En octubre del pasado año, llegó a la República Dominicana el negocio de estilo piramidal llamado Kakao Talk. La plataforma digital prometía multiplicar los ingresos invertidos de los usuarios, si cumplían con el mandato de dar clic a los vídeos promocionales de las redes sociales YouTube, Facebook, Instagram y TikTok.

Dinero rápido, era la promesa de Kakao Talk a los cientos de dominicanos que entraron en el negocio y que quedaron "enganchados" al caer a inicios de este mes de febrero.

La plataforma, aparentemente legal, contrataba individuos para consumir la publicidad de usuarios que, de manera legítima, pagaban a las redes sociales por la promoción y venta de sus productos o servicios.

En un vídeo divulgado en las redes sociales y diversos medios de comunicación, se observa a dos hombres no identificados, hablar de las bondades de la aplicación y dar las gracias a una persona a la que se refieren como Taylor.


Una de las víctimas identificó como Taylor DiMauro a la persona a la que hacen referencia. Di Mauro era el administrador de un grupo de telegram en el que suministraba información sobre la plataforma, recibía solicitudes y trazaba pautas a seguir. Una vez que la plataforma fue señalada como un posible fraude, Dimauro se esfumó.

Modo de operar de Kakao Talk

Este negocio operaba de la siguiente manera: la persona interesada en formar parte de la plataforma debe de suscribirse a la aplicación con un número de celular a través de un enlace. Previamente, debe de invertir el equivalente a poco más de US$ 600, que debe cambiar a criptomoneda.

Ya dentro, elige la red social que desea utilizar para consumir videos promocionados. Las tareas consisten en darle “me gusta” a los vídeos y mediante este mecanismo se obtiene una cierta cantidad de dólares.

Igual que el esquema Ponzi, aquí el inversionista entra con una determinada suma de dinero con la esperanza de incrementarlos. El estafador da el dinero prometido a los que invirtieron antes, para crear una confianza que, gracias a la recomendación de lo ya ganado, facilita la entrada de terceros.

Es necesario comprar monedas virtuales por medio de dólares, para completar el registro. Las tareas son asignadas diariamente y se puede transferir a partir que la persona tenga como mínimo 30 dólares.

Las personas que ingresan por primera vez inician en el nivel 0, este llega hasta el nivel 5. Para subir de nivel, se debe pagar desde 100 Tether (una criptomoneda) por el nivel 1 hasta 3,500 Tether por el nivel 5.

14 vídeos diarios por YouTube

Felipe (nombre ficticio) fue uno de los tantos estafados de San Juan, una de las 31 provincias de República Dominicana. Conoció a Kakao Talk  a través de su hermano, quien lo convenció para que invirtiera en la aplicación. Él sin pensarlo, buscó un préstamo de RD$ 35 mil para cumplir con el monto mínimo para entrar al negocio, que son US$ 626 que deben ser cambiados a criptomonedas.

Las tareas, contó Felipe, eran fáciles. Sólo le exigieron ver 14 vídeos diarios por YouTube, le daba me gusta o seguía, y realizaba después capturas de pantalla y para subirla a la aplicación de Kakao Talk en modo de prueba, para los supervisores.

Contó que los cambios de las criptomonedas y dólares lo hacía a través de un joven que, aunque no sabe su nombre, un amigo se lo presentó diciendo que era de confianza. Al finalizar el mes de enero del presente año, recuperó unos US$ 400, justo antes de que la plataforma se cayera.

Amigos y cercanos de Felipe no tuvieron la dicha ya que, para aumentar sus ganancias, entraron al nivel intermedio de Kakao Talk, para lo que tuvieron que invertir US$ 600 más y no recuperaron "ni un centavo".

No sólo en esta provincia del suroeste del país, también a San Domingo llegaron los rumores de que esta aplicación ayudaría a ganar. En el sector de Ensanche Quisqueya, un taxista contó a su compañero que, a través de esta plataforma, perdió US$ 300.

“Dios me protegió”

La esperanza de obtener más ingresos y de cambiar su estilo de vida fue lo que impulsó a María a tomar un préstamo de RD$ 30 mil que no llegó a depositar en la plataforma. Algunos de sus amigos no corrieron con esta suerte, quedando con más deudas que antes y sin saber cómo pagarán.

Eso fue Dios que me protegió, expresó María a Acento, al saber que Kakao Talk engañó a sus amistades y allegados.

Acento supo de dominicanos que vendieron sus vehículos. Otros hipotecaron sus casas y unos cuantos tomaron préstamos a altas tasas, con la ilusión de que pronto saldarían sus deudas.

Otros, en cambio, presumen en las redes sociales de nuevos carros  que consiguieron por medio de Kakao Talk, motivan a otros para que entren al negocio.