Miles de personas rindieron este domingo un sentido homenaje al antiguo presidente de Chile Salvador Allende en el 49 aniversario del sangriento golpe militar que derrocó su gobierno democrático e instaló la cruenta dictadura cívico-militar liderada por el general Augusto Pinochet (1973-1989).
Grupos de izquierdas, antiguos compañeros del mandatario, familiares de las víctimas y del más de millar de detenidos que aún se hallan desaparecidos se reunieron junto a la estatua que preside la entrada al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y de allí marcharon al cementerio de Recoleta, donde reposan sus restos.
Allende se quitó la vida de un disparo en su propio gabinete del Palacio de La Moneda, desde el que trató de repeler la asonada y donde tuvo que claudicar después de que el Ejército bombardeara el edificio y lo asaltara a sangre y fuego.
Horas después, las fuerzas golpistas detuvieron a decenas de miles de personas, a cientos de las cuales fusilaron de inmediato, sin mediar juicio, y emprendieron una oleada de represión que duró casi una década y que tuvo como principal objetivo los partidos Socialista y Comunista, y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
"Estamos aquí para recordar a un nombre que fue digno hasta el final. Pero también para que no se nos olvide la memoria de todos aquellos que fueron asesinados, que fueron desaparecidos y no se repita", dijo a Efe un familiar de un desaparecido el 11 de septiembre.
"El presidente Allende nos mostró el camino. La traición es la fuerza de la dictadura", agregó otra de las mujeres presentes.
Acto institucional
La mañana, fría y lluviosa como aquel aciago día de 1973, arrancó con un acto institucional en el interior del Palacio de la Moneda en el que el presidente de la República, Gabriel Boric, admirador de Allende, elogió su figura y volvió a anunciar la intención de su Gobierno de avanzar en el nuevo plan de búsqueda de los desaparecidos.
“Recordamos hoy día, también, a quienes fueron desaparecidos sin que hasta hoy conozcamos su paradero, a quienes sufrieron persecuciones, humillaciones y exilios, a quienes en los largos años de la dictadura civil y militar cayeron víctimas de la represión sólo por haberse identificado con un gobierno democráticamente electo que buscaba lo mejor para la Patria, a quienes haciendo frente a ese horror lucharon por recuperar nuestra democracia”, afirmó.
“Frente a las divisiones, a los problemas de la sociedad, nosotros vamos a responder con más democracia y nunca con menos. Y esa es precisamente la enseñanza que nos dejó el presidente Salvador Allende”, agregó el presidente, quien aseguró que proseguirá con el proceso constituyente pese a la reciente derrota del "Apruebo" en el plebiscito sobre la nueva Constitución.
Tras la ceremonia en La Moneda, en la que participaron la nueva ministra de Interior, Carolina Toha, hija de un ministro de Allende, y de Defensa, Maya Fernández, nieta del mandatario fallecido, varios otros miembros del gabinete salieron al exterior del palacio para depositar claveles rojos delante de su estatua.
Marcha alegre y reivindicativa
Después, algunos miembros del Ejecutivo se sumaron a marcha reivindicativa que arrancó en La Alameda rumbo al cementerio en ambiente festivo, solo alterado por pequeños grupos marginales de jóvenes violentos, sin adscripción política, que se enfrentaron a las fuerzas de Seguridad y trataron de expoliar algunos locales.
En el interior del camposanto, la manifestación se disgregó con diversos actos, frente al panel de la memoria, las tumbas del propio Allende y del cantautor Víctor Jara -uno de los torturados y asesinados sin juicio en los días inmediatos al golpe- y en el bloque 29, lleno de cruces sin nombre que recuerdan a los desaparecidos.
Grupos del tinka, en especial los diablos de Víctor Jara, pusieron color a la celebración, que como es habitual quedó empañada por la acción violenta de un puñado de jóvenes, que se enfrentaron con piedras y palos a los carabineros.
La fuerza policial militarizada, a la que los manifestantes recordaban su papel en la represión y la acción del golpe, y que suma decenas de denuncias por violación de los derechos humanos, respondió con gases lacrimógenos y gas pimienta lanzado desde blindados, y practicó numerosos arrestos en una jornada de memoria que se saldó con varios heridos.