Una forma muy particular de pretender resolver nuestros problemas es haciéndolo a “nuestra” manera. Ejemplo de ello es el censo que, sin embargo, parece desarrollarse con los contratiempos normales que puede generar un empadronamiento de cierta magnitud con tecnologías que se usan por la primera vez en esta materia en nuestro país.

 

El censo sigue su curso a pesar de los entorpecimientos y cambios que un pequeño grupo hubiera querido imponer a la mayoría. Gracias a su eterno torbellino mediático este grupo logró un efecto momentáneo de desconcierto para tratar de encontrar una brecha por donde colarse.

 

A ver si, a su manera, se podía cambiar tal o cual pregunta para hacer un censo sui generis y a la medida, respondiendo claramente a ciertos intereses apenas encubiertos que les temen a cifras rigurosas y científicas.

 

A nuestra manera pretendemos resolver el problema migratorio haitiano que no hemos resuelto durante tantos años. Lo quisiéramos resolver con deportaciones masivas justo ahora, en el peor de los momentos de la nación haitiana, ensañándonos contra los migrantes, pero no en contra de los empresarios de la agricultura y de la construcción que son los más grandes contratistas de mano de obra ilegal.

 

Tampoco enfrentando la corrupción fronteriza que, a pesar de equipamientos, drones, construcción de muro y militares de élite deja todavía pasar a los migrantes ilegales como por un colador. ¡Una cosa debería ir de la mano de la otra!

 

Así nunca acabaremos con un problema que entorpece nuestras relaciones internacionales, nuestras relaciones con la otra mitad de la isla, y es una bomba de tiempo interna por el caldeamiento atizado por grupos “patrióticos” que echan leña al fuego en contra de una población paupérrima, que vive en condiciones de hacinamiento y convive con la población dominicana más vulnerable.

 

A esta situación, complicada por los propósitos del Comisionado de la ONU y las respuestas ofrecidas por el presidente Abinader, se superpone en un lapso de tiempo muy breve el decreto 668-22 sobre invasiones de tierra. Si bien se trata de un instrumento valioso para defender el derecho de propiedad y la seguridad nacional, parece en este momento particular dirigido específicamente a la criminalización de la población migrante haitiana.

 

Si esta es la línea debemos saber si la unidad policial especializada tiene suficiente personal formado en el respeto de los derechos humanos o si lo van a hacer a “su manera”, realizando desalojos y repatriaciones masivas sin apego a la ley.