La sociedad dominicana inicia el año 2022 retada por diversidad de escenarios que le exigen una organización y una planificación con sentido estratégico; y el establecimiento de prioridades. Estos requieren atención integral y un seguimiento sistemático para la obtención de resultados favorables. Los escenarios son complejos, por los diferentes factores que le dan origen y por su composición interna. De este conjunto de escenarios es importante destacar la velocidad con la que se expande ómicron, variante de la COVID-19. El gobierno dominicano apela a la responsabilidad y a la conciencia de los ciudadanos para avanzar en el control de la pandemia. Pero, contrario a lo que se espera, un alto porcentaje de ciudadanos funciona sin tener en cuenta las orientaciones del Gabinete de Salud, de los epidemiólogos y de los especialistas en estudios virológicos. Por ello, el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico y la abstención de participación en eventos multitudinarios no tiene importancia para muchos. Se exponen ellos y les crean problemas a los demás. Es necesario tener en cuenta a los miles de dominicanos que no están de acuerdo con la vacunación. Estos sin vacunar constituyen un riesgo para la salud de todos los que viven en su entorno y de aquellos con los que se relacionan. Se requieren medidas más efectivas para que la ciudadanía contribuya a la reducción de los contagios y al fortalecimiento de la salud de todos.
Otro escenario está marcado por la deuda nacional. El gobierno actual ha tenido que actuar con el apoyo de préstamos internacionales constantes. Parece que ya no puede continuar endeudando más el país y que tiene que buscar otras alternativas menos riesgosas para la nación. Las Cámaras Legislativas han mostrado una creatividad y agilidad asombrosa para aprobar préstamos. Este nuevo año demanda un parón definitivo al festival de préstamos. Para la CEPAL, la República Dominicana será la segunda economía más próspera del continente. Se estima un crecimiento de 5.5. Esto habrá de incidir para que los préstamos se reduzcan lo más posible.
El escenario de la educación preuniversitaria y la educación superior señala que estas han de repensar su estrategia de funcionamiento a partir de la dinámica que presenta la pandemia y las condiciones en las que han estado trabajando. En el ámbito preuniversitario se requiere mayor rigor en los procesos relacionados con la formación de los docentes, con el aprendizaje de los estudiantes y con las políticas relativas a Concurso de Oposición. Este año, en el ámbito preuniversitario se han de aproximar mucho más el proyecto educativo que se presenta como ideal y la realidad que se observa en la cotidianidad de los centros educativos, de los Distritos Educativos, de las Regionales y del Ministerio de Educación. Se tienen que hacer más visibles la organización, la calidad y la innovación en la educación preuniversitaria. En el campo de la educación superior, también se requiere una acción más planificada y concreta. Esto permitirá la puesta en ejecución del Sistema de Formación Docente de la República Dominicana. De este modo se podrá garantizar una acción articulada con el MINERD para fortalecer el trabajo en pos de una formación docente integral, con calidad y equidad. Los docentes y gestores de las instituciones de educación superior precisan de oportunidades que les permitan una visión y una práctica coherentes con los avances científico-tecnológicos. De igual modo, esta visión y esta práctica deben ser coherentes con el desarrollo social y económico que experimenta la región y la creatividad e innovación que demandan los problemas que afectan al país.
Otro escenario complejo es el alza desmedida de los alimentos y de la medicina. Esto vuelve más precaria la situación de la mayoría de las personas del país. Las instituciones defensoras de los derechos del consumidor y las que se encargan de regular a los comerciantes y empresarios de los alimentos tienen que organizarse para un trabajo más efectivo a favor de los consumidores. Si no hay medidas que controlen el alza indiscriminada de los alimentos, se agudizarán los problemas sociales y se afectará la estabilidad y el desarrollo del país. Es necesario no escudarse en la pandemia para justificar alzas indebidas que alimentan el robo abierto. Lo mismo acontece con las medicinas. El costo de las medicinas requiere vigilancia y control real. En el país, una minoría tiene capital para hacer lo que desee. La mayoría tiene muy pocas posibilidades. Esta realidad requiere que se elimine el costo abusivo de las medicinas y que finalice totalmente la falsificación de medicamentos. La salud del pueblo ha de ser una realidad; se debe alejar de la fantasía y del discurso anodino.
Por todo lo expresado y más, el 2022 es un año retador. Los retos no pueden ser simples sueños. La puesta en acción constituye una necesidad urgente para que la sociedad avance y fortalezca sus capacidades. De esta manera, se responsabiliza de su propio desarrollo; y aumenta su corresponsabilidad y competitividad.