Entre una cosa y otra, entre la gran maraña que significa adentrarse en el estudio de la lingüística y el estudio, origen de las lenguas africanas, su clasificación y diversificación temporal y territorial, además de seguir el hilo hasta la relación y la importancia que tiene para nosotros los dominicanos las lenguas de África, me he encontrado con una pequeña gran sorpresa: los afrodescendientes dominicanos no se consideran a sí mismos como tales, esto es como descendientes de esclavizados africanos, no, para nada. Los afrodescendientes dominicanos, negritos como tizones, son descendientes de los tainos. Ellos dicen que los descendientes de los africanos son los haitianos porque su religión es el vudú, mientras la religión de los dominicanos es la católica. ¿Sabe usted lo que significa eso? La situación es grave, mucho peor de lo que yo pensaba.

Pero como yo no soy la única que me hago la misma pregunta, es posible encontrar personas, o grupos de especialistas que llevan a cabo investigaciones sobre las posibles influencias de las lenguas africanas en la conformación del lenguaje criollo, y hasta estudios generales sobre la influencia de la esclavización de africanos traídos a nuestro continente americano, ya sea a las islas del Caribe, o a tierras continentales. Es el caso del Centro de Estudios Afro-Orientais de Bahía, el Centro de Estudios Afro-asiáticos de Rio de Janeiro, el Centro de Estudios Africanos de Sao Paulo, esto solamente en Brasil, instituciones que a decir del autor German de Granda, reúnen especialistas dedicados a trabajar en los nexos que unen al África con sus descendientes y sus manifestaciones culturales en América.

De igual forma, el lingüista Luis Fernando Lara mexicano, Director del Diccionario Español de México, nos señala que, a pesar de que los esclavizados tenían pocas libertades y un trato reducido con los hispanohablantes, la influencia del lenguaje fue reducida, sin embargo, es posible encontrar nombres de localidades, ríos o arroyos con ascendencia en lenguajes africanos como Mandinga que refiere a los esclavizados originarios de Senegal, Gambia y Mali. Nos explica el señor Lara que nuestro querido Macondo no tiene su origen en la obra de nuestro gran Gabo. La palabra macondo proviene de la lengua africana kikongo y man-kondo significa bananas, donde ma- el plural de la palabra, siendo macondo en Colombia un árbol parecido a la ceiba. Makonde es el nombre de una etnia del sur de Tanzania y norte de Mozambique, así como también nombre de lugar en Mozambique, Uganda y Botsuana.

De igual forma en Cuba, la lingüista cubana Gema Vales Acosta, de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, Santa Clara, señala que la vitalidad y el uso de los vocablos africanos no es igual en todas partes, haciendo hincapié en las lenguas rituales que tenemos en las islas del Caribe, con un vocabulario amplio de hasta 900 vocablos, especialmente de las lenguas yorubas en canciones y rituales religiosos. Expresiones con uso de vocablos africanos, “vivir en las quimbambas”, señalando un lugar lejano; “ser de Ampanga”, una ciudad de África, que significa ser demasiado exigente o severo; “tener guara”, significa relación de amistad por conveniencia.

Y para poner la fresita al pastel, les traigo de regalo los datos que nos aporta nuestro historiador, de ascendencia europea, Frank Moya Pons, cuando reafirma que “existen algunas personas que se empeñan en negar las influencias africanas en la cultura dominicana. Para ellos, y para aquellos que todavía dicen que los dominicanos no han sido influidos por la cultura de los antiguos esclavos, van las siguientes evidencias que pueden dividirse en dos grupos: el lenguaje y las costumbres”. Me parece que nosotros, los negros y cualquier mulato, tostadito, morenito, lavaíto o como nos quieran llamar, no tenemos por qué avergonzarnos de ser descendientes de esclavizados ni estar o ser relacionados con la esclavitud en nuestra isla, o nuestro territorio. Porque, además, nuestra población alega que si las personas son afrodescendientes o descendientes de esclavizados es porque son haitianos. No señor, me disculpan, pero no es cierto que sean los haitianos los únicos descendientes de los esclavizados, porque nosotros los dominicanos también lo somos. ¿Cuál es la razón para tener vergüenza de ello? ¿Por qué debemos tener vergüenza de ello? No somos culpables. Los culpables son los europeos colonizadores, de ayer y de hoy. Dicen que para curar una enfermedad lo primero que se debe hacer es reconocer su existencia, de manera que ese mal solo sanará si reconocemos nuestra historia, nuestro origen y salimos con la frente en alto exclamando nuestra libertad, tanto del prejuicio, como del complejo de inferioridad por el hecho de ser afrodescendientes, no señor, no somos inferiores, tenemos una historia de dignidad, de haber creado con nuestro trabajo las riquezas de este territorio y su población depredadora, y vamos a valorarla de ahora en adelante.

Entonces, Moya Pons nos enseña las palabras y expresiones procedentes de África que usamos comúnmente en nuestro lenguaje. Y mira que coincidencia, que el moro preferido por los dominicanos, es el moro de guandul, un nombre derivado de la palabra wando, procedente del lenguaje kikongo, antes mencionado, y utilizado ampliamente también en África. Otros alimentos cuyos nombres tienen origen africano son los de la guinea, o gallina de guinea, los propios guineos son un nombre africano, el ñame, el candongo, malanga, manicongo o maricongo, el mofongo, funde, mondongo, sambumbia y marifinga. El hongo yon-yon, al igual que el chen-chen, el chacá también forman parte de la culinaria dominicana cuyos nombres tienen origen africano. Para los que no lo saben, que se enteren que el bembe de los bembuses, los labios gruesos, también procede de las lenguas africanas. Así también el dengue es otra palabra africana que designa enfermedad viral con efectos debilitantes, igual que monga, o mongo, una enfermedad que impide respirar bien, causa debilidad y flojera en la cabeza. Ñango se usa también para nombrar enfermedad que provoca debilidad en el cuerpo, de ahí la expresión de añangotarse o añingotarse cuando te sientas en cuclillas retorciendo las extremidades.

Moya Pons nos señala igualmente palabras comunes de nuestro léxico que no requieren de mucha explicación: bachata, bongó, bululú, burundanga, cachimba o cachimbo, cumbancha, cundango (voz mandinga que significa pájaro), cocorícamo, cogioca, conga, chango, fuácata, fufú, mambo, mangú, motete, merengue, que disfrutamos bailando sin saber que proviene de la palabra bantú maringa, mabí, mambí, marimba, marímbola, merecumbé, ñáñara, ñeñeñe, ñinga, pachanga, quimbamba, sandunga, zarandunga, que el lenguaje congo ndunga es un tipo de tambor, sirimba, taita, timbeque, titingó, tululú. Explica de igual forma nuestro historiador, el origen del nombre Timbeque al barrio de la ciudad de Santo Domingo, vecino de la “negrera”, donde eran alojados los esclavizados llegados de África, del lado oriental del Barrio Santa Bárbara, siendo timbeque el nombre de un antiguo baile de los esclavizados africanos.

Otras palabras nuestras de origen africano son bachata, bemba, bongó, buki, chachachá, chévere, chimpancé, cucutear, féferes, fucú, guarapo, macaco, malagueta, mambo, ñoco, pachanga, chimbamba, rumba, sica, cirimba, titingó y vudú.

También en lenguaje kikongo la palabra mbumbu atrae la palabra castellanizada bomba que se usa para designar el abombar o abombarse, cuando se refiere o significa podrir, descomponer, reblandecer, descomponer, descompuesto o corrompido. Cuando el dominicano, incluyendo los más blancos, se indigestan descomponiéndose los alimentos en el vientre, se dice que están abombados. Explica Moya Pons que la palabra cocolo no procede de la corruptela de Tortolo, habitante de la isla Tórtola, posesión británica del Caribe, sino que es una modificación de la voz congolo, esto es, venido del Congo, al igual que angolo se les llama a los venidos de Angola, como se les llama negrolos a los esclavizados africanos o a sus descendientes, concluyendo esto como muestra de las raíces africanas en el lenguaje y la cultura dominicana. Es por esto que hemos abordado en nuestra labor de difusión y enseñanza sobre África, su historia y su presencia en la nuestra, el tema del lenguaje, que me ha parecido, por alguna razón, que ha disminuido la atención y el interés que pueda haber en conocer sobre este aspecto de la cultura e historia africanas. De manera que aquí les presento la prueba de que efectivamente el lenguaje africano tiene influencia en el lenguaje dominicano, contando ya más de 520 años de su llegada a nuestro territorio y su vida en nuestra isla. Y me alegro de haber tenido la experiencia de la negación de nuestra negritud. Espero poder colaborar para disminuir esta corriente negativa de pensamiento y aportar para que podamos superarla y salir de ello gananciosos. Pero para lo que quieran insistir en lamentar la historia y ver el lado negativo de la esclavización con sentimientos de culpabilidad, les recomiendo los trabajos de Consuelo Naranjo Orovio que invita a estudiar la historia con gallardía, valentía y responsabilidad. https://www.youtube.com/watch?v=ZKf-jY-RBy0.

Fuentes consultadas:

https://www.humanas.unal.edu.co/colantropos/files/5614/8009/4312/TH_42_001_062_0.pdf

https://www.bbc.com/mundo/noticias-46039435

https://historiarepublicadominicana.com.do/raices-africanas-de-los-dominicanos-el-lenguaje-y-las-costumbres/

https://www.ilc.csic.es/es/personal/consuelo-naranjo-orovio

https://www.youtube.com/watch?v=d_thwXD4H44&t=186s

https://www.youtube.com/watch?v=ZKf-jY-RBy0