La mayor parte de los feligreses que asistían a la misa de fin de año en una iglesia de la región septentrional italiana de Lombardía se marchó y dejó al sacerdote con la palabra en la boca mientras pronunciaba su homilía, en la que criticaba las vacunas contra el coronavirus y las restricciones para frenar la COVID-19, informaron hoy los medios locales.
El suceso ocurrió en una iglesia situada entre las provincias de Pavía y Milán, y ya ha sido denunciado ante la Curia de Milán. El cura, identificado por los medios locales como Tarcisio Colombo, se ha defendido de las acusaciones y ha dicho que "en la vida también hay que saber escuchar a quien tiene una opinión diferente".
La región de Lombardía, considerada el motor económico de Italia, fue en 2020 el epicentro de la pandemia en este país y desde el estallido hasta ahora ha contabilizado 1,2 millones de contagios, mientras que ha habido 6,2 millones a nivel nacional. El número de muertos que acumula supera ya los 35.000, de los 137.513 que ha tenido Italia.
Desde mañana, lunes, esta región será una de las que entren en zona amarilla, el segundo nivel de los cuatro de la escala de colores definida por el Gobierno relacionada con el riesgo de contagios.
La rápida difusión de la variante ómicron, que ha llevado al país a superar el récord de casos diarios, ha obligado al Gobierno italiano a decidir que desde el 10 de enero se exigirá el certificado sanitario reforzado (que se obtiene en Italia cuando se ha sido vacunado o se ha pasado la enfermedad) para poder acceder a los medios de transporte, además de a hoteles, ceremonias o festivales. Ahora se pide para el ocio y para consumir en el interior de bares y restaurantes.