Los líderes mundiales se alinearon este martes en la Asamblea General de la ONU para pedir a Israel que se abstenga de una "guerra a gran escala" en Líbano, un país que, según el jefe de la organización, "está al borde del abismo".
La cita, punto álgido del calendario diplomático internacional, se celebra en Nueva York en medio de una escalada bélica en Oriente Medio, después de que las autoridades libanesas aseguraran que bombardeos israelíes contra el grupo islamista Hezbolá, apoyado por Irán, dejaron el lunes cerca de 500 muertos, incluidos niños.
"Una guerra a gran escala no beneficia a nadie. Aunque la situación se ha agravado, todavía es posible una solución diplomática", afirmó desde la tribuna el presidente estadounidense, Joe Biden, en su último discurso como mandatario ante ese foro.
"De hecho, sigue siendo el único camino hacia una seguridad duradera", añadió Biden ante Naciones Unidas, cuyo Consejo de Seguridad realizará una sesión de emergencia sobre el tema el miércoles.
El ministro de Exteriores de Líbano, Abdallah Bou Habib, consideró que esas declaraciones de Biden "no resolverán el problema", y estimó que el número de desplazados en su país por los ataques israelíes trepó hasta el medio millón.
Más temprano en la inauguración de la Asamblea, el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó que "el pueblo libanés, el pueblo israelí y los pueblos del mundo no pueden permitir que Líbano se convierta en otra Gaza".
"Gaza es una pesadilla permanente que amenaza con arrastrar a toda la región en el caos, empezando por Líbano", dijo ante los representantes de los 193 Estados miembros de la ONU. "Líbano está al borde del abismo", dijo.
El embajador israelí, Danny Danon, enfatizó que su país "no desea" una invasión terrestre de su vecino del norte para enfrentar a Hezbolá, con el que acumula cerca de un año de escaramuzas en la frontera.
"No queremos enviar a nuestros chicos a luchar en un país extranjero", aseguró.
"Poner fin a esta guerra"
Casi un año después del estallido de la guerra en Gaza y teniendo en cuenta los pocos progresos para una tregua, no está claro cuáles son los posibles avances para desactivar la situación en Líbano.
Biden volvió a presionar este martes para lograr un esquivo alto el fuego entre Israel y el grupo islamista palestino Hamás, aliado de Hezbolá y apoyado por Irán, diciendo al organismo mundial que era hora de "poner fin a esta guerra".
El conflicto estalló tras un ataque en octubre del año pasado de Hamás contra Israel que causó la muerte de 1.205 personas y provocó una respuesta militar en Gaza que, según las autoridades, ha matado al menos a 41.467 individuos.
Catar, que actúa como mediador junto a Estados Unidos y Egipto, acusó a Israel de obstruir las conversaciones. El emir Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani afirmó que "no hay ningún socio israelí para la paz" bajo el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Pero añadió: "Continuaremos nuestros esfuerzos".
También el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, acusó a Israel de "arrastrar a toda la región a la guerra" y el colombiano Gustavo Petro calificó de "criminal" a Netanyahu por el "genocidio en Gaza".
El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, condenó la "insensata e incomprensible" inacción de la ONU contra Israel ante los ataques a sus aliados.
América Latina y Ucrania
Otro de los conflictos en marcha que ha eclipsado la discusión de otros temas relevantes, como el cambio climático o el desarrollo económico, fue el de Ucrania.
Su presidente, Volodimir Zelenski, subirá al atril el miércoles, aunque este martes dijo en una reunión del Consejo de Seguridad que hay que "forzar a Rusia a la paz", y acusó a ese país de convertir a Irán y Corea del Norte en "cómplices".
Pekín, de su lado, se desmarcó de la guerra en Ucrania. "China no es el creador de la crisis en Ucrania, ni somos parte de ella", dijo el ministro de Exteriores, Wang Yi.
Primer mandatario latinoamericano en hablar ante la Asamblea General, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, tachó en su discurso de "inaceptable" que América Latina y África no tengan un puesto permanente en el Consejo de Seguridad.
También bajo iniciativa del mandatario brasileño y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, una veintena de líderes mundiales se unieron para luchar contra los extremismos y la desinformación en las redes sociales.
En su filosa alocución, el mandatario argentino Javier Milei denunció una "agenda ideológica" en Naciones Unidas y acusó al organismo de estar gobernado por "burócratas internacionales".
De su lado, el presidente chileno, Gabriel Boric, alertó que su país ya "no está en condiciones de recibir más migración" de Venezuela, tras criticar las sanciones de Estados Unidos que, según él, están empujando a los venezolanos a huir de su país.