El proceso del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para pre-seleccionar a su candidato presidencial para las elecciones del 2024 comienza a despejar el panorama político electoral.

El PLD se adelanta unos meses, con lo cual obtiene ventajas, y escoge a un candidato que rompe con la tradición de los peledeistas, de reiterar como aspirantes a dirigentes de ese partido que ya fueron candidatos o que ya fueron presidentes. Los únicos candidatos que han resultado victoriosos, propuestos por el PLD, son Leonel Fernández y Danilo Medina.

Fueron candidatos y no ganaron en sus aspiraciones el profesor Juan Bosch y el ingeniero Gonzalo Castillo.

Abel Martínez es miembro del PLD desde muy joven, corrió como candidato a diputado y obtuvo una victoria, que luego revalidó como presidente de la Cámara de Diputados, y posteriormente como Alcalde de Santiago. Aunque no nació en Santiago se ha convertido en un funcionario municipal con una hoja de servicio eficiente, con políticas municipales que han ayudado en la limpieza y el orden en la Ciudad Corazón.

Martínez comenzó sus aspiraciones desde la posición municipal, se articuló internamente en el PLD y fue creciendo hasta dar una sorpresa derrotando a Margarita Cedeño y a Francisco Domínguez Brito, otros dirigentes peledeistas con méritos para apostar por la candidatura presidencial.

Descalificar a Abel Martínez por su origen, o por ser un dirigente regional, o porque solamente aborda el tema del supuesto peligro de la presencia haitiana en el país, sería un error. El dirigente político ha demostrado tener suficiente capacidad para articular una candidatura que alcanzó los 300 mil votos, en un partido en declive y fuera del poder. Esa hazaña no es poca cosa y es un mentís a cualquier intento de quitarle valor al ahora primer candidato presidencial seleccionado, y por confirmar, de las elecciones presidenciales del 2024.

Pase lo que pase de aquí a las elecciones, los peledeistas apostarán por Abel Martínez, y desde ya trabajarán para impulsar sus aspiraciones, construir una base de apoyo, consolidar a su alrededor un equipo de asesores, y elaborar un programa de gobierno que represente una visión de país. Ya no se trata de la escuela de presidentes que sería el PLD, y que apenas aportó a dos candidatos, que tuvieron éxito pero que luego se pelearon y dividieron el partido.

Es casi seguro que Abel Martínez será ratificado por un congreso o asamblea electora del PLD.

La otra candidatura segura, porque nadie se atrevería a disputársela, es la de Leonel Fernández por el partido Fuerza del Pueblo. Fernández fue presidente de la República en tres ocasiones, y en las elecciones del 2020 concurrió como candidato por el nuevo partido, pero perdió en la contienda, obteniendo un lejano tercer lugar con algo más de 300 mil votos. No olvidemos que Fernández fue candidato vicepresidencia en 1994, cuando también perdió, pero ganó su primera elección en 1996 frente a José Francisco Peña Gómez, en la segunda vuelta.

Otro candidato casi seguro de las próximas elecciones será Guillermo Moreno, del Partido Alianza País, pues además de ser la figura central de esa organización, se presenta como una opción alternativa a los partidos tradicionales. Deberá revisar sus estrategias electorales, porque pese a la repetición en sus aspiraciones presidenciales no ha logrado aumentar, como era de esperarse, en las simpatías y en el voto de los ciudadanos y ciudadanas, pese a su bien articulado discurso.

Y el candidato oficialista, que seguramente será ratificado por el Partido Revolucionario Moderno, que será Luis Abinader, y que pese a la crisis que le ha tocado manejar en dos años, se mantiene vigoroso en sus aspiraciones, en sus ejecutorias gubernamentales y en la promoción de una obra de gobierno que no parece desgastarse, pese a los esfuerzos que realiza la oposición.

Con este cuadro político electoral, la oposición tendría que esperar un agravamiento de la crisis económica, un empuje fuerte de la inflación y algún golpe demoledor al gobierno y al presidente, que les haga tambalearse frente a la ofensiva. Una cuestión que, ahora con la preselección de Abel Martínez, comienza a rondar en el ánimo de los analistas, en el sentido de que sería mucho más fácil que Abel Martínez y Leonel Fernández pactaran un acuerdo que el que pudiera haberse planteado entre Leonel y su ex esposa Margarita Cedeño.

No todo está escrito, y todavía hay que esperar cómo avanzan los partidos políticos en sus políticas de alianzas y captación del voto marginal, con miras a la suma de votos en el conteo final de las elecciones.