Jhak Valcourt es un joven artista plástico haitiano, que reside legalmente en nuestro país desde hace 11 años. Se ha integrado a actividades culturales, artísticas, poéticas y académicas de Santo Domingo.
Conocido en los círculos intelectuales como una persona colaboradora y que actúa correctamente. Carece de antecedentes en conflictos con la ley. Caminaba por la zona de Gascue este jueves, y alrededor de las 9 de la mañana fue detenido por agentes de la Dirección General de Migración.
Al ser detenido presentó sus documentos que lo acreditan como un residente legal. Los agentes de migración le acusaron de tener documentos ilegales, y lo subieron a un camión en que también iban otros ciudadanos haitianos para fines de deportación. Lo condujeron al Centro de Refugiados en Haina. Permaneció varias horas detenido e insultado, como parece ser la costumbre de los agentes migratorios que salen a las calles a poner en prisión, para fines de deportación a los haitianos en la República Dominicana.
Ese proceso de apresar personas en las calles, sin verificar sus documentos, y de maltratarlos verbal y físicamente, es un abuso y una desconsideración que el gobierno del presidente Luis Abinader debe detener. A los indocumentados dominicanos en Europa y en Estados Unidos, que los hay por cientos de miles, no podemos permitir que ningún Estado los trate de ese modo. Aquí debemos respetar los derechos humanos de los que han migrado a nuestro territorio.
Jhak Valcourt ofreció explicaciones. Fue respetuoso de la autoridad de los agentes de migración. Luego de varias horas detenido fue puesto en libertad. Sus derechos fueron violados y el maltrato recibido no se lo quita nadie.
Abogamos para que se reoriente el trabajo de los agentes de migración. Solo la condición de haitiano o descendiente de haitianos es motivo para que se produzca un apresamiento. Algunos son apresados en sus puestos de trabajo. Son enviados a Haina y deportados a Haití. Hay miles de deportados que llegaron hace varios años al país y que nunca han retornado a Haití, y que en el otro lado de la frontera no tienen a donde ir. Del mismo modo que se respeta el derecho de otros migrantes en la República Dominicana (cubanos, venezolanos, españoles, brasileños, nicaraguenses…), la Dirección General de Migración está en la obligación de respetar el derecho de los ciudadanos extranjeros, residentes legales en nuestro país, sin importar el color de la piel de los mismos.