Un informe del Ejército chileno, denominado 'Reflexión sobre las actuaciones del Ejército en los últimos 50 años' presentado este sábado, reconoce y condena por primera vez las violaciones a los Derechos Humanos por parte de militares durante la dictadura de Augusto Pinochet, que se extendió desde 1973 hasta 1990, y se destacó por sus monstruosidades.
En el texto, difundido por el excomandante en jefe Ricardo Martínez, quien renunció el miércoles pasado a su cargo, la institución considera de "vergüenza" su participación en crímenes de lesa humanidad como torturas, secuestros, desapariciones y ejecuciones de opositores, entre ellos los asesinatos de los dos antecesores de Pinochet, los generales René Schneider y Carlos Prats, y el del dirigente sindical Tucapel Jiménez.
"Las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el periodo y en la que los miembros del Ejército tuvieron participación -ya sea como consecuencia de actos derivados de la obediencia debida, por el uso desproporcionado de la fuerza, por excesos individuales o bien por eventuales acciones fortuitas- fueron una profunda herida ocasionada al deber ser militar", indica el documento.
En especial, se reprueba la denominada "Caravana de la Muerte", mecanismo a través del cual los militares cometieron masacres desplazándose en helicópteros por distintas ciudades chilenas y que, afirman, afectó a la institución.
"Uno de los episodios más condenables fue el paso -a fines de 1973- del general Sergio Arellano Stark y su comitiva, conocida como la "Caravana de la Muerte" hasta nuestros días, que hizo un recorrido por diversas guarniciones del norte y sur del país, dejando una huella de ejecuciones que afectó gravemente a la Institución", explica.
Arellano recorrió el país en una caravana de helicópteros como "delegado" personal de Pinochet y los oficiales que lo acompañaban obligaron a jóvenes oficiales y suboficiales a participar en los delitos por los cuales fueron procesados y condenados.
El informe, de 120 páginas, afirma que "las situaciones que se vivieron durante el gobierno militar de violación a los derechos humanos no pueden minimizarse ni descontextualizarse, debido a que los militares están obligados en su actuar a respetar las normas y procedimientos legales".
El nuevo presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, valoró el reconocimiento militar de sus fechorías como un paso a que hechos de tal salvajismo y monstruosidad no vuelvan a cometerse.
(Con Informaciones de EFE y EUROPA PRESS)