Los dirigentes comunistas e intelectuales que me atacan por mis conversaciones con Joaquín Balaguer cometieron numerosos hechos de sangre y algunos de ellos colaboraron con el líder reformista y, otros, recibieron dinero, como ya he afirmado, de agentes de la CIA instalados en el país por instrucciones de la embajada americana a partir de la Revuelta de Abril de 1965.
Quien escribe, en su momento repudió y condenó con responsabilidad el horrendo asesinato de mi amigo Orlando Martínez. En el momento de su asesinato, la revista “Análisis”, la cual me tocó dirigir traía una imagen fotográfica de su persona en la portada y una amplia entrevista que le hice junto al periodista Antonio Espinal, del periódico El Nacional.
Pero los cobardes siempre se cobijan bajo la sombra; algunos dirigentes de las izquierdas e intelectuales hacen mutis sobre los que traicionaron a Manolo Aurelio Tavárez Justo; al coronel Alberto Caamaño Deñó; de aquellos que colaboraron con la CIA y asesinaron a numerosos miembros de la Policía Nacional; numerosos dirigentes comunistas recibieron privilegios en los últimos gobiernos de Joaquín Balaguer; por qué no se habla de los dirigentes comunistas que se reunieron en dos ocasiones en la Barrick Gold con Luis Posada Carriles, el espía cubano desertor y que recibieron de este sujeto grandes sumas de dinero con el propósito de desestabilizar el gobierno cubano.
Por qué esos dirigentes comunistas e intelectuales no escriben y nombran los principales actores denominados “Los incontrolables”, estructura creada por generales de los gobiernos de Joaquín Balaguer y agentes de la CIA en el país y cuya misión era denunciar, sobornar y atentar contra dirigentes comunistas pertenecientes a organizaciones contrarias.
Por otra parte, fueron las circunstancias las que me permitieron que me ganara la confianza del expresidente Salvador Jorge Blanco, quien, cuando venía de Santiago a Santo Domingo para iniciar sus primeros contactos con tal de lograr la nominación a la presidencia de la República, se transportaba en mi vehículo. Quien puede dar testimonio de lo que escribo, es mi amigo, Daladier Burgos, a quien llevé a Bonanza Dominicana y éste le prestó un automóvil para realizar su campaña en la ciudad de Santo Domingo.
En el gobierno de Jorge Blanco, pertenecí al equipo de estrategia política junto a Leonte Antonio Brea González, Juan Bosco Guerrero y Enriquillo Sánchez, entre otros. En ese régimen, me tocó el papel de tramitar solicitudes de exoneraciones, de equipos y entregar dineros a destacados periodistas y dirigentes comunistas. Esto es de conocimiento de numerosos comunicadores sociales y dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Hay veces que me pregunto: ¿por qué las circunstancias me permitieron en tres ocasiones, ser intermediario entre Balaguer y Peña Gómez, con relación al doctor Emilio Ludovino Fernández? Esto lo saben algunos dirigentes del PRD, pero no lo dicen nada, callan. ¿No fue el líder del PRD, quien, me presentó a Sacha Volman, con el cual establecí una amistad que perduró hasta el día de su muerte en la Plaza de la Salud y que Hatuey De Camps Jiménez y este servidor, entre otros, se ocuparon de dar cristiana sepultura en el Cristo Redentor?
¿Por qué Sacha Volman, me entregó sus memorias, las cuales conservo? En otro orden de ideas, por qué, José Francisco Peña Gómez, unos meses antes de fallecer me mandó a buscar con el doctor Emilio Ludovino Fernández y me dijo: “compai, Cándido, en ese armario están los documentos pertenecientes al profesor Juan Bosch, quién, los dejó abandonados al renunciar del PRD. Los pongo en tus manos con la finalidad de que los publique”. Se trataba, de cartas, documentos y telegramas de apoyo y dirigidos al líder del PRD de entonces, en los que mandatarios, líderes sindicales, intelectuales y académicos de toda parte del mundo se solidarizaban con el sector constitucionalista y la figura de Bosch.
¿Acaso no fue mi amigo Emilio Ludovino Fernández, quien en su apartamento de París, cuando se desempeñaba como embajador en el gobierno de Joaquín Balaguer, durante varias noches me contó todo el periplo del coronel Francisco Alberto Caamaño Denó para poder permanecer en Cuba?
Me narró de los choques frontales entre Caamaño y algunos dirigentes comunistas que iban a Cuba con la finalidad de que él cambiara de planes con respecto a un desembarco al país; de los que le dieron la espalda y todo lo que sufrió en la patria de Martí, al no recibir el apoyo de Fidel Castro.
Por último, reto a cualquier dirigente comunista e intelectual a debatir todos estos sucesos y pormenores a la luz de la verdad histórica, a la que nunca he temido y no renunciaré, porque es la única vía que me permite ser auténtico. Jamás he utilizado calumnias, diatribas y mentiras frente a mis adversarios. Siempre doy el frente, porque tengo como compañera la verdad; podrá ser subjetiva, pero verdad al fin.
Que los calumniadores y desorejados no me pidan que revele nombres. Son ustedes los que deben una explicación transparente a este país y a la historia.
Quien escribe, no buscó ni llamó a las circunstancias. Simplemente, ellas me colocaron en el lugar y el tiempo indicados.