Odrín se siente frustrado: hace 17 años emigrado de Haití a República Dominicana, pero una xenofobia histórica y las trabas burocráticas de un sistema migratorio cada vez más restrictivo le hacen replantearse su vida ahí, incluso cuando sus opciones son limitadas.

"De todos los gobiernos este ha sido el peor con nosotros", dice Odrín en referencia a la administración de Luis Abinader, que este domingo busca la reelección después de un primer gobierno en el que endureció sus políticas sobre el país vecino.

"Yo veo cómo trata a los de otros países y me pregunto: ¿por qué con nosotros son así?", añade este hombre, que se reserva su apellido, edad y oficio por temor a represalias. "Tengo que cuidar a mi familia, todo lo que uno dice aquí se vuelve contra uno. Imagínate tengo tres niñas aquí".

Odrín espera afuera del Centro de Acogida Vacacional Haina, un antiguo complejo recreacional convertido en cárcel migratoria en Santo Domingo. Cinco familiares fueron detenidos en las redadas que a diario realizan las autoridades, dos de ellos tienen papeles.

Del portal salen de repente tres camiones blancos cargados de haitianos, dejando una polvareda a su paso. Su destino: la deportación.

"Mi plan es irme, pero yo no encuentro otra posibilidad", dice Odrín frustrado. "Si yo encuentro otra posibilidad de hoy mismo salir y salir con mi familia, yo salgo", sigue consciente de que "volver a Haití es muy difícil".

Su país es el más pobre del continente, azotado por una crisis crónica ahora agravada con la violencia impuesta por las pandillas.

República Dominicana reforzó desde entonces su presencia militar en la frontera y mantiene cerrada la migración desde el año pasado. El gobierno ha insistido en que no puede asumir los problemas de su vecino y rechaza tajantemente la presión internacional para que acoja refugiados.

Abinader ha hecho de este tema una de sus principales banderas electorales, asociando a menudo la inmigración con criminalidad. Ha multiplicado además las deportaciones y construyó un muro de 164 km en la frontera.

"No solamente van a continuar las deportaciones, sino que las vamos a incrementar", ha dicho el mandatario, cuya gestión tiene 70% de aprobación.

En 2023, Amnistía Internacional informó de 250.000 expulsiones, 120.000 más que el año anterior.

– "Persecución racial" –

Una vista de la propaganda electoral del ex Presidente de República Dominicana y actual candidato presidencial del Partido Fuerza del Pueblo (FP), Leonel Fernández, y del Presidente de República Dominicana y candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, tomada en Santo Domingo el 17 de mayo de 2024. República Dominicana celebrará elecciones presidenciales el 19 de mayo de 2024. (Foto de Federico PARRA/AFP)

La hostilidad entre los dos países no es nueva.

La tensión se remonta a 1822 cuando Haití colonizó República Dominicana, que recuperó su independencia 22 años más tarde. Algunos dominicanos, de hecho, suelen hablar hoy de la inmigración haitiana como la "segunda invasión".

Está también la masacre de millas de haitianos ordenada por el dictador Rafael Trujillo en 1937.

Y en las redaccións, la principal referencia es el color de piel.

"Si ven deambulando a un moreno lo agarran", señala el profesor universitario y experto en temas fronterizos Juan Del Rosario, que defiende igualmente una política migratoria "correcta".

"Persecución racial", denuncia por su parte el coordinador de la Mesa para las Migraciones y Refugiados de República Dominicana William Charpentier, de descendencia haitiana.

"Moreno" es la expresión que utilizan en Dominicana para referirse a los haitianos. Es una palabra normalizada.

-"Hermanos"-

Familiares de inmigrantes haitianos ilegales esperan afuera del Centro de Detención Temporal Haina en República Dominicana, cerca de Santo Domingo, el 17 de mayo de 2024. En las arenas blancas del principal destino turístico del Caribe, una torre de concreto marca el primer extremo del muro de 164 kilómetros que República Dominicana está construyendo para "protegerse" de la inmigración ilegal, la violencia y el tráfico desde Haití. Mientras el país se prepara para las elecciones presidenciales del 19 de mayo, el problemático vecino Haití se ha visto sacudido por meses de violencia de pandillas e inestabilidad política. (Foto de Federico PARRA/AFP)

Los haitianos representan el 30% de la fuerza de trabajo en ganadería, agricultura y construcción de República Dominicana, según el Fondo de Población de Naciones Unidas.

Las autoridades sin embargo han complicado los procesos de visados.

Odrín, por ejemplo, tiene un carnet de residencia vencido y ha pagado unos 280 dólares para renovarlo.

"Fui a llevar todo y no me han renovado y ya tengo tiempo así. Antes eso se hacía por internet y el trato es diferente con los haitianos", asegura.

"Hay muchos abusos, pero no son todos" los dominicanos, dice por su parte el haitiano Jean Beby, de 35 años. Asegura que no ha vivido ninguno aunque esté en Haina intentando recuperar su motocicleta, confiscada durante una redada.

Uno de sus trabajadores, indocumentado, la estaba utilizando cuando fue detenido. "Ahora para recuperar mi motor (moto) me están pidiendo 8.000 pesos (137 dólares)", reclama.

Las relaciones son más relajadas en la frontera, donde ambas comunidades están acostumbradas a vivir juntas y comerciar. Se habla más de "hermanos" que de "morenos".

"Están maltratando mucho a los haitianos porque deberían recogerlos de una forma mejor", señala Wilvennys Novas, de 23 años, una dominicana que vive en la frontera de Jimaní y que ha visto pasar los camiones cargados con haitianos. (Bárbara AGELVIS)