Para Julito Fulcar, nuevo senador y para los nuevos diputados.

El Generalísimo Máximo Gómez y la Carga del Machete

Máximo Gómez, el Generalísimo, el “Napoleón de las Guerrillas”, estrella luminosa de la Independencia Cubana, es considerado como el más grande estratega militar guerrillero del Caribe y de América Latina. Es más, el profesor Juan Bosch afirmó que Máximo Gómez, es “el más grande jefe guerrillero que ha dado la historia”.

Este banilejo ilustre que nació el 18 de noviembre de 1836, en las cercanías del hoy barrio de Villa Majega, que se bañaba en el charco de la “Piedra del Chivo” en el río del pueblo, que daba serenatas, bailaba en todas las fiestas, que era débil por un pedazo de arepa con aguacate, fue un campesino, que no conoció la escuela, pero que se nutrió intelectualmente con el Padre Rozón, párroco del pueblo, se hizo un brillante autodidacta con el tiempo, convirtiéndose en un voraz lector y posteriormente en un mejor escritor.

Llamado por el deber patriótico, participó como sargento en la Batalla de Santomé en contra del ejército haitiano, sin embargo, al producirse la anexión a España era integrante del ejército invasor. El triunfo de los patriotas dominicanos con la epopeya Restauradora, salió exiliado con su familia para el oriente cubano.

Cuba fue su escuela y Cuba fue la causa de su transformación ideológica-política.  Ante la explotación y la injusticia de la esclavitud se estremece y al conocer la miseria y las injusticias del campesino cubano, asumió conciencia histórica.  Descubrió que el invasor español era el responsable de la opresión y hace una ruptura con sus ideales originales, jurando integrarse a la lucha que se estaba gestando por la liberación y la Independencia cubana, transformación ideológica como le ocurrió a Francis Caamaño, en la Revolución de Abril del 65.

Máximo Gómez y José Martí.

El 10 de octubre de 1868 se produjo el grito de libertad en el ingenio de la Damajagua en el Oriente Cubano y a los pocos días llegó Máximo Gómez al campo de batalla mambí es integrado con el grado de sargento al ejército libertador, dirigiendo exitosamente la famosa Carga del Machete, motor inicial de la epopeya independentista, integrando el machete, instrumento de trabajo campesino, como arma de guerra.   Triunfos mitológicos lo convirtieron rápidamente en una leyenda para los cubanos y en una pesadilla para los españoles.

Siendo extranjero, es nombrado General en Jefe del ejército libertador y se convierte históricamente en el único jefe militar que nunca perdió una batalla, sin importar muchas veces la desproporción de hombres, 40 a uno, con armamentos desiguales, pero su genio militar lo llevó a crear tácticas militares inéditas no conocidas hasta entonces, peleando siempre en guerra de guerrillas, participando en las mismas de manera directa personal, convirtiéndose en leyenda de la lucha libertaria cubana.

Generalísimo Gáximo Gómez

Terminada esta guerra que duró diez años de lucha sin alcanzar el éxito deseado, salió el Generalísimo al exilio, hace amistad con Martí, el ideólogo, el patriota, el inmaculado y desde Montecristi, junto con cuatro héroes más y la complicidad de un reloj público en silencio, salieron para la gloria como dijo el Profesor Juan Bosch, a comenzar la segunda guerra por la Independencia de un país hermano, donde Máximo Gómez, aun siendo extranjero, era el comandante en jefe del Ejército Libertador Cubano.  Con la frente llena de estrellas cae en el campo de batalla Martí y luego Antonio Maceo, el Titán de Bronce, Máximo Gómez entonces asume la encarnación de los ideales patrióticos de los dos como legado y compromiso histórico.

Al terminar la guerra, en agradecimiento a sus hazañas patrióticas en los campos de batalla, aun no siendo cubano, le ofrecieron la Presidencia de la República y en un acto supremo de civismo y desprendimiento, Máximo Gómez no lo aceptó, diciendo “Cuanto hice en Cuba como humilde y devoto soldado de la libertad, lo hice a nombre del pueblo dominicano, cuyas miradas estaban puestas en mi”.  Además, “prefiero libertar hombres que tener que gobernarlos”.

Baní fue fundado el 3 de marzo de 1764, como villa,  dependencia geográfica-política de Santo Domingo y de la Provincia de Azua, hasta que, en noviembre de 1944, por órdenes de Trujillo el Senado de la República creó la Provincia Baní.  Esta Ley fue derogada, pasando a denominarse a la nueva provincia con el nombre de Trujillo Valdez, en honor al padre del jefe, que había nacido en Baní.

Como resultado de la destrujillización a la caída de la dictadura en 1961, legisladores de buena fe, pero sin consultarle al pueblo, decidieron cambiar este nombre y la bautizaron como “Provincia Peravia”.  Peravia es la idealización de una leyenda que proclama la existencia de un hato cuya propiedad se le atribuye a Ana de Peravia, esposa o querida de Cristóbal Colón y Toledo, un bohemio, mujeriego, Rubirosa de la época, que no ha tenido ninguna incidencia histórica-cultural en el desarrollo de Baní.

Esto es un absurdo y una burla que a muchos de nosotros nos llena de pudor, nos avergüenza, ante la existencia de la magnitud de la figura del Generalísimo Máximo Gómez.

En este momento hay nuevas autoridades y comienza una nueva etapa para el país.  Los banilejos, los dominicanos todos, las instituciones patrióticas, la alcaldía, los medios de comunicación social debemos recomenzar una jornada de lucha para que nuestros nuevos legisladores hagan un acto de justicia y por fin, la Provincia Peravia pase a denominarse “PROVINCIA MÁXIMO GÓMEZ”, como debe de ser, para honrar al más grande banilejo de todos los tiempos y a un dominicano ilustre, expresión máxima del internacionalismo revolucionario.   ¡Honrar honra!  ¡Llegó la hora banilejos! ¡Hoy, Máximo Gómez está más presente que nunca! ¡Qué viva la Provincia Máximo Gómez!