La organización Abuelas de Plaza de Mayo identificó al "nieto 133″ robado por la dictadura argentina (1976-1983) a una joven embarazada desaparecida, según desveló este viernes el colectivo, que ofreció detalles de "una nueva restitución" de identidad en una rueda de prensa.

Es hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, y sobrino del dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), "Roby" Santucho. En el video, Estela de Carlotto, Julio y su hijo Miguel, cambian el emotivo número en las paredes de la Casa por la Identidad.

La embarazada y dos amigas fueron sacadas por militares represores de un apartamento en Buenos Aires. Una vecina alertó a la madre de Cristina, Nélida Navajas, que había descubierto entre las pertenencias de su hija una carta sin mandar.

Allí, Cristina le contaba a su esposo que creía que estaba embarazada de su tercer hijo. El niño nació en cautiverio y fue entregado a sus apropiadores por los militares. Cristina permanece desaparecida, pero hoy su hijo ha sido restituido a su familia.

El hombre, que hoy tiene 46 años, fue anotado por sus apropiadores, un integrante de las fuerzas de seguridad y una enfermera, como hijo propio el 24 de marzo de 1977, en el primer aniversario del golpe militar.

Desde joven tuvo dudas sobre su identidad. Una hermana 20 años mayor le confesó que no era hijo de quienes decían ser sus padres y él los enfrentó en dos ocasiones, pero ellos siempre lo negaron. Hasta que en abril de este año pudo hacerse los análisis genéticos que confirmaron su identidad.

Con los años, y gracias a los testimonios de supervivientes, la familia pudo saber que Cristina pasó por al menos tres centros de detención, donde fue torturada con brutalidad y donde dio a luz a su tercer hijo.

Mi primer pensamiento fue para mi mamá y mi abuela

“Efectivamente, es una derrota de la dictadura, porque ellos nos querían quitar a los hijos y los estamos recuperando”, dijo Julio Santucho, el padre biológico. A su lado, Miguel Santucho, que era pequeño y estaba con su madre cuando ella fue secuestrada, agregó: “Es uno de los momentos más luminosos de mi vida. Lo esperé tanto que me cuesta creer que lo estoy viviendo. Mi primer pensamiento fue para mi mamá y mi abuela, que siguen viviendo en mí”.

La abuela de los Santucho, Nélida Navajas, buscó a su nieto durante décadas y murió en 2012 “sin el abrazo anhelado”, relató este viernes Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y compañera de Nélida en el organismo de derechos humanos que busca a los niños que los militares robaron a sus madres detenidas-desaparecidas.

De Carlotto, que recuperó a su nieto hace nueve años, leyó las primeras líneas del comunicado y pasó el testigo a otra persona. “No puedo, es demasiado para mí, [tengo] 92 años”, se excusó.

"A casi 40 años del inicio del período democrático más largo de nuestra historia, seguimos buscando a nuestros nietos y nietas, todos los días. Cada restitución reafirma que el pueblo argentino nos acompaña y decide no olvidar", agregó a su vez el texto sobre la primera identificación que tiene lugar en 2023, pues las dos últimas datan de diciembre de 2022.

Poco después, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, publicó un mensaje en su cuenta de Twitter felicitando al colectivo por "otra inmensa victoria de su incansable lucha en este largo camino de Memoria, Verdad y Justicia".

"Gracias Abuelas por devolverle la identidad a todo un pueblo que las acompaña", agregó el mandatario, quien este mismo viernes recibió en la Casa Rosada (sede del Gobierno) a representantes de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam), que celebra su XIX Congreso en Buenos Aires.

La asociación Abuelas Plaza de Mayo está integrada desde 1977 por ancianas que buscan a sus nietos, hijos de desaparecidos que fueron apropiados por el régimen militar y entregados a familias ajenas.

La asociación, presidida por Estela de Carlotto (92 años), estima que cerca de 500 bebés fueron robados por la dictadura a sus progenitores, en su mayoría opositores al régimen, y en muchos casos a madres que dieron a luz en centros clandestinos de detención y tortura y fueron desaparecidas para siempre, asesinadas o tiradas con vida, drogadas, al mar.

Según organismos de derechos humanos, el terrorismo de Estado hizo desaparecer a cerca de 30 mil personas.

A mediados de la década de 1980, las Abuelas impulsaron la creación de un banco para almacenar sus perfiles genéticos y garantizar la identificación de sus nietos.

En 1987, el Congreso creó por ley el Banco Nacional de Datos Genéticos, que desde entonces se encarga de resolver la filiación de las niñas y niños apropiados durante la última dictadura.

En todo este tiempo, el banco ha ido sumando técnicas avanzadas de identificación genética y forense y en 2009 se sancionó una nueva ley que jerarquizó a la institución.

La última vez que Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución de identidad de un bebé robado fue en diciembre de 2022, cuando presentó -con pocos días de diferencia- al "nieto 131″ -hijo de Lucía Nadín y de Aldo Hugo Quevedo, ambos desaparecidos en 1977- y al "nieto 132″ -hijo de Mercedes del Valle Morales, desaparecida en 1976-.

Previo a eso, hubo un período de tres años y medio sin recuperaciones, pues la última identificación había tenido lugar el 13 de junio de 2019, cuando la organización presentó públicamente a Javier Matías Darroux, de 41 años, como "nieto 130″.