Hoy se celebra el Día Internacional de los Trabajadores, fiesta que esconde detrás luchas intensas y atropellos policiales en la República Dominicana. Oculta también, arbitrariedades gubernamentales, persecuciones y encarcelamientos prolongados. Muchos de los enfrentamientos han terminados en muertes. Parecería paradójico, pero es así, una fiesta revestida en la historia, de situaciones extremas para defender derechos y demandar políticas laborales justas y humanas. En el 2023, observamos que el Día de los trabajadores es una ocasión más para la diversión y el descanso playero.

Estas acciones no están reñidas con la celebración de hoy; pero queramos o no, le dan una impronta diferente a lo que se espera que ocurra en esta fecha. Lo más normal es que se sienta la voz firme de los trabajadores. Voz, que en primer lugar, debe revisar qué ha pasado con su liderazgo. Además, ha de analizar, qué ha ocurrido con el sentido de sus luchas. No está demás que analicen por qué se ha desdibujado la fuerza de los sindicatos que con suma debilidad representan. Es importante que analicen por qué la cooptación le ha ganado el espacio a la militancia orgánica y a la integridad de los líderes y de las organizaciones sindicales del país.

 

Esta celebración encuentra a los trabajadores dominicanos más empobrecidos y mucho más amenazados. Estas amenazas derivan de políticas públicas que afirman la desigualdad e inequidad y menos desarrollo y libertad. Asimismo, las amenazas se incrementan y elevan el alto nivel de sofisticación, como son las que derivan de los avances científicos y tecnológicos. Son avances que pretenden de forma abierta sustituir la fuerza humana, sin aportar alternativas que reduzca la falta de oportunidades para los trabajadores; y, el exceso de beneficios para gobernantes y patronos.

 

Sería ilógico e irracional, oponerse a las transformaciones de las ciencias y de las tecnologías. Son necesarias y auguran un mundo cada vez  más avanzado. A este avance hay que integrarle, humanidad y justicia.  De igual modo es importante que el liderazgo de las organizaciones de trabajadores y estos mismos, recuperen el sentido crítico y la autonomía, para no dejarse cooptar con tanta facilidad por los dirigentes políticos y los gobernantes de turno. Es penoso constatar la falta de relevo en el liderazgo sindical. Las mismas personas, las mismas voces y el mismo discurso dan cuenta del desgaste. Los trabajadores dominicanos tienen capacidad y talentos para romper las ataduras partidarias; y, las salidas individuales. Es tiempo de rediseñar las prácticas de los sindicatos de los trabajadores para que actúen con mayor responsabilidad ante las violaciones a sus derechos. La calidad de vida, el salario y la salud de los trabajadores no puede negociarse con prebendas individuales.

 

Urge atención de calidad a la situación de los trabajadores del país, especialmente, en el área de enfermería, trabajo doméstico y los bomberos. De la misma manera, los trabajadores del campo, los recogedores de basura y los vigilantes. Estos trabajadores y otros más, tienen experiencia cotidiana de explotación. Una explotación con nuevos impactos, por responder a la sociedad del conocimiento, de la información y de las tecnologías.

 

Reconocemos el valor y la importancia de cada trabajador para el desarrollo de la nación. Por ello invitamos a defenderlos; a continuar acompañándolos en sus procesos de autoevaluación y de relanzamiento como fuerza con derecho a vida digna y de calidad; salario justo y salud robusta. Tienen derecho también, a mayor seguridad laboral y a un retiro estable. Muchas felicidades a todos en este día de alto significado para los que valoran y defienden a los trabajadores.