A propósito del nuevo gobierno de Donald Trump, en Estados  Unidos, si algo debe tener claro el pueblo dominicano es que ningún gobierno extranjero dará ayuda gratuita ni se tomará como su responsabilidad la solución a problema alguno que afecte a la República Dominicana.

Nadie vendrá desde el exterior a darnos soluciones mágicas. Basta con dar una mirada a la historia de la República Dominicana.

Esto viene a colación porque hay ilusos que piensan que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca sería de beneficio para el pueblo dominicano y que incluso marcaría un gran cambio respecto a problemas como la crisis de Haití y la situación de los migrantes haitianos en República Dominicana.

Algún representante de gobierno extranjero, sea de países europeos, de Estados Unidos, de América Latina o de otras latitudes, podría hacer promesas o hacer mención elogiosa del pueblo dominicano para hacerse el simpático, como ocurrió recientemente con el nuevo Secretario de Estado de Estados  Unidos, Marco Rubio.

Quizás el propio Trump muestre algún guiño a la República Dominicana. Pero que nadie se llame a engaño ni se entusiasme demasiado.

Iluso es quien espere que se hará algo para ayudar a República Dominicana. Lo bueno que pueda ocurrir en el país, se materializará sólo si lo hacen los propios dominicanos.

Olvidémonos de quién gobierna en otros países, por poderosos e influyentes que éstos sean, porque no nos servirá para nada si nosotros mismos no nos ocupamos de nuestros problemas y de construir nuestro bienestar.