El domingo 23 de febrero, los alemanes acudirán a las urnas para elecciones anticipadas. Tras la ruptura del gobierno de coalición encabezado por Olaf Scholz, están llamados a elegir quién ocupará los 630 escaños del Parlamento. Pero, un tema acaparó la campaña: la cuestión migratoria, que se convirtió en la prioridad de los partidos políticos en un contexto de auge de la extrema derecha.

El domingo 23 de febrero, más de 59 millones de alemanes votarán para elegir sus nuevos representantes en el Bundestag, el Parlamento alemán, luego encargado de designar el canciller, el máximo mandatario, del país.

Estas elecciones se organizan tres meses después de que se quebrara la coalición en el poder y de que el canciller Olaf Scholz se viera obligado a convocar a elecciones anticipadas.

Ningún partido se perfila con apoyo suficiente para gobernar, por lo que el ganador muy probablemente deberá forjar alianzas para formar gobierno.

Las últimas semanas de campaña se desarrollaron en un ambiente particularmente tenso y giraron en torno a un tema principal: la migración

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Los ataques perpetrados por migrantes alimentan preocupaciones

El tema migratorio se ha vuelto más y más central en el panorama político alemán a lo largo de los últimos años, en particular en el discurso del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).

El partido obtuvo sus primeros éxitos electorales a partir de 2015, cuando la canciller Angela Merkel optó por abrir las puertas a casi un millón de refugiados sirios. Desde entonces, la extrema derecha alemana ha profundizado su postura contra los migrantes.

Liderado por Alice Weidel, el partido creado en 2013 se acerca ahora del 21% de las intenciones de voto, según las encuestas de opinión.

A esa dinámica se suman los recientes ataques mortales perpetrados por migrantes, que terminaron de convertir el tema migratorio como la mayor preocupación tanto de la población como de las formaciones políticas en el país europeo.

En agosto, un ataque con arma blanca dejó tres muertos y ocho heridos en la ciudad de Solingen (oeste). El culpable, que se entregó a la Policía, era un sirio llegado en 2022 a Alemania.

El 22 de enero, dos personas, entre ellas un niño, murieron en un ataque con cuchillo en un parque de Aschaffenburg, en el sur de Alemania. El 13 de febrero, la embestida de un vehículo contra una manifestación en Múnich dejó a dos personas muertas. En ambos casos, los ataques fueron perpetrados por personas afganas.  

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La cuestión de las expulsiones en el centro de los debates

En los casos de Solingen y Aschaffenburg, los asaltantes debían haber sido deportados a su país de origen.

La violencia generó ira e incomprensión en el país. Incluso el canciller y aspirante a la reelección, Olaf Scholz, reaccionó de manera inusualmente virulenta, exigiendo saber por qué el asaltante de Aschaffenburg permanecía en suelo alemán sin tener el derecho.

“Cada semana se producen actos de violencia de este tipo en nuestro entorno”, escribió el canciller en la red X, denunciando una “tolerancia malentendida” hacia los agresores “que han acudido en busca de protección”.

En 2023, las autoridades alemanas expulsaron a unas 16.430 personas, un aumento significativo respecto a años anteriores. Sin embargo, más del 60% de las órdenes de expulsión no se ejecutan, según cifras del Ministerio del Interior alemán.

Estas fallas del sistema migratorio preocupan al electorado. Según un sondeo del diario Die Welt publicado el 30 de enero, el 44% de los encuestados considera que los debates sobre la “aplicación de las expulsiones decididas” no son suficientemente concretos.

Además, según la misma encuesta, el 57% de los alemanes cree ahora que los migrantes sin documentos deben ser devueltos en la frontera, aunque soliciten asilo. Esta proporción llega al 71% para los partidarios de la CDU/CSU (derecha), el Partido Liberal Demócrata (FDP) y la AfD.

Incluso el 52% de los encuestados socialdemócratas (SPD) de Olaf Scholz están a favor de la medida, demostrando que la cuestión migratoria interesa más allá de los partidos de derecha.

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¿Qué proponen los partidos políticos en términos de política migratoria?

Para responder a estas preocupaciones, la mayoría de los partidos políticos hicieron de la cuestión migratoria su prioridad de cara a las elecciones del 23 de febrero.

La ultraderechista AfD lleva la agenda antiinmigración más fuerte. El partido busca reforzar las actuales medidas migratorias. Una de sus propuestas es la reintroducción de la deportación obligatoria para los extranjeros condenados por delitos penales.

Además, el partido ultraderechista propone permitir que los delincuentes que no puedan ser deportados sean detenidos en el extranjero sobre la base de acuerdos bilaterales con otros Estados.

La Unión Demócrata Cristiana (CDU), aliado a la CSU, también apuesta al endurecimiento de la política migratoria. Su líder Friedrich Merz, favorito en las encuestas, promete una “congelación inmediata de la inmigración”. En particular, propone rechazar a los migrantes sin documentos en las fronteras del país, incluso los solicitantes de asilo.

El candidato de 69 años ya desató una ola de protestas luego de buscar el apoyo de la AfD para aprobar esta medida, no vinculante, en el Parlamento, a finales de enero. Pese al rechazo en el Bundestag, la maniobra fue vista como la ruptura del llamado “cordón sanitario” contra la extrema derecha y provocó una crítica masiva en ciudades como Berlín y Múnich.

Por su lado, el partido socialdemócrata SPD defiende un programa más moderado en términos de política migratoria, aunque las fuertes críticas expresadas frente a su manejo del tema como formación en el poder en los últimos años le obligaron a dar otra mirada al tema migratorio.

Así, el programa del partido de izquierda tiene como objetivo “luchar por la seguridad interior y exterior y oponerse sistemáticamente a los enemigos de una sociedad abierta”, refiriéndose a los ataques recientes.

El partido socialdemócrata quiere priorizar la migración de personas con documentos, seguir con su política de agrupación familiar y no tiene la intención de reconsiderar la reforma de la naturalización, que facilita a los extranjeros la obtención de la nacionalidad alemana.

Por otra parte, los Verdes se distinguen de los otros partidos con un programa más favorable a la inmigración. Se oponen a nuevas restricciones de las leyes de asilo y apuestan por una mejor integración de los inmigrantes a través de la educación y de mejores oportunidades laborales.

Sin embargo, su programa indica que “no todos los que vienen a Alemania pueden quedarse”, precisando que los que no tienen el “derecho de residencia tras un examen individual de las condiciones necesarias para el asilo y la residencia y tras agotar todos los recursos legales (…) deben abandonar el país rápidamente”.

Al mismo tiempo, los Verdes subrayan su preferencia por los programas de retorno voluntario.

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