El presidente Luis Abinader creó una tribuna en Santiago para volver a demostrar que es el mejor vocero que tiene su gobierno, tanto para explicar las decisiones en marcha, las inversiones, las ejecutorias de su administración, como para responder las críticas que siguen pronunciándose contra el presidente y contra su partido.

El discurso del presidente además de servir como rendición de cuentas a propósito del cumplimiento de dos años de su administración, es una pieza clave para los funcionarios, ministros, seguidores de sus ejecutorias y hasta para militantes del partido que lo sustenta, en los debates que se tienen en cualquier circunstancia, tanto en las redes sociales, en el sistema de transporte como en la plaza pública.

Luis Abinader convocó a los grupos empresariales de Santiago y del Cibao, a los representantes de organizaciones de la sociedad civil, grupos organizados, y en la Sala de la Restauración del Teatro Cibao presentó su informe, convincente para los presentes, que no desperdiciaron oportunidad para ofrecer su apoyo con aplausos casi siempre de pies. Los ministros y otros funcionarios estuvieron presentes en el salón, con capacidad para 1,500 personas.

Fue también un discurso con carácter político, con comparaciones emblemáticas, como las toneladas de drogas incautadas en estos dos años versus la droga incautada en 20 años anteriores.

Este discurso muestra claramente el tono de la campaña electoral que ya ha comenzado, y que pondrá al PRM y al presidente Luis Abinader a combatir en todos los terrenos a la oposición, especialmente a los partidos de la Liberación Dominicana y Fuerza del Pueblo, que enfocan sus cañones contra este gobierno, calificándolo de incompetente, de estar a la deriva y en disolución. Esos ataques, insólitos para algunos, son también la demostración de que estamos entrando en un proceso agresivo, en que las redes y los medios de comunicación ejercerán un rol importante, por más insólito que parezca, y que los parámetros de la verdad y la mentira tendrán fronteras muy delgadas, que hará difícil que los ciudadanos puedan distinguir una de otra.

El discurso del presidente Abinader estuvo cargado de optimismo, de propuestas que deberán consensuarse, como las catorce reformas en manos del Consejo Economico y Social, y tuvo su carga de sinceridad. Prometió que no hablaría mentiras, y admitió que la construcción de la carretera del Ámbar, entre Santiago y Puerto Plata, no ha podido iniciarse porque el gobierno ha tenido que concentrar sus recursos en la protección de la economía popular y en dar continuidad a otros proyectos que ya habían iniciado, y que venían como parte de iniciativas de anteriores administraciones.

La rendición de cuentas del presidente abarcó casi todas las áreas, y muy especialmente las que mayor atención tienen en la sociedad, como educación, salud, transparencia, seguridad alimentaria, seguridad ciudadana, electricidad, relaciones exteriores, construcciones, seguridad fronteriza, turismo y economía.

Con balances como este, y con presentaciones atípicas, el presidente Abinader sigue rompiendo los esquemas tradicionales del poder en la República Dominicana.