La reunión en Roma de los responsables de Seguridad y Exteriores chino y estadounidense se saldó, según expertos chinos, sin que Washington lograra que Pekín altere su cacareada neutralidad sobre la guerra en Ucrania o que acate las sanciones occidentales a Rusia.
El encuentro romano, que durante más de ocho horas sentó al asesor de seguridad nacional estadounidense, Jake Sullivan, frente al director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores de China, Yang Jiechi, terminó con unos insustanciales comunicados con pocos detalles sobre lo que realmente se trató en la reunión.
Las conversaciones tuvieron lugar tras casi veinte días de guerra en Ucrania, provocada por la invasión por parte de Rusia el pasado 24 de febrero, un conflicto que ha sacudido el orden internacional y ante el que Washington busca "coordinar una respuesta internacional fuerte y esbozar una estrategia de seguridad global".
Esta reunión, calificada a la postre de "intensa" pero "franca" por el propio Sullivan, estuvo marcada por las sospechas estadounidenses de una supuesta petición de ayuda militar de Moscú a Pekín, que los aludidos niegan, en un momento en que varias voces en Occidente habían pedido a China que dé un paso al frente como mediador y también que acate las sanciones que impuso a Rusia.
Pero para Pekín, la cita fue no más que "una aproximación positiva en un momento turbulento" que una vez más volvió a dejar patente las "fuertes divergencias entre las dos partes" sobre varios temas, incluyendo el ucraniano, comenta hoy el diario oficial Global Times.
"Hubo un consenso, y es el de seguir hablando en aquellos asuntos de interés común, y en intentar manejar las diferencias. El encuentro tenía también como objetivo que las dos partes explicaran bien sus posturas. Quedó claro que cada uno tiene intereses y posiciones propias", comenta el académico Li Haidong al rotativo.
El periódico asegura que Sullivan puso de manifiesto la preocupación estadounidense de que China se esté decantando del lado ruso, a lo que Yang, según un comunicado de la Cancillería china publicado de madrugada, respondió que Pekín está tratando la crisis "a su manera".
Esta pasa por una cacareada neutralidad, dado que por una parte defiende la integridad territorial de todos los estados -uno de los pilares de la política exterior china- pero por otra insiste en prestar atención a las "demandas de seguridad legítimas" de Moscú.
China no se suma a las sanciones contra Rusia
Pero China, que hasta ahora ha evitado utilizar la palabra invasión, se opone también a lo que considera "sanciones unilaterales" bajo la premisa de que "no traen paz y seguridad" sino "serias dificultades económicas" a "los habitantes de los países afectados".
Para Pekín, la invasión no es suficiente para abandonar su autodenominada "alianza estratégica" con Moscú, y ya ha avisado de que no quiere verse afectado por las sanciones, defenderá los "legítimos intereses y derechos" de sus empresas y particulares y seguirá comprando gas y petróleo a Rusia.
"Estados Unidos buscaba con esta reunión arrastrar a China a sus posturas sobre Ucrania, pero la posición de Pekín se mantiene inalterable. Washington no logró cumplir sus objetivos", indica otro académico, Wu Xinbo, al mencionado diario.
Los expertos enfatizan en que Pekín tiene su propio entendimiento sobre la guerra -de la que en parte también responsabilizan a EEUU- y recuerdan que China siempre ha pedido a las partes que ejerzan "la máxima contención", protejan a los civiles y prevengan una crisis humanitaria, además de destacar que China ha provisto de asistencia a Ucrania y que desde un principio ha apostado por el diálogo.
Taiwán
Una de las mayores preocupaciones de China es que se asocie la escalada en Ucrania con lo que considera una situación "completamente distinta" en Taiwán, isla que Pekín reclama, dado que a sus ojos "se trata de un asunto interno mientras que el conflicto allí es uno entre dos países".
Según los analistas chinos, las acciones de la actual administración estadounidense "no se corresponden con sus declaraciones" porque, según su punto de vista, Washington -que sería el mayor aliado militar de Taiwán en caso de un conflicto bélico- está alentando el independentismo taiwanés.
"La cuestión taiwanesa es clave para China, y por eso en cada encuentro se enfatiza este asunto. Que Yang sacara el tema muestra que Pekín no está para nada satisfecha con las actitudes adoptadas por la administración de Joe Biden sobre la isla", concluye Wu.
En ese sentido, Yang condenó "cualquier intento de apoyo a las fuerzas separatistas de Taiwán" -en velada referencia a las últimas ventas estadounidenses de armas o las recientes visitas a la isla de exfuncionarios- y reclamó a Washington que reconozca la "alta sensibilidad" de esta cuestión y que evite tomar un camino "equivocado". (Jesús Centeno)