El papa Francisco dijo que quiere viajar el próximo año a su país natal, Argentina, y lo dijo el mismo mes en que reveló que hace algunos años el kirchnerismo ordenó encarcelarlo.

“Mi idea es viajar el año que viene. Veremos si es posible”, dijo escuetamente en el Vaticano al ser preguntado por el presentador de un acto organizado por Scholas Occurrentes en colaboración con el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), con el fin de que los regidores de diferentes ciudades promuevan el desarrollo sostenible.

Décimo aniversario de su pontificado

Con motivo del décimo aniversario de su pontificado, el pasado 13 de marzo, Francisco indicó por primera vez a varios medios de su país que le gustaría ir a Argentina en 2024, pero sin dar más detalles.

El pasado domingo algunos medios argentinos publicaron que el Vaticano estaba preparando el viaje del pontífice a su país para los primeros meses del año, previsiblemente en abril próximo, y que además de Argentina iba a visitar Uruguay y el sur de Brasil.

Presidente argentino: “el mayor líder moral"

A propósito de los diez años de pontificado y ya distanciado de su coidearia Cristina Kirchner, quien según Francisco dio “indicaciones” a tres jueces para que lo condenaran por su accionar supuestamente cómplice o silencioso ante la atrocidades de la dictadura militar, el presidente argentino, Alberto Fernández, expresó: “El papa es el mayor líder moral que el mundo tiene”.

Fernández manifestó entonces que el papa Francisco es “el mayor líder moral que el mundo tiene”, puesto que “se animó a cuestionar al mundo capitalista y a todas las desigualdades que eso genera”.

“Cuando me preguntan ‘dígame, ¿usted a quién admira?’, digo a Francisco; ‘dígame, ¿cuál es su ejemplo?’, es Francisco, porque es el mayor líder moral que el mundo tiene”, aseveró Fernández en el Cabildo de Luján (provincia de Buenos Aires), en el marco de las celebraciones por el décimo aniversario de papado de Francisco.

Durante su intervención, el mandatario reconoció que estuvo muchos años “enojado” con la Iglesia católica, ya que veía una institución “muy alejada de los pobres” y de sus “necesidades”, algo que cambió con la llegada de Jorge Bergoglio a la jefatura de la Santa Sede.

“Lo más maravilloso que siento es que a mí me volvió a hacer creer en la Iglesia, porque vi una Iglesia lejos de la riqueza, lejos de los poderosos, lejos de las fortunas y cerca de los más necesitados, cerca de los desposeídos”, aseguró el jefe de Estado argentino.

Concuerda con el papa en sus críticas sobre la desigualdad

En ese sentido, Fernández destacó las críticas del papa Francisco al “mundo financiero” y al “mundo capitalista”, denuncias que hizo, en su opinión, “no para pelearse con los ricos, sino para llamar la atención de lo que ese sistema estaba generando en materia de desigualdad y pobreza”.

“El papa dijo alguna vez que nadie se salva solo, y yo lo repito siempre. Cuando dijo que nadie se salva solo, ¿saben lo que estaba reclamando? Que dejemos de lado el individualismo y empecemos a pensar con criterio solidario. Lo que nos salva es la solidaridad”, subrayó el presidente de Argentina.

El mandatario firmó, en ese mismo acto, el compromiso “Ni un pibe, ni una piba menos por la droga”, una campaña impulsada por la Federación de Hogares de Cristo, entidad promovida por el entonces cardenal Jorge Bergoglio, para ayudar a menores de edad con problemas de adicciones.

El papa Francisco, de 86 años, cumpló una década al frente de la Iglesia católica, un período en el que ha centrado sus esfuerzos en reformar la Santa Sede para hacerla más transparente y efectiva, no sin la oposición de los sectores más conservadores del Vaticano.