que ser servidor”. Nos demostró, con poco tiempo en el escenario, que se puede crear la historia. Hizo posible un nuevo devenir de la historia contando con la razón, con el equilibrio, hilvanado con la pasión y la expresión de las emociones reales.
Jesús fue el paradigma de la praxis robustecida en el ejemplo, de la referencia encandilada en sus discursos, en su credibilidad. Emanaba confianza y nada en él era fruto del cálculo frío de los intereses. Era expresión viva de sus convicciones, batallaba en lo que creía y por lo que pensaba que vino a la Tierra. Nos condujo con sus testimonios y con su vida corta, pero intensa, que el poder corrompe, carcome el alma y desarticula los cimientos que nos hacen más humanos. Era, como tiempo después nos diría Lord Acton “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Él lo comprendió desde sus primeros años. La acción de sacar a los mercaderes del templo de Jerusalén o de Herodes y la respuesta “Pues dar a César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Fraguó desde entonces, la visión del contexto, las circunstancias, los principios y la dinámica del equilibrio. Su ejemplo y construcción de paradigmas serían eternos, porque es la expresión del amor del ser humano al otro. El espejo de su vida cristalina. La negación del hombre que se convierte en lobo para destrozar a su semejante. El Rey de Reyes como nos dijera Juan Luis Guerra, ese genio de la música, en una canción, nos llevaría a asumir que “sin cambios no hay vida ni progreso”.
Las iglesias se cimentaron en sus valores y avanzaron. Con el tiempo mimetizaron en gran parte los mismos, por el juego de intereses del poder. En gran medida, quedarían enclaustrados y momificados, haciéndose eco del mero poder circunstancial. No es que la ciencia diezmó su génesis, sino sus seguidores, en la trampa de un nuevo Dios que devino en el mercado. El mercado derivó en el Dios que Jesús no contemplaría y que sus lecciones lapidarias, verdaderamente, no mirarían.
El mercado, para sus apologistas, es progreso, constituye el ala individual para la creatividad. Subraya el espacio del individuo para la construcción de la riqueza, su vuelo; y, esto es bueno. Sin embargo, hacer del mercado el protagonista principal desvirtúa la esencia del espacio social, colectivo, sistémico que nos hace realmente humanos. Ha cambiado la tecnología, el avance económico, el desarrollo cultural, empero, la fuente primigenia es la misma: la lucha por hacernos más humanos, que como dijera Fernando Sabater “Nacemos humanos, pero eso no basta. Tenemos que llegar a serlo”.
De ahí que ese revolucionario de la humanidad fue un gran educador en su poca estadía porque llegó para despertarnos, que es la clave nodal de un gran maestro. ¿Qué debemos reflexionar como epílogo en esta Semana Mayor como fuente de valores y principios?
- Despreciar las poses, la retórica, del cálculo frío. Ignorar aquellos que ayer criticaban determinada conducta y hoy la asumen. No asumir aquellos que se mueven en el mundo light.
- Tenemos que asumir la honestidad como una brújula permanente. No cambiar de una idea, de una posición por intereses materiales (dinero, puestos y poder).
- Actuar siempre en base a principios. No existe alegría más inmensa que estar feliz de nuestras acciones, decisiones y de cómo los colegas, nuestros homólogos, nos respetan.
- No disminuirnos frente a ningún tipo de poder: político, económico, social, religioso. ¡Entender que nadie es mejor que tú y tú no eres mejor que nadie!
- Luchar por más y mejor democracia, por más y mejor decencia de la vida pública. Tratar de llenar cada día más con el ejemplo la bandera de la justicia, sin discriminación, sin exclusión ni marginación de la vida social.
- Tratar siempre de estar con el mejor en cada instancia y circunstancia. Si es en una universidad, por el más competente, por el que tenga un referente más positivo, más profesional, más sobrio, más académico, donde el dinero y el poder, el tráfico de influencia, no se IMPONGAN.
- Respetar la diversidad, la tolerancia, encontrar el punto que nos une y trabajar con ello. No imponer ni abusar del poder a través del uso de la fuerza, de la “autoridad” y del poder político del momento.
En fin, es coadyuvar en esta Semana Mayor, y siempre, con la condición humana, que como nos dijera Hannah Arendt “Con la expresión vita activa me propongo designar tres actividades fundamentales: Labor, trabajo y acción. Son fundamentales porque cada una corresponde a una de las condiciones básicas bajo las que se han dado al hombre la vida en la Tierra”.