Francisco Antonio Peña Guaba (Tony) ha salido ya como precandidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Lo ha hecho en la misma semana que la JCE ha confirmado el triunfo de ese partido en las presidenciales y legislativas de este 2024.
El apresurado lanzamiento de Peña Guaba ha sido en un lugar público, un restaurante, acompañado de numerosos miembros del PRM que apoyan sus aspiraciones.
Se habló de que el presidente Abinader sostendría una reunión con los potenciales aspirantes perremeístas a la candidatura presidencial del 2028. No se sabe si tal cosa ocurrió o no, sin embargo, habría que tomar nota de la precipitación de algunos políticos.
El país acaba de salir de una campaña electoral. El pueblo y el gobierno deben tomar un receso político. Lo que corresponde a los funcionarios es dedicarse a atender los temas nacionales con los que el gobierno y el presidente han dicho que están comprometidos.
Iniciar de inmediato una contienda interna en el PRM sería un gravísimo error, y repetiría viejas experiencias del otrora gran Partido Revolucionario Dominicano (PRD), del cual surgió el PRM. Precisamente, las aspiraciones precipitadas y el permanente afán electoral llevaron a sembrar la imagen del PRD como el partido del caos, de la confrontación interna. Esos errores que terminaron sacándole del poder y hoy lo han reducido a un pequeño grupo en proceso desaparición.
Igualmente, inicial una campaña política interna en el PRM en este momento sería un serio obstáculo para el gobierno del presidente Luis Abinader o, por lo menos, una distracción sin sentido para quienes tienen la responsabilidad de administrar lo público con eficiencia. El presidente tiene que ejecutar una obra de gobierno y sentar bases en ejecutorias eficientes en materia económica, políticas sociales, seguridad ciudadana, política exterior. Hasta ahora Tony Peña Guaba ha desempeñado la función de ejecutor de las políticas sociales.
Entendemos que el presidente impedirá, a fuerza de establecer normas que impidan el uso de los recursos públicos en la campaña interna del PRM. Si Peña Guaba o cualquier otro precandidato sale a competir por la nominación presidencial del PRM, cuatro años antes de las elecciones, deberá dejar la función pública o el presidente deberá destituirlo de ella.
Todo el que aspire a una nominación desde ahora, en el PRM, estaría desvirtuando la responsabilidad en la gestión del presidente Abinader, y tendría que ser destituido o de forma voluntaria abandonar la posición que le ha sido asignado, salvo una posición de elección popular, como la alcaldía del Distrito Nacional, una senaduría o una diputación.
Que mal ejemplo daría el PRM, en comparación con los partidos de oposición, disparando las alarmas con las aspiraciones presidenciales del 2028. Es absurdo que el director de las políticas sociales de este gobierno ya esté en campaña electoral, sin que su partido haya preparado bases para una nueva administración y establecido una norma y una estrategia para gestionar, administrar, controlar y decidir qué hará con un proceso político que se espera dentro de cuatro años.
Si Peña Guaba lanzó sus aspiraciones debe renunciar como Coordinador General del Gabinete de Política Social del gobierno, o el presidente debe proceder con su sustitución inmediata, como ejemplo de lo que pasará con los demás que expresen y adelanten su promoción para la candidatura presidencial del PRM en el 2028.